Tema: El domingo 21 de octubre se celebran elecciones anticipadas en Polonia con el telón de fondo del enfrentamiento del derechista partido Ley y Justicia con el desafío presentado por los liberales y socialdemócratas.
Resumen: Polonia está divida ante las elecciones anticipadas del 21 de octubre, en las que los conservadores se enfrentan al desafío de los liberales y socialdemócratas. El Gobierno saliente del partido derechista Ley y Justicia –notorio tanto en Polonia como en la UE por su actitud intolerante y conflictiva– cuenta con el apoyo del 30% del electorado. Este análisis examina las razones de su popularidad y el perfil de sus votantes. Se revisan asimismo otros partidos de la actual escena política y se repasan las posibles alianzas electorales.
Análisis: Han pasado sólo dos años desde las últimas elecciones parlamentarias en Polonia y, de nuevo, los polacos están convocados a las urnas el próximo 21 de octubre de 2007. La crisis entre los partidos de la coalición gobernante formada por el partido Ley y Justicia, Liga de Familias Polacas y Autodefensa, ha llevado a la disolución del Parlamento y a estos comicios anticipados. El Gobierno saliente de Jaroslaw Kaczynski, líder de Ley y Justicia, se ha ganado durante su mandato la dudosa reputación –tanto en Polonia como fuera de sus fronteras y especialmente en la UE– de ser considerado polémico, nacionalista e intolerante. Sin embargo, y a pesar de no estar claro que haya cumplido sus promesas electorales, Ley y Justicia sigue gozando del apoyo del 30% de los polacos y las encuestas preelectorales muestran que puede ser uno de los ganadores en las próximas elecciones. ¿Quiénes son los simpatizantes de Ley y Justicia y por qué lo apoyan?
Conviene recordar que la victoria electoral del partido Ley y Justicia en septiembre de 2005 fue el resultado del descrédito moral del partido poscomunista Alianza de Izquierda Democrática y de cierto vacío ideológico que se creó en aquel momento. Se habían alcanzado los objetivos estratégicos de la transición: democracia, mercado libre, derechos humanos, pluralismo político, partidos, medios de comunicaciones libres, OTAN y Unión Europea. Al mismo tiempo se hicieron evidentes las desigualdades económicas entre los polacos y, en general, se extendió la sensación de una falta de eficacia de los órganos del Estado. El partido Ley y Justicia, liderado por los hermanos gemelos derechistas y ultracatólicos Lech (presidente) y Jaroslaw (primer ministro) Kaczynski, propuso entonces un programa distinto, que empleó la retórica del antiguo movimiento Solidarnosc, mostró preocupación por los que se vieron perjudicados por los cambios que llegaron con el mercado libre y el capitalismo, y subrayo los valores patrióticos y nacionalistas. Prometía ser el Gobierno de los polacos que no pudieron ser los ganadores en los tiempos de la transición y la transformación.
El electorado del partido Ley y Justicia
El Partido Ley y Justicia supo captar la atención del hipotético polaco común, con su nacionalismo y desconfianza hacía los demás. Al electorado de Ley y Justicia se le supone temeroso del mundo externo, de cualquiera novedad y de lo desconocido y que, por tanto, acepta un Gobierno de mano dura y reivindicativo, y apoya la pena de muerte como medida de protección social. Los votantes de Ley y Justicia son católicos practicantes y su sistema de valores está basado en cierto rigorismo moral. Quieren que la Iglesia tenga una mayor importancia en la vida cotidiana y política. Los ingresos mensuales del 41% de los simpatizantes del partido están por debajo del salario medio. A los partidarios de Ley y Justicia no parece importarles que en los discursos de Kaczynski se mezclen argumentos opuestos: el rigor de las derechas y la sensibilidad de las izquierdas, el elogio del espíritu de empresa y la crítica a los ricos, la satisfacción con los beneficios que trae la UE y la crítica hacia ella, la retórica religiosa y el control de la jerarquía católica. El partido se declara a favor de la privatización, pero desea que sea lenta; está a favor de la introducción del euro, pero inmediatamente; está a favor de la democracia, pero controlada; a favor de la tolerancia, pero contra el “desenfreno” homosexual. Los ideólogos de Ley y Justicia escogieron la táctica de halagar a los votantes, y en cierto modo de aceptarlos como eran. Antes, con la llegada de la transición política y económica, uno tenía que modernizarse, sacrificarse por las grandes transformaciones del sistema, por la entrada en la OTAN y luego por el acceso a la UE. Jaroslaw Kaczynski proponía ahora a sus votantes descansar y seguir siendo como eran mientras que su partido les defendía contra los corruptos y los involucrados en las tramas de los poscomunistas.
Desde el año 2001, cuando el partido Ley y Justicia se presentó por primera vez a las elecciones y consiguió el 9,5% de los votos, el apoyo de los votantes aumentó hasta el 27% en 2005 y se sitúa actualmente en cerca del 30%. En las elecciones de 2005 las diferencias demográficas entre los simpatizantes de Ley y Justicia y del otro partido principal de la derecha, la Plataforma Cívica, fueron escasas, dado que se esperaba que los dos partidos fueran a formar una coalición. El fracaso del proyecto de alianza fue el primer impulso para que la intelligentsia retirara su apoyo al PiS. Este proceso se agravó una vez Ley y Justicia formó coalición con otros dos partidos minoritarios de la derecha, la Liga de Familias Polacas y Autodefensa. Las encuestas realizadas ante estas próximas elecciones muestran un cambio entre los simpatizantes de Ley y Justicia que, en comparación con el año 2005, incluyen más personas con educación básica, de edad más avanzada, que viven en ciudades pequeñas o en campo y que, en su mayoría, son agricultores y obreros cualificados.
Los objetivos del partido Ley y Justicia
Durante su mandato, el partido Ley y Justicia se concentró en combatir lo que considera el gran enemigo de Polonia: no tanto la herencia comunista como la poscomunista, es decir, el período de los grandes acontecimientos en Polonia después de 1989. Los principales objetivos de su programa fueron el ajuste de cuentas con el pasado y la lucha con la corrupción y la delincuencia a fin de purificar y consolidar los órganos del Estado.
Ajustando las cuentas con el pasado: la “lustración”
La transición democrática en Polonia después de la caída del comunismo en 1989 empezó con las negociaciones de la Mesa Redonda entre el Gobierno y la oposición política, que permitieron una salida pacífica del conflicto y abrieron el camino a la democratización del sistema político. Para los partidarios de las negociaciones, la Mesa Redonda fue el comienzo de un largo proceso, pacífico y evolutivo, de democratización de Polonia. Para sus adversarios, sin embargo, se trataba de una traición y opinaban que nunca se debió negociar con los comunistas. El sector crítico al acuerdo de la Mesa Redonda lanzó un llamamiento a la descomunistización y a la purga de los comunistas, que se puso en marcha bajo el Gobierno del partido Ley y Justicia. Empezaron los juicios de personas acusadas de colaborar con el comunismo y cuyos expedientes fueron preparados por los agentes de los servicios secretos del antiguo régimen. La campaña de “lustración”, que tiene todas las características de una verdadera “caza de brujas”, ha divido a la sociedad polaca entre los que ven en ella una cuestión de revanchismo político y aquellos que lo consideran un acto de justicia necesario para purificar el Estado de los poscomunistas y completar el proceso de transición desde la dictadura comunista a la democracia. No parece que se pueda detener la lustración que, aunque presentada por la coalición gobernante como un proyecto moral, se ha convertido de hecho en un proceso de ascenso profesional y social de la generación de la explosión demográfica de los años ochenta. Muchos provienen de las provincias y para ellos las reformas del libre mercado de los años noventa acentuaron incluso más las diferencias con las grandes ciudades. La eliminación de las generaciones anteriores –responsables del pasado comunista– ha abierto para esta generación las puertas a los puestos de trabajo en las instituciones estatales, el sistema de educación y los medios de comunicación.
La lucha contra la corrupción y delincuencia
Las espectaculares acciones policiales contra la corrupción, transmitidas en los telediarios en horarios de máxima audiencia, han satisfecho los deseos de la población de ver acontecimientos que sugieren una vigilancia permanente por parte del Gobierno. Cada día llegan noticias de casos de corrupción descubiertos por los órganos del Estado. Para mejorar la eficacia de la lucha contra la delincuencia se han introducido juicios rápidos a las 24 horas. Con frecuencia, surgen acusaciones contra conocidos altos cargos y empresarios por haber pertenecido a la “trama” secreta de los poscomunistas. No parece tener importancia que, en muchos casos, fueran acusaciones infundadas y que se utilizaran métodos de investigación dudosos, como las escuchas ilegales. Entre muchos simpatizantes de Ley y Justicia ha predominado el espíritu de victoria u orgullo de ver en acción a un partido que actuaba en su nombre contra la corrupción y la injusticia.
El Gobierno saliente ha hecho de la lucha contra la corrupción en Polonia su símbolo de marca. Pero en realidad dicha imagen no se corresponde con la realidad. Aunque las estadísticas demuestran un incremento en los casos de corrupción, tanto durante el mandato del Gobierno de Kaczynski como antes (6.051 casos en 2005, 6.462 en 2006 y 7.185 hasta agosto de 2007), esto no significa necesariamente que Polonia sea cada vez un país más corrupto. Cabe una interpretación distinta, a saber, que la lucha contra la corrupción es cada vez más efectiva. La mayor eficacia de los mecanismos de control y su creciente importancia para la sociedad no son un mérito de Ley y Justicia sino mas bien el resultado de un proceso iniciado hace unos años. De hecho, la propaganda del partido Ley y Justicia sobre la omnipresente corrupción ha hecho surgir la desconfianza de la población hacia varios círculos profesionales (médicos, empresarios, jueces), ha creado enemigos imaginarios y ha conseguido reducir el nivel de la cultura jurídica en Polonia.
Cabe también preguntarse quién y por qué ha desencadeno una histeria de la inseguridad ciudadana en los medios de comunicación en los últimos años. En la encuesta del año 2005, el 80% de los encuestados aseguraron que se sentían seguros en su domicilio. Polonia nunca ha sido un país de tanta delincuencia como habían pretendido los medios. En 2005, antes de que Ley y Justicia llegara al poder, el índice de delincuencia en Polonia era de 3.500 casos por cada 100.000 ciudadanos, mientras que en Alemania era de 8.000. Los índices de delincuencia y, sobre todo, de su detección siguen mejorando desde 2001, lo que refleja un país que después de años de cambios sociales radicales, ha aprendido a afrontar cada vez mejor sus patologías.
La escena política actual: rivales y/o contrincantes
Aunque han pasado ya 16 años desde las primeras elecciones libres en Polonia tras la caída del sistema comunista, todavía no se ha desarrollado un sistema de partidos estable. En la actualidad hay solamente un partido que ya existía en 1991 (el Partido Popular Campesino). Durante el período 1991-2007 no se repitió ningún Gobierno formado por los mismos partidos; muchos de los líderes de los partidos actuales han participado ya en diferentes configuraciones políticas. No se aprecia una clara división entre los partidos de la izquierda, los liberales y los cristiano-demócratas. Los partidos no cuentan con un electorado fiel y previsible: el índice de cambio de voto es del 38%; en 2005 el 63% de los polacos votaron a un partido distinto que cuatro años antes. Además, la participación en las últimas elecciones en 2005 fue alarmantemente baja: de sólo el 40%. En estas circunstancias, el partido ganador de las elecciones de 2005, Ley y Justicia, consiguió el apoyo de solamente el 10,54% de los polacos con derecho a voto, y los otros dos partidos de la coalición gobernante, Autodefensa y la Liga de Familias Polacas, el 4% y el 3%, respectivamente. En otras palabras, en los últimos dos años en Polonia ha gobernado una coalición con el apoyo del 19% de los votantes… quizá un récord mundial de baja legitimación.
La Plataforma Cívica, el partido perdedor en las elecciones de 2005, es el rival más serio y al mismo tiempo un posible socio del partido Ley y Justicia. En 2005 rechazó formar una coalición con Ley y Justicia. Ahora, aunque su líder Donald Tusk ni lo confirma ni lo desmiente, dicha coalición parece muy probable. Los dos son partidos de derecha y, de hecho, la Plataforma apoya algunos objetivos de Ley y Justicia (por ejemplo, la “lustración”). La Plataforma ha dedicado los últimos dos años a criticar a Ley y Justicia, a demostrar que los hermanos Kaczynski abusan de los mecanismos de poder, que se apoderaron del aparato de seguridad del Estado para vencer a sus enemigos, que introdujeron un lenguaje de odio que ha dividido la sociedad polaca y que han debilitado la posición de Polonia en el mundo. Sin embargo, la Plataforma no ha sido capaz de desarrollar su propio programa. Igual que Ley y Justicia, se pronuncia a favor de una remodelación del aparato del Estado y defiende los valores tradicionales: religión, nación, anticomunismo y revolución moral. Por eso, en los temas ideológicos, comparte el lenguaje del partido de los hermanos Kaczynski. Se diferencian en cuestiones económicas, dado que la Plataforma apoya el libre mercado con una intervención estatal limitada, mientras que Ley y Justicia se inclina por reforzar el Estado del Bienestar.
La Plataforma representa a personas con un estatus económico y social medio-alto. No supo captar a los votantes que en 2005 se quedaron decepcionados con el equipo del partido poscomunista Alianza de Izquierda Democrática y que, en consecuencia, se convirtieron en simpatizantes de Ley y Justicia. No exactamente por compartir sus ideologías, sino porque alguien les habló y les escuchó: alguien les hizo caso. Los adversarios de Plataforma Cívica le acusan de que representa solamente los intereses de los empresarios y los hombres de negocios, unas categorías sociales todavía demasiado poco numerosas para poder asegurarle un éxito electoral. Tiene, sin embargo, el potencial de ganar el apoyo de los jóvenes que aspiran a pertenecer a ellas, especialmente de los 1,2 millones de jóvenes que han emigrado temporalmente en búsqueda de trabajo a los países de la UE y que desean volver a Polonia para vivir y trabajar en condiciones dignas de un país europeo moderno. A esta generación, con una edad media de 26 años, no le interesa ajustar las cuentas con el pasado, sino que desea un sistema adecuado de impuestos y beneficios fiscales. De momento, se calcula que el potencial electoral de Plataforma es similar al de Ley y Justicia, es decir, cerca de un 30% del electorado.
Los cuatro partidos de las izquierda, tanto los poscomunistas como los de la oposición post-Solidaridad, están unidos en la alianza denominada Izquierda y Democracia, que se formó como bloque electoral ante las elecciones locales de septiembre de 2006. A la vista de sus buenos resultados en aquellas elecciones, se decidió continuar la coalición, en la que Aleksander Kwasniewski, ex presidente de Polonia, ocupa el cargo de coordinador del programa. Para algunos observadores, es un matrimonio de conveniencia, una formación artificial creada por una necesidad táctica y en la que cada socio vela por sus propios intereses. A los partidos poscomunistas les falta credibilidad pero tienen una infraestructura muy bien desarrollada en todo el país desde los tiempos del antiguo régimen, mientras que los partidos que nacieron después de la caída del comunismo incluyen a antiguos activistas de la oposición política y otorgan cierta legitimidad a la coalición.
El programa electoral de Izquierda y Democracia aclara que es un partido de centro con elementos liberales y socialdemócratas. En otras palabras, algo parecido a Plataforma Cívica, pero sin el postulado de rendir cuentas con el pasado. Izquierda y Democracia tiene que resolver todavía el dilema de si permanecerá en la oposición o intentará entrar en una coalición con Plataforma Cívica. Obviamente, de ningún modo es posible su coalición con el derechista Ley y Justicia, y Aleksander Kwasniewski subraya este argumento diciendo “con nosotros sabes a quien votas”, en alusión a Plataforma, que podría defraudar a algunos de sus simpatizantes y formar un alianza con Ley y Justicia. Es una señal para el electorado que hasta ahora apoyaba a Ley y Justicia, y que ahora tiene otra opción para votar si se siente decepcionado por el partido de Kaczynski.
La reaparición de Aleksander Kwasniewski en la escena política ha frenado la huida del electorado fiel de la izquierda, pero el gran objetivo de esta nueva formación es la mayoría silenciosa que no participó en las elecciones de 2005. ¿Sabrá ganar su apoyo? Por un lado, su mensaje es el del igualitarismo de la izquierda tradicional. Por otro, ofrece el legado de los partidos post-Solidaridad, que combinan el ethos de la intelligentsia con una política económica liberal. Es una combinación difícil para lograr un amplio apoyo, dado que la política económica no encaja con el ethos de la intelligentsia y vice versa. No disfruta de la confianza de los que añoran el Estado de Bienestar y el apoyo del Estado para los menos privilegiados.
Se podría decir que el partido conservador Ley y Justicia está a favor de la economía socialista, mientras que el bloque Izquierda y Democracia propone el libre mercado, y que Plataforma Cívica se sitúa entre los dos. Otra división entre los partidos es el conflicto de intereses entre las grandes ciudades y las zonas rurales. De un lado se sitúan los partidos de la quebrada coalición –Ley y Justicia, Autodefensa y Liga de las Familias Polacas– y del otro Plataforma Cívica e Izquierda y Democracia.
Es de suponer el apoyo de la Iglesia católica a Ley y Justicia, aunque su líder, Jaroslaw Kaczynski, ha dado ya varias señales de no respetar la separación entre la Iglesia y el Estado. Bajo el lema de reinstalar y promulgar los valores cristianos en la vida de los polacos, tanto el presidente como el primer ministro Kaczynski respaldan abiertamente Radio Maryja, la emisora de radio ultra-católica y nacionalista, conocida por sus discursos xenófobos y que no cuenta con el apoyo de la jerarquía católica.
Entre los demás partidos de la escena preelectoral polaca no se ve ninguna otra fuerza política destacada, aunque quizá no haya que menospreciar el recientemente establecido Partido de las Mujeres que, según declara, quiere romper estereotipos. Su estatus en Polonia se ha deteriorado bajo el Gobierno de Jaroslaw Kaczynski. El partido defiende la libertad de usar anticonceptivos, aumentar el número de ginecólogos, el derecho al parto sin dolor y la lucha por la igualdad de salario y de pensiones con los hombres.
Conclusión: En las próximas elecciones los votantes tendrán que elegir no tanto entre la derecha o izquierda como entre partidos cuyos programas mezclan elementos de ambas orientaciones. Quedan todavía por realizar algunas reformas pero, en general, la actual situación económica de Polonia es buena: un 6% de crecimiento anual del PNB, baja inflación, créditos bancarios baratos, disminución del desempleo y creciente consumismo. Estos índices deberían ayudar a los polacos a decidir si quieren seguir estando representados por políticos desconfiados e inseguros de sí mismos o por políticos más modernos y sin complejos de inferioridad.
¿Existe la posibilidad de que los resultados de las próximas elecciones sean distintos que los de otoño de 2005? Sí, porque la dinámica de los partidos y de los votantes –algo desorientados y, en su mayoría, sin preferencias políticas– puede llevar a un cambio sustancial en la configuración del poder en el Parlamento polaco. Aunque no han aparecido nuevos partidos, son posibles nuevas coaliciones: de Plataforma Cívica con Ley y Justicia o con Izquierda y Democracia. Parece que la táctica electoral de Plataforma consiste en mantener la misma distancia entre sus posibles contrincantes para no perder el apoyo de los votantes tanto de la derecha como de la izquierda. Muchos estarían dispuestos a apoyar a Plataforma para que no haya ninguna coalición con Ley y Justicia y otros, al contrario, para que no haya ninguna alianza con Izquierda y Democracia.
Probablemente los mismos líderes entrarán en el Parlamento en otoño de 2007. En su mayoría, son los autores de los Acuerdos de la Mesa Redonda del año 1989 y sus colaboradores más cercanos los que siguen dictando el tono y el estilo de la política polaca. Más adelante, se puede esperar un cambio radical en las personalidades que ocupan la escena política, y, especialmente, la desaparición de los disidentes y los representantes de la antigua oposición (de todo tipo), que serán vistos como los responsables de la actual orientación retrospectiva de la política polaca, y que en vez de unir a los ciudadanos los divide y que polariza a la sociedad. Quizá con el futuro cambio generacional y con la incorporación de los jóvenes aparezca por fin un debate sobre la democracia en Polonia y una visión de Estado. Esta es una necesidad urgente, no solamente para resolver los asuntos internos del país sino también para salvar la buena imagen de Polonia entre sus socios de la UE y entre los inversores. El mantenimiento de la buena marcha de la economía polaca puede depender en gran medida de ello.
Izabela Barlinska
Investigadora asociada de Analistas Socio-Políticos, Gabinete de Estudios