Los nuevos motores de la presencia global asiática

Lan Ni Du, Shanghai (China). Foto: Leniners / Flickr. Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial.

Ver también versión en inglés: The new drivers of Asia’s global presence

Tema

Se analiza el creciente papel de Asia en la globalización, mostrando que China no es el único actor relevante y que su impacto va mucho más allá de la dimensión económica.

Resumen

La preeminencia de China en la escena global y especialmente en la dimensión económica no significa que sea el único país emergente asiático con una participación consistente en el proceso de globalización, ni que la internacionalización de los países asiáticos se limite a la esfera económica. Los datos para el conjunto de la región muestran una tendencia al alza de las dimensiones militar y blanda de la presencia global. Mientras que el crecimiento de la proyección exterior de Asia en el terreno militar responde básicamente a la de Japón y China, la presencia blanda se reparte entre un mayor número de países, con Corea del Sur, Singapur, Tailandia y Malasia mostrando aumentos de presencia blanda a lo largo del período 1990-2014.

Análisis

Asia, y muy especialmente China, han acaparado gran parte de la globalización económica experimentada tras el final de la Guerra Fría. Esa es sin duda la faceta más conocida del espectacular proceso de internacionalización en el que se han embarcado la mayor parte de los países asiáticos.1 En este capítulo exploraremos otras dimensiones, la militar y la blanda, en las que el peso específico de Asia también está creciendo de forma muy significativa. Veremos, por tanto, que Asia no es sólo China y que la creciente presencia internacional de esta región no se limita, ni mucho menos, al ámbito económico.

Cuando analizamos la evolución de las cuotas de presencia global por regiones desde 1990 resulta muy llamativo tanto el descenso de las grandes potencias tradicionales, Europa y América del Norte, como la emergencia de Asia (Cuadro 1). De hecho, el incremento del peso específico asiático es mayor que la suma de la cuota de presencia global ganada por todas las demás regiones que han visto crecer ésta en dicho período. Esta evolución apunta a que en breve Asia superará a Norteamérica como la segunda región del mundo con mayor cuota de presencia global. En 2010, la norteamericana, el 20,5%, era cuatro puntos mayor que la asiática, el 16,5%. Cuatro años después esta diferencia se ha reducido a apenas cuatro décimas, el 18,4% frente al 18,0%.

Si observamos el ranking de países que más han aumentado su presencia global desde 1990, veremos confirmada la intuición de que China es el principal responsable del espectacular incremento de la cuota de presencia asiática (Gráfico 1). No en vano, es el país que más ha visto crecer su cuota de presencia global en el último cuarto de siglo. El gigante asiático ha aumentado 3,7 puntos su cuota, es decir, el equivalente a la suma de las cuotas de presencia global actuales de Japón e Islandia.

El destacado crecimiento de la cuota de presencia global de China le ha valido para acaparar actualmente el 28,5% del total de la cuota asiática, por el 12,6% de 1990. Este incremento del peso específico de China en la cuota de presencia global asiática se ha producido fundamentalmente a expensas del descenso de presencia japonesa (Gráfico 2). En cualquier caso, China está aún lejos de acaparar un porcentaje de la cuota de presencia asiática que acaparaba Japón en 1990, próxima al 42,7%.

Sin embargo, esto no debe impedirnos ver que otros países asiáticos también han incrementado su presencia internacional de forma muy sustancial. Es más, China ni siquiera supone el 50% de los incrementos positivos de presencia experimentados por los países asiáticos. Entre los 10 países que más han aumentado su cuota de presencia global hay, además de China, otros cuatro asiáticos: Corea del Sur, la India, Singapur y Tailandia. Si ampliamos el rango a los 15 primeros, también aparece Malasia. Si sumamos el incremento de la cuota de presencia de estos cinco países asiáticos obtenemos un resultado de 4 puntos porcentuales, 3 décimas más que los 3,7 puntos de China. En cuanto a los países asiáticos que han perdido cuota de presencia global desde 1990, solo encontramos dos, Japón y Pakistán. El caso nipón responde al patrón típico de las potencias tradicionales post-industriales, aunque mitigado por su ascenso militar. En cuanto a Pakistán, el principal factor explicativo es el descenso en este país en los años 90 del siglo pasado del número de migrantes internacionales, fundamentalmente refugiados afganos.

Al analizar la evolución de las cuotas de presencia (Gráfico 3), lo primero que llama la atención es que Asia es la región que más ha incrementado su cuota, tanto en la dimensión económica como en la militar y en la blanda. Además, vemos que es la dimensión militar (10,9 puntos), no la económica (5,9), en la que ha ganado más puntos la presencia internacional de Asia. Es más, desde 2011 las cuotas de presencia militar y blanda asiáticas, con 3,3 y 0,5 puntos respectivamente, están creciendo más que su cuota de presencia económica, que se ha quedado estancada (Gráfico 4). Es decir, ahora mismo la cuota de presencia global asiática está creciendo gracias a las dimensiones militar y blanda, que no se están viendo frenadas por la desaceleración de la internacionalización económica asiática.

El ascenso de la presencia militar asiática es tremendamente llamativo. Al observar el ranking de los 15 países que más han aumentado su presencia militar desde 1990 (Gráfico 5), nos encontramos con tres asiáticos entre los cuatro primeros (China, Japón y la India), siete asiáticos entre los 10 primeros (Corea del Sur, Indonesia, Pakistán y Singapur) y, con que los puestos 11 y también 13 están ocupados por dos países asiáticos, Bangladesh y Tailandia. Es más, los puestos 1 y 12 corresponden a dos países, Estados Unidos y Australia, que, sin ser asiáticos, también están estrechamente involucrados en las dinámicas de seguridad de la región.

Si comparamos cómo se posicionan los Estados asiáticos en los diferentes rankings de presencia (Cuadro 2) parece que podríamos apuntar a un especial énfasis por parte de estos países a proyectarse en la esfera militar. De los 13 Estados asiáticos analizados, seis tienen una presencia militar con un posicionamiento notablemente mayor del que cabría esperar en función de su nivel de presencia global: Bangladesh, Pakistán, Sri Lanka, Indonesia, Filipinas y la India. El posicionamiento de la presencia militar de dos de ellos, Corea del Sur y Tailandia, es moderadamente superior a su ranking de presencia global, y tres de ellos muestran un nivel de presencia militar equilibrado en relación a sus otras dimensiones de presencia: China, Japón, Singapur. Sólo dos muestran un nivel de presencia militar moderadamente inferior al posicionamiento de su presencia global: Malasia y Vietnam.

Los datos de esta última edición del Índice Elcano de Presencia Global confirman la continuidad de esta tendencia de los países asiáticos a fomentar su presencia militar, pues ésta es la única de las tres dimensiones de presencia en la que ningún país asiático ha perdido posiciones en el ranking respecto al año anterior (Cuadro 3). Es más, de los 13 países asiáticos incluidos en el índice, siete han ascendido alguna posición en el ranking de presencia militar en la edición de este año respecto al anterior –Malasia, Corea del Sur, Indonesia, Sri Lanka, Bangladesh, Pakistán y Filipinas– y cuatro de los 15 países que más han incrementado su presencia militar en 2014 respecto a 2013 han sido asiáticos –Corea del Sur, India, Singapur y Sri Lanka–.

Hay dos procesos interrelacionados que explican la mayor parte del incremento de la presencia militar de Asia: la normalización de las Fuerzas de Autodefensa de Japón y la modernización del Ejército Popular de Liberación en China. A consecuencia de su derrota en la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas armadas japonesas han sufrido importantes restricciones tanto en su capacidad para proyectar fuerza como para desplegar tropas fuera de territorio japonés. Estas limitaciones se han ido suavizando progresivamente desde inicios de los años 90 y el actual gobierno espera que se levanten con mayor premura en los próximos años, como indica la estrategia de seguridad nacional aprobada en diciembre de 2013. Este proceso ha llevado a Japón a ser el país que más ha incrementado su presencia militar en términos absolutos entre 1990 y 2014. Esta tendencia se ha acelerado de forma muy notable en los últimos años como respuesta a la modernización del ejército chino. China, a su vez, es el segundo país que más ha incrementado su presencia militar en términos absolutos desde 1990, lo que ha detonado reacciones similares a las japonesas en otros países de su entorno. Estas medidas son comprensibles, ya que Asia es una región con múltiples conflictos internacionales abiertos y carente de un sistema de seguridad eficaz para resolverlos. Por tanto, no podemos dejar de preguntarnos por las implicaciones de este fenómeno.

A la hora de interpretar la creciente presencia militar internacional asiática nos encontramos con dos explicaciones contrapuestas. Algunos lo califican de carrera armamentística, que está generando un peligroso proceso de competición militar que podría derivar en una espiral militarista de incierto resultado. Hay quien hace una interpretación más benigna y considera que este aumento de la presencia militar asiática se debe al mayor compromiso que están mostrando varios de los países de la zona con la defensa de la paz internacional, ya sea por intereses derivados de la creciente internacionalización de sus economías o del deseo de disfrutar de un mayor estatus dentro de la comunidad internacional. Los datos que recoge el Índice Elcano de Presencia Global para el período 1990-2014 muestran una situación ambivalente. En un extremo, nos encontramos con Bangladesh, la India y Pakistán, países que han incrementado de forma espectacular su contribución con tropas a las misiones de paz de Naciones Unidas a la vez que han reducido o aumentado levemente sus medios militares de proyección. Luego tendríamos a China e Indonesia como países que contribuyen en la actualidad con un número bastante mayor de casos azules que en el pasado, pero que también han aumentado notablemente sus medios militares de proyección, especialmente en el caso de China. A continuación tendríamos a Corea del Sur y a Japón, que han aumentado su contribución de personal a las misiones de paz de Naciones Unidas, pero claramente por debajo del incremento que han experimentado sus medios de proyección de fuerza. Por último, estarían Singapur y Tailandia, que no envían tropas, caso de Singapur, o apenas contribuyen con tropas, caso de Tailandia, a las misiones de paz de Naciones Unidas, a pesar de que han aumentado de forma significativa sus medios militares de proyección en este período. En otras palabras, salvo en contadas excepciones, el aumento y la modernización de los medios militares de proyección en Asia ha estado por encima del compromiso de estos países con las misiones de paz internacionales.

En cuanto a la presencia blanda, la evolución de la cuota por regiones (Gráfico 6) ha experimentado variaciones mucho más leves que la evolución de la cuota de presencia económica y militar. De ahí que, aunque Asia sea con mucho la región que más ha incrementado su cuota de presencia blanda, sólo lo ha hecho en 2,9 puntos. El país del mundo que más ha aumentado su cuota de presencia blanda entre 1990 y 2014 es China, con 2,8 puntos, con Corea del Sur en séptimo lugar, con 0,8 puntos, y otros tres países asiáticos en los 15 primeros puestos: Singapur, Tailandia y Vietnam (Gráfico 7).

Al observar las variaciones absolutas de presencia blanda para este último año (Gráfico 8) nos encontramos a tres países asiáticos entre los 10 primeros–Japón, China y Tailandia–, lo que ha permitido a japoneses y tailandeses aumentar en una décima su cuota de presencia blanda respecto al año anterior. China y Tailandia repiten presencia en este grupo respecto a la edición anterior del Índice Elcano de Presencia Global. Lo que resulta bastante llamativo es el caso de Japón que, debido al brusco recorte presupuestario de su cooperación internacional, fue el único país asiático con un descenso absoluto de su presencia blanda internacional entre 2012 y 2013. Esta tendencia se ha revertido y es precisamente el reforzamiento de la cooperación al desarrollo la que explica la mayor parte del crecimiento de la presencia blanda nipona entre 2013 y 2014.

Al identificar las variables que están detrás del ascenso de la presencia blanda de los países asiáticos el turismo aparece casi como una constante en aquellos países que han aumentado su cuota de presencia. Es más, en los países del Sudeste Asiático, salvo en Singapur y en Malasia, puede decirse que es el responsable casi exclusivo del aumento de su presencia blanda. Hay otros países, además de los ya citados –Singapur y Malasia–, como China, Corea del Sur y la India, donde el turismo no tiene tanta incidencia o su impacto es complementado por otras variables como la ciencia, la cultura y la educación. También llama la atención que, salvo la India, el resto de Asia del Sur muestre una cuota de presencia blanda estancada o en retroceso. Esto se debe a que no han impulsado el turismo como sus vecinos del sudeste asiático y a que son países con un nivel de desarrollo socioeconómico bastante menor, lo que les lastra a la hora de poder desarrollar otras variables.

Conclusiones

Resulta evidente que la creciente internacionalización de Asia va más allá de China y de la presencia económica, que serían las manifestaciones de la pujante presencia internacional asiática con las que estamos más familiarizados. Sin embargo, mientras que China acapara cada vez un mayor porcentaje de la presencia global asiática, desde 2011 la cuota de presencia económica se ha estancado, lo que ha convertido a la presencia militar y a la presencia blanda en las dos principales fuentes de crecimiento de la cuota de presencia global de la región.

Mario Esteban
Investigador principal de Asia-Pacífico, Real Instituto Elcano 
| @wizma9


1 Este fenómeno ya ha sido abordado previamente a partir de datos de ediciones anteriores del Índice Elcano de Presencia Global. Véase Mario Esteban (2014), “El ascenso de China y Asia: ¿qué nos dice el Índice Elcano de Presencia Global”, ARI, nº 21/2014, y Mario Esteban (2014), “La globalización de Asia según el Índice Elcano de Presencia Global”, Comentario Elcano, nº 34/2014.