Federico Steinberg, investigador principal de Economía y Comercio Internacional del Real Instituto Elcano, coincide con Mariano Rajoy en que es hora de que Europa eche una mano. Tras los esfuerzos realizados, y los que quedan, el analista reclama estímulos que lleguen desde Bruselas, y ve en el creciente malestar de los jóvenes del Viejo Continente un posible elemento desestabilizador de la paz europea.
– Da la sensación de que Rajoy puso ayer deberes a Europa. ¿Estamos en condiciones de pedir?
– El interés español pasa por la aceleración de la unión bancaria. La unión fiscal vendrá más adelante. Independientemente de todo lo que hagamos bien en cuanto a las reformas, las dudas que tienen los mercados sobre la arquitectura institucional del euro van a estar ahí hasta que se complete eso. El presidente Rajoy dice, de forma adecuada, que hemos recuperado cierto liderazgo en cuanto a hacer reformas y que somos un país serio y fiable. Esta es nuestra parte de los deberes y los estamos haciendo, por tanto Europa tiene que hacer los suyos. Al principio de la legislatura no teníamos capacidad de pedir nada. Ahora sí. Y, en concreto, para pedir fondos para el desempleo juvenil.
– ¿No es un poco tarde para acordarnos de esos fondos, con un paro juvenil de más del 50%?
– Lo que se han empezado a dar cuenta en Europa es que si el proyecto descarrila puede ser por el aumento de las protestas capitaneadas por una masa de jóvenes desempleados y sin nada que perder. Los mayores de 40 y con una vivienda están dispuestos a capear el temporal, los jóvenes no, porque no tienen nada que perder. Esto, sumado a que hay un cambio de rumbo y se pone sobre la mesa cierta relajación de objetivos de déficit, es lo que ha hecho que se abra la mano.
– ¿Cree que el BCE debe dar algún paso más concreto?
– Sí. Y creo que que lo va hacer. Despacito y poco a poco. Las empresas del Sur se financian mucho más caro que las del Norte, y eso es un problema de la política monetaria. Además, el euro está excesivamente caro y eso perjudica a los países del sur, que necesitan salir fuera. Draghi ya dijo que estaba dispuesto a hacer más cosas. Si no lo hiciera sería frustrante. Alemania teme a la inflación, pero estamos en un entorno casi de deflación y preocuparte por los precios es un poco exagerado. Berlín cederá cuando el resto haga reformas estructurales.
– Dice Rajoy que nos podemos financiar. ¿Podemos resistir con una prima de riesgo tan alta?
– Depende de si crecemos o no. Si no lo hacemos y se mantienen los actuales niveles durante muchos meses la deuda sobre PIB y el tipo medio irán para arriba. Cada vez emitimos más y más caro. Necesitamos crecer y que entren capitales extranjeros y vuelva la inversión. La situación, hoy, no es insostenible pero necesitamos crecer y que se mantenga esta calma que, por otro lado, puede ser desbaratada por cualquier elemento externo como Chipre o un retraso en la unión bancaria.
– Según cree la troika, progresamos adecuadamente. ¿Coincide con ese análisis?
– Si. La reforma financiera está atajada fundamentalmente. Pero si el crecimiento tarda en llegar, instituciones que hoy no necesitan capital adicional podrían necesitarlo. Por eso es importante una política en el ámbito europeo, ya que en España no hay margen, que pueda estimular monetaria y fiscalmente.
– ¿Convendría pedir los 60.000 millones disponibles este año del rescate a la banca?
– Aún queda tiempo. Se puede pedir hasta el 31 de diciembre. Si empieza a haber crecimiento y no hace falta, mucho mejor. No tanto por el coste financiero, que no es alto, sino por el estigma de pedir. Si los datos del segundo y del tercer trimestre son buenos, hay una razón para no pedirlo. Si la economía da otro bajón, sería razonable volver a verlo. Pero tendríamos que saber si conllevaría nuevas condicionalidades. Esto último no está claro.
– En ocasiones ha dicho que Alemania quiere germanizarnos. Parece difícil…
– Nos estamos germanizando en lo que es germanizable: en costes unitarios laborales más bajos, salarios más bajos y más exportaciones en la base de crecimiento de la economía… Vamos en esa dirección, que no está mal. Es buena la idea que ahora está presente de no obsesionarse con el ajuste del déficit. Pero las reformas tardan años en dar sus frutos. Y hacen falta apoyos, estímulos que vengan de Europa y que te permitan afrontar la travesía del desierto.
– Seguimos sin saber si se subirá el IVA o se bajarán las pensiones.
– Sería bueno que hubiera menos incertidumbre. Es evidente que hay que hacer algún ajuste en pensiones. El sistema fiscal español necesita una reforma integral, pero eso no se hace en dos semanas. Si uno va a tocar muchos impuestos tiene que pensar cómo interactúan unos con otros. Mejor que poner parches sería decir ‘voy a sacar mi reforma a mediados de 2014, tranquilos’.
– ¿Estamos condenados a ser mucho más pobres?
– De media vamos a ser un 20% más pobres. La pregunta es quién sale por encima o por debajo de esa media. Si todos aceptáramos un 20% de ajuste –una devaluación que no podemos por el tipo de cambio– sería más fácil. La pelea será el reparto de esa carga. Además, está el proceso de concentración de rentas, consecuencia no de la crisis sino de la globalización. El que tenga flexibilidad, hable idiomas y una formación cualificada es ganador neto. El que no los tenga será el perdedor.
– El malestar cuidadano crece cada día. ¿Está en riesgo la paz social?
– Esa es la pregunta del millón. Si el euro se rompe será por la tensión social y el malestar ciudadano. España es uno de los países con instituciones más sólidas comparado con, por ejemplo, Grecia o Italia. De otro lado, tenemos unas protestas que no son globales sino sectoriales. Y tampoco hay una opción política capaz de aglutinarlas. Lo que puede vender España es que nosotros vamos a aguantar pero ustedes, Europa, nos tienen que ayudar con la unión bancaria y fiscal, pues no podemos resistir así diez años. No estoy excesivamente preocupado por esto, más allá de que la situación no es agradable.