Zapad-2017: las maniobras militares rusas como ingrediente de la disuasión estratégica

El presidente bielorruso Alexander Lukashenko y Vladimir Putin conversan al lado del ministro de Defensa ruso Sergei Shoigu durante las maniobras Zapad-2013. Foto: Kremlin (CC BY 4.0)
El presidente bielorruso Alexander Lukashenko y Vladimir Putin conversan al lado del ministro de Defensa ruso Sergei Shoigu durante las maniobras Zapad-2013. Foto: Kremlin (CC BY 4.0)

Tema

Rusia y Bielorrusia han anunciado Zapad-2017, maniobras militares entre el 14 y 20 de septiembre en el Mar Báltico, Kaliningrado, Rusia occidental y Bielorrusia.

Resumen

El anuncio de las maniobras Zapad-2017 (zapad en ruso significa “oeste”) ha levantado entre los analistas occidentales la sospecha de que Moscú podría usarlas para atacar a un país miembro de la OTAN. Aunque la invasión de Georgia en 2008 y la anexión de Crimea en 2014 contaron con efectivos que estaban realizando entrenamientos militares, actualmente Rusia no aspira a emprender nuevas aventuras bélicas (y menos contra un país de la Alianza Atlántica) sino a reducir el conflicto en Ucrania para revertir las sanciones impuestas por EEUU y la UE, desactivar la retórica anti-rusa y socavar a los que advierten de las intenciones agresivas del Kremlin. Sin embargo, aunque la intención de Rusia de invadir un país de la OTAN sea poco probable, es muy concreta su pretensión de disuadir a la Alianza Atlántica de ampliarse a ex repúblicas soviéticas, por considerarlas zona de influencia propia y una hipotética invasión de Rusia o Bielorrusia. Por tanto, el modo sensato de abordar el significado de Zapad-2017 sería verlo como parte de la disuasión estratégica (starteguicheskoe sderzhivanie) dirigida a los países de la Alianza Atlántica y sus socios.

Análisis

Zapad-2017 en el contexto militar ruso

Rusia divide sus fuerzas armadas en cuatro distritos geográficos. El Distrito Militar Oeste tiene su cuartel general en San Petersburgo y se centra en garantizar la seguridad de la frontera con los Estados bálticos, en Kaliningrado y el Ártico. En este distrito se encuentra la Flota del Báltico (en Kaliningrado) y la Flota del Norte (en Severomorsk). El Distrito Militar Sur se asienta en Crimea y la frontera con Ucrania. El Distrito Militar Central se ocupa de las amenazas que provienen del Asia Central. Finalmente, el Distrito Militar Oriental cubre el Asia nororiental. Los cuatro están muy bien coordinados y son capaces de actuar conjuntamente si es necesario.

“Zapad-2017 es un elemento de la disuasión estratégica: la exhibición del creciente poder militar ruso y de su voluntad de usarlo”

Desde 2011 Rusia ha incrementado notablemente la frecuencia y dimensiones de sus maniobras militares anuales, así como las inspecciones por sorpresa de las unidades, con el objetivo de mejorar la preparación de sus tropas para intervenir con rapidez y eficacia. Entre febrero de 2014 y septiembre de 2015 Rusia ha realizado seis ejercicios sorpresa (comprendiendo alrededor de 9.000 tropas y cientos de vehículos blindados y artillería) y dos planificados con mucha antelación en los que participaron tropas de los cuatro distritos militares, con unos 150.000 efectivos.1

Zapad-2017, organizado por el Distrito Militar Oeste, es un ejercicio militar de fuerzas de combate combinadas que se realiza cada cuatro años desde 1999; es el más complejo desde el punto de vista de su ejecución y número de participantes y el que más simula la invasión de un país vecino. Se trata del entrenamiento más popular entre los rusos, dada su escenificación del poder militar en un país identificado con el estatus de gran potencia y con un fuerte sentimiento de orgullo nacional.

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Despliegue de las unidades militares para las maniobras Zapad-2017

Zapad-2017 tendrá lugar entre el 14 y 20 de septiembre en el Mar Báltico, Kaliningrado, el Distrito Militar Oeste y Bielorrusia, país que por primera vez participa en este ejercicio.

Si Zapad-2017 se parece a los Zapad anteriores, probablemente tendrá dos fases. Comenzará con una crisis inicial derivada de la infiltración por una supuesta amenaza terrorista o asimétrica en el territorio de Bielorrusia y tal vez de Kaliningrado. Las fuerzas rusas responderán a varios grupos armados en estos territorios. Todo el ejercicio estará orientado hacia una operación convencional contra un adversario de alto nivel. La segunda fase de las maniobras incluirá una fuerza combinada para “estabilizar” la situación en respuesta a la crisis. En ella participarán distintas unidades rusas tanto en el teatro como en varios distritos militares, dirigiendo ejercicios destinados a defender a Rusia contra una amenaza convencional.

Durante todo el ejercicio, las fuerzas armadas rusas tratarán de mostrar que tienen la capacidad de imponer costes sustanciales a un adversario tecnológicamente avanzado (es decir, a EU y/o los países de la Alianza Atlántica). El escenario probablemente pasará de la disuasión al control de la escalada, durante el cual los militares rusos desplegarán el poder naval y aéreo, tal vez junto con capacidades no cinéticas, como parte de un paquete de “disuasión no nuclear” que reflejaría cómo Moscú puede obligar a un adversario a abandonar el conflicto.

Paralelamente a Zapad-2017 se realizarán ejercicios de defensa civil destinados a hacer hincapié en todo el sistema, como si el Estado estuviera haciendo prácticas para la guerra total. Desde el último Zapad en 2013, Rusia cuenta con la Guardia Nacional, una unidad subordinada al Ministerio del Interior. Es probable que la Guardia Nacional genere sus propias fuerzas y llame a sus reservistas. Se supone que en tiempo de guerra los militares y los gobernadores del Distrito Militar Oeste asuman el mando de la infraestructura civil clave y de los recursos nacionales. Zapad-2017 será la prueba para los batallones territoriales de reservistas destinados a la defensa de la infraestructura civil.

La principal novedad de este año es la participación del “1er Ejército de Tanques de la Guardia” (Pervaya Guardeyskaya Tenkovaya Armiya), también por vez primera desde el colapso de la Unión Soviética.

El Ejercito de Tanques fue creado a comienzos de 1943 a partir de varias unidades de vehículos blindados. Tuvo un papel decisivo en la victoria soviética sobre la Alemania nazi en la histórica batalla de Kursk (julio-agosto de 1943), en la que combatieron 6.300 tanques de ambos bandos y que cambió el curso de la Segunda Guerra Mundial. Desde su victoria en Kursk, el Ejército de Tanques no paró de derrotar a los alemanes hasta llegar a Berlín. En 1968 la formación participó en la invasión de Checoslovaquia cuando la URSS aplastó la Primavera de Praga. Después del colapso de la Unión Soviética en 1991, fue estacionada en Smolensk, cerca de la frontera con Bielorrusia, y en 1998 fue disuelta por obsoleta y por falta de recursos económicos para mantenerla. Casi 20 años después de nuevo está operativa y cuenta con unos 800 tanques, más de 300 piezas de artillería y una docena de lanzamisiles tácticos Iskander. El número de tanques rusos supera al número de tanques de la OTAN en unidades activas desplegadas en los países bálticos, Polonia y Alemania juntos.2

El Kremlin ha anunciado que en 2019 el Ejército de Tanques incorporará el tanque T-14 Armata (la nueva generación de blindados rusos mostrada en público en el desfile militar del 9 de mayo de 2015 con motivo del 70 aniversario de la victoria de la URSS en la Segunda Guerra Mundial), así como un equipo avanzado de defensa aérea y guerra electrónica. La participación del Ejército de Tanques en Zapad-2017 es un símbolo de lo que desde el principio ha caracterizado el gobierno de Vladimir Putin: la unión de la tradición histórica y la grandeza del ejército soviético con un creciente poder militar, resultado de un acertado plan de la modernización de las fuerzas armadas puesto en práctica desde 2008 (aunque fue planificado anteriormente, no pudo desarrollarse hasta entonces por falta de recursos económicos).

Los observadores internacionales y los tecnólogos militares tienen un especial interés en ver si Zapad-2017 mostrará nuevos tipos de drones y tácticas para emplearlos, dado que la OTAN ha sido sorprendida por el recurso ruso a los drones como armas de guerra electrónica en lugares como Siria y Ucrania.

Los sistemas no tripulados de Rusia entraron en escena hace unos seis años. Su despliegue es una forma de offset strategy deRusia, que pretende así salvar la brecha con las fuerzas de la OTAN, que mantiene la superioridad tecnológica cualitativa. Su uso exitoso de aviones no tripulados para bloquear sistemas de comunicaciones y señales de satélite GPS sorprendió a Occidente, obligando a los militares estadounidenses a desarrollar capacidades similares así como técnicas para contrarrestar los ataques electrónicos rusos. Se prevé que Zapad-2017 revele cómo se usan los drones para la recolección de datos y vigilancia de inteligencia o como “observadores” para localizar fuerzas enemigas. Rusia está empezando a desarrollar varios tipos de drones que
había puesto en marcha durante décadas, por lo que la carrera por el dominio de los sistemas no tripulados se está acelerando. Sin embargo, según la opinión del analista Samuel Bennett,3 la robótica terrestre es el campo en que Rusia ha hecho mayores progresos en comparación con sus homólogos estadounidenses. En los últimos cinco o seis años, Rusia ha producido impresionantes robots armados que podrían reemplazar a los vehículos blindados convencionales y a los tanques. La idea es desplegar robots terrestres no tripulados junto con enjambres de pequeños drones. Si este plan funciona, la manera de hacer guerra cambiaría radicalmente.

¿Cuál es el objetivo real de Zapad-2017?

Zapad-2017, como cualquier maniobra militar, tiene como objetivo proyectar la modernización tecnológica y táctica del ejército, las capacidades y procedimientos bélicos y exhibir el poder militar como instrumento de disuasión. Sin embargo el lugar de las maniobras, muy cerca de las fronteras de los países miembros de la OTAN, su contenido (que se asemeja en la práctica a una invasión de los países occidentales fronterizos), el número impreciso de las tropas que van a participar (el Kremlin afirma que serán menos de 13.000, lo que le eximiría de aceptar observadores internacionales según el Acuerdo de Viena de la OSCE, mientras que la OTAN calcula que participarán entre 60.000 y 100.000 efectivos), ha inquietado a los países vecinos, a pesar de que los observadores de la OTAN, la OSCE y la Cruz Roja hayan sido invitados por Bielorrusia (pero todavía no por Rusia) a presenciar las maniobras. Como resume Keir Giles, los analistas occidentales han desarrollado tres hipótesis sobre cómo Rusia podría usar Zapad-2017 para obtener algún tipo de ventaja militar real.4

La primera, la más extravagante, se basa en la suposición de que el Kremlin planifica un ataque militarreal contra algún país vecino, miembro de la OTAN. Sus defensores argumentan que Rusia ha utilizado con anterioridad tropas que estaban de maniobras para lanzar operaciones militares reales: contra Georgia en 2008 y contra Ucrania en 2014. Por eso, la Alianza Atlántica ha incrementado provisionalmente el número de tropas y activos de defensa (600 paracaidistas) en los países bálticos y Polonia, como medida de precaución.

Otras dos teorías, menos dramáticas, contemplan que las tropas rusas que participarán en el ejercicio en el territorio de Bielorrusia podrían permanecer allí finalizado el mismo o que un mando militar ruso permanecerá en Bielorrusia sin tropas, pero preparado, en un futuro, para dirigir una posible acción militar contra vecinos como Lituania o Polonia.

Las tres teorías suponen acontecimientos no imposibles, pero poco probables. El objetivo principal de Zapad-2017 es ser una prueba de lo que Rusia llama “disuasión estratégica”, una integración de las capacidades militares, no militares y nucleares para dar forma a la toma de decisiones del adversario desde la crisis hasta el conflicto real.

Zapad-2017 como un elemento de la disuasión estratégica5

La lengua rusa ofrece dos términos para “disuasión”: sderzhivanie, que significa “disuasión”, “detención”, “contención”, “restricción” o “retención con fuerza”; y ustrashenie, que significa “intimidación” o “amenaza”. Varios documentos oficiales rusos afirman que “los objetivos estratégicos y la política de defensa de Rusia se materializarán mediante el uso de la disuasión estratégica”. Pero, ¿qué es la “disuasión estratégica”? Algunos analistas entienden este concepto como “disuasión no nuclear”, en clave de Guerra Fría, cuando se consideraba que la principal disuasión era la nuclear.6 El diccionario militar-enciclopédico del Ministerio de Defensa lo define como un sistema coordinado de medidas militares (incluidas nucleares) y no militares (políticas, diplomáticas, jurídicas, económicas, ideológicas, científico-técnicas y de otro tipo) adoptadas consecutiva o simultáneamente con el objetivo de disuadir la acción militar con daños de carácter estratégico. Es un concepto cuyo significado resulta mucho más amplio que su homónimo occidental, que define la disuasión como la amenaza del uso de la fuerza militar para que el oponente deje de realizar una acción no deseada. La disuasión estratégica no es totalmente defensiva: contiene herramientas de disuasión ofensivas y defensivas, nucleares, no nucleares y no militares.

El concepto de disuasión estratégica refleja la evolución del pensamiento ruso sobre la disuasión en la época de la post-Guerra Fría y se inspira en el hecho de que la disuasión nuclear (la única de la que disponía el Estado ruso debido a la crisis económica en la década de los 90) no servía para proyectar el poder en los conflictos regionales como las Guerras de Chechenia (1994-1995 y 1999-2004) y los conflictos secesionistas en otras repúblicas del Cáucaso Norte. La culminación de este proceso fue la Doctrina Militar de 2014 que introdujo, por primera vez, la noción de disuasión no nuclear, definiéndola como “un complejo de medidas de política exterior, militares y técnicas dirigidas a la prevención de la agresión no nuclear contra la Federación de Rusia”. Los componentes militares de la disuasión no nuclear incluyen unidades convencionales equipadas con armas estratégicas no nucleares (armas de precisión, fuerzas de defensa aeroespacial y operaciones especiales) en diferentes plataformas. Las herramientas no militares, como la presión económica, informativa o política o los ataques cibernéticos, se definen como instrumentos disuasorios y coercitivos.

El concepto ruso de disuasión estratégica es universal en la medida en que busca disuadir todo tipo de amenaza a su seguridad mediante el uso de todos los medios disponibles. Sin embargo, lo más llamativo en tal definición es la insistencia en la continuidad de su aplicación, pues debe funcionar tanto en tiempos de paz como de guerra, desde antes de las hostilidades hasta el uso (potencial) de armas nucleares. Este aspecto refleja que la disuasión se confunde con la contención, intimidación y coerción. Uno de los aspectos clave del concepto de disuasión estratégica es la voluntad demostrada o declarada de utilizar una gama de herramientas, con independencia de que Rusia esté en una situación de paz o guerra. A diferencia de los occidentales, que distinguen entre condiciones de paz y de guerra (distinción que determina las opciones disponibles), la disuasión estratégica sirve para difuminar dicha distinción de modo que todas las opciones están siempre y sin interrupción sobre la mesa.

Conclusiones

Las maniobras militares Zapad comenzaron a realizarse después de la campaña aérea de Kosovo llevada a cabo por la OTAN en 1999. Los líderes rusos contemplaron la superioridad tecnológica del poder militar estadounidense y la velocidad con la que las fuerzas de la OTAN ejecutaron bombardeos contra Serbia. El ejercicio Zapad-1999 fue la respuesta de Rusia a las acciones de la OTAN en Kosovo, manifestando que si EEUU considerara alguna vez una intervención similar en territorio ruso se enfrentaría a una rápida escalada militar, sin excluir la nuclear.

El ejercicio Zapad es una prueba de estrés de la capacidad del sistema para afrontar un escenario de conflicto con la OTAN. En la mente de los líderes rusos este escenario no es del todo hipotético. Mientras la OTAN está trabajando activamente para mejorar la disuasión contra Rusia en los países bálticos, Moscú se aferra a “defender” Bielorrusia, porque se preocupa de que acontecimientos similares a los de Maidan en Kiev puedan repetirse en Minsk. La base de este miedo es la paranoia de que la OTAN pueda patrocinar algún tipo de levantamiento popular y usarlo como un pretexto para intervenir, lo que desgarraría Bielorrusia de la zona de influencia rusa.

Zapad-2017 es mucho más que unas maniobras militares “de naturaleza estrictamente defensiva”, como afirmó el ministro de Defensa ruso Serguei Shoigu. Es un elemento de la disuasión estratégica: la exhibición del creciente poder militar ruso y de su voluntad de usarlo, un instrumento de intimidación y coacción sobre los vecinos para fomentar el miedo y el nerviosismo (cosa nada difícil dadas las experiencias históricas que estos países han tenido con el Imperio ruso, la Unión Soviética e incluso con la Rusia actual), y de disuasión no nuclear y contención de la Alianza Atlántica para impedir su ampliación hacia el este. Los analistas occidentales pueden aprender mucho de este acontecimiento sobre la capacidad de Rusia de desplegar formaciones de combate en la región.

Mira Milosevich-Juaristi
Investigadora principal del Real Instituto Elcano y profesora asociada de Historia de las Relaciones Internacionales del Instituto de Empresa (IE University)
 | @MiraMilosevich1


1 Heather A. Conley, Kathleen H. Hicks, Lisa Sawyer Samp, Jeffrey Rathke, Olga Oliker, Anthony Bell y John O’Grady (2016), “Evaluating future US Army force posture in Europe: phase I report”, CSIS, febrero, p. 2.

2 Michael R. Gordon y Eric Schmitt (2017), “Russia’s military drills near NATO border raise fears of aggression”New York Times, 31/VII/2017.

3 Sandra Erwin (2017), “Pentagon on alert as Russia preps for huge military exercise”Real Clear Defense, 27/VII/2017.

4 Keir Giles (2017), “West should keep a wary eye on Russia’s Zapad war games”, Chatham House, 16/VIII/2017.

5 La bibliografía en ruso sobre disuasión estratégica es muy abundante. Los dos ensayos más destacables publicados en inglés son: Kristin Ven Bruusgaard (2016), “Russian strategic deterrence”, IISS, 11/VII/2016; y Defense Intelligence Agency (2017), “Russia military power. Building a military to support great power aspirations”.

6 Anya Loukianova Fink (2017), “The evolving Russian concept of strategic deterrence: risk and responses”, Arms Control Association, julio/agosto.