Tema
A raíz de la crisis de 2008 España empieza a prestar atención a la salida de jóvenes cualificados hacia el exterior. Sin embargo, se trata de un fenómeno minoritario en comparación con las migraciones internas, cuyo análisis por nivel educativo muestra procesos importantes de descapitalización educativa en los territorios despoblados del interior de España y dinámicas de acumulación en las provincias donde se localizan las ciudades españolas más importantes.
Resumen
Los estudios comparativos internacionales muestran que la población española tiene una baja tendencia a la migración. No obstante, las cifras agregadas de movilidad esconden una heterogeneidad geográfica compleja, pues la intensidad migratoria difiere según el territorio y el nivel educativo de los individuos. Los balances interprovinciales de población española poco cualificada son relativamente equilibrados, exceptuando las lógicas espaciales de desconcentración, pero la dinámica migratoria de los jóvenes con educación universitaria genera procesos importantes de descapitalización en las provincias despobladas y acumulación en los territorios con mayores densidades demográficas. A pesar de la importancia que se ha dado a la emigración de españoles hacia el extranjero durante los últimos años, se trata de un fenómeno poco significativo si se compara con las migraciones internas. La inmigración extranjera ha contribuido a acrecentar los procesos de concentración, pues los foráneos que llegaron a las provincias despobladas presentan un nivel educativo medio o bajo, mientras que los más cualificados se concentraron en las mismas áreas receptoras del talento local.
Análisis1
Durante los primeros años del siglo XXI, España fue uno de los países que recibió más inmigración,2 pero los flujos de entrada desde el exterior se redujeron a partir de la crisis económica,3 mientras que aumentaba la emigración de españoles hacia otros países.4 Aunque han pasado más desapercibidas, las migraciones internas de la población española también han estado aumentando, principalmente por la fuga del talento local desde las regiones despobladas hacia las áreas metropolitanas españolas más pujantes.5
Los estudios comparativos muestran que la población española presenta una baja movilidad geográfica, tanto en el caso de las migraciones internas6 como en los desplazamientos internacionales.7 No obstante, si se tienen en cuenta el territorio y el nivel educativo de la población, los niveles de movilidad no son tan bajos para ciertos colectivos de personas naturales de determinadas regiones, como sucede en la emigración de titulados universitarios desde Castilla y León hacia Madrid.8 Puesto que el territorio y el nivel de estudios se identifican como variables muy influyentes, se analizan aquí los balances migratorios de las provincias españolas por movilidad interprovincial de la población nacida en España y en el extranjero, emigración de españoles hacia el exterior e inmigración internacional de población alóctona según el logro educativo, diferenciando entre titulados universitarios y personas sin formación universitaria.
Para el análisis se emplean los microdatos de dos fuentes del Instituto Nacional de Estadística (INE): el Censo de 2011, el último disponible, y el Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero (PERE) de este mismo año, seleccionando a la población de 25 a 34 años, el rango de edad que presenta una mayor movilidad. Se emplearán tres indicadores: índice de emigración, índice de atracción e índice de atracción neta. El índice de emigración es la relación entre el número de emigrantes nacidos en una provincia y la población total oriunda en esa provincia. 9 El índice de atracción es la ratio entre las personas llegadas de otros territorios y la población nacida en la provincia que aún reside en ella, excluyendo por tanto a los emigrantes autóctonos del denominador. El índice de atracción neta tiene el mismo denominador que el índice de atracción, pero el numerador es la diferencia entre los inmigrantes y los emigrantes, es decir, el saldo migratorio.
Los tres indicadores se expresarán en tantos por 100. El primero muestra el porcentaje de emigrantes respecto a la población de origen y los otros dos son ratios de atracción y atracción neta en relación con la población autóctona que reside en la provincia de nacimiento.
El índice de atracción neta tiene el mismo denominador que el índice de atracción, pero el numerador es la diferencia entre los inmigrantes y los emigrantes, es decir, el saldo migratorio.
Migraciones interprovinciales, emigración de españoles hacia el exterior e inmigración extranjera
Al analizar la dinámica migratorios de los jóvenes de entre 25 y 34 años nacidos en España, 32 de las 50 provincias españolas registraron un balance migratorio negativo según el stock poblacional del año 2011 (Tabla 1). Guadalajara y Toledo fueron los territorios que presentaron los saldos más favorables, con un índice de atracción neta de 96 y 39 individuos por cada 100 autóctonos residentes, respectivamente. En ambos casos se debe al proceso de desconcentración de Madrid hacia el norte de la región manchega, que expulsa población por el elevado coste de vida en la ciudad central, principalmente por el precio de la vivienda. Girona, Tarragona, Castellón, Alicante, Baleares, el archipiélago canario, Madrid, Almería y Málaga también tuvieron ganancias netas significativas. La pérdida de jóvenes nacionales alcanzó una entidad muy importante en las provincias castellanas y leonesas de Zamora, Salamanca, Palencia, León, Soria y Ávila, otras del norte de España y del interior peninsular, con índices de atracción neta negativos de entre -32 y -16/100 residentes autóctonos. Al comparar los balances migratorios de los jóvenes españoles por movilidad interprovincial y la emigración de estos hacia el exterior, los datos reflejan que el segundo fenómeno tiene una entidad mucho menor. En 2011, había 42.000 nativos de 25 a 34 años en otros países, frente a los 914.000 que residían en una provincia diferente a la de nacimiento dentro del territorio español. No obstante, hay que considerar que el sub-registro del PERE alcanza una entidad considerable.10
Al incluir el stock de población nacida en el extranjero y residente en España, sólo 11 provincias tuvieron un saldo negativo y las pérdidas se redujeron considerablemente en todas ellas. Sin embargo, el déficit migratorio continuó siendo palpable en Zamora, Salamanca, Jaén y Palencia. De igual modo que sucedía respecto a la población española, el asentamiento de inmigración extranjeros en los territorios septentrionales de Castilla-La Mancha fue muy importante. También en Madrid, la Comunidad Valenciana, Cataluña y los archipiélagos. En las provincias con una dinámica poblacional recesiva ayudó a paliar la salida de efectivos nacionales, pero la afluencia fue mucho más reducida (véase el Anexo).
Los balances migratorios de las provincias españolas según el nivel de instrucción: descapitalización educativa en las regiones despobladas
Al analizar los balances migratorios de los jóvenes por nivel educativo, se observa que la movilidad del capital humano más cualificado tiene una lógica diferente a la de aquellos con un logro educativo inferior. En adelante, se excluye del análisis la emigración de españoles hacia el exterior, por la escasa entidad del stock y por la ausencia de cifras sobre el volumen de universitarios entre ellos. Es necesario remarcar que la mayor parte de los nativos residentes en el exterior tienen el máximo nivel formativo que recoge el PERE –bachillerato o superior–, aunque este flujo de salida ha quedado más que compensado con la inmigración extranjera, tanto para la población en general como para los individuos con un nivel educativo elevado.
En cuanto a la movilidad interprovincial de los jóvenes nacidos en España (Figura 1), destaca que la emigración es mucho más intensa entre los titulados universitarios oriundos del interior y del norte de España. En las provincias de Castilla y León, como media, 35 de cada 100 jóvenes autóctonos y con titulación universitaria habían emigrado hacia otras partes de España, de igual modo que en Ourense, Cáceres, Cuenca, Huesca, Teruel y Jaén. En Ávila, Palencia, Salamanca, Segovia, Soria y Zamora la proporción fue superior al 45%. Los territorios circundantes a Madrid y Barcelona muestran intensidades de atracción altas hacia los jóvenes sin estudios universitarios, principalmente por la expulsión de individuos pertenecientes a estratos socioeducativos bajos desde las dos ciudades globales españolas y sus áreas metropolitanas. Estas provincias limítrofes también captan titulados universitarios desde las dos grandes ciudades, aunque en menor medida. El índice de atracción neta para los no universitarios fue muy elevado en las provincias septentrionales de Castilla-La Mancha, 110 jóvenes por cada 100 autóctonos residentes, debido a la dinámica centrífuga de Madrid que, como se ha dicho, se debe, entre otras razones, al elevado coste de la vivienda. También en Girona y Tarragona se produce un fenómeno similar en relación con Barcelona, aunque tiene una entidad mucho menor. En el resto del territorio, las pérdidas o ganancias de no universitarios no fueron muy significativas y las salidas quedaron prácticamente compensadas con las entradas.
El balance migratorio de la población con estudios universitarios, sin embargo, fue mucho más desigual. Todas las provincias de Castilla y León registraron saldos negativos importantes, especialmente intensos en Zamora, Salamanca, Ávila, Soria, Palencia y León. A pesar de que Valladolid, Salamanca y Segovia recibieron titulados universitarios de otras partes de la región, las salidas fueron mucho más cuantiosas. Otras provincias de la mitad sur, el norte y el interior nororiental también se vieron afectadas por la pérdida de titulados universitarios. Madrid y Baleares, junto con Guadalajara, en este caso por desconcentración, registraron los índices netos de captación más altos. Barcelona, en comparación, no atrajo muchos jóvenes con estudios universitarios procedentes del resto de España, aunque fue la provincia que menos autóctonos con estas mismas características envió hacia otras partes del país.
La Figura 2 representa la dinámica migratoria de los jóvenes nacidos en el extranjero y residentes en el territorio español. El asentamiento territorial de la población extranjera se ha dado, principalmente, por inmigración directa desde el exterior de personas sin estudios universitarios, canalizado hacia el litoral mediterráneo, Madrid y sus provincias limítrofes, los archipiélagos y la mitad nororiental de la península, con índices de atracción superiores al 25/100. La llegada de inmigrantes con titulación universitaria desde el extranjero ha sido más importante en Barcelona, Santa Cruz de Tenerife, Madrid, Baleares, Las Palmas, Málaga, Girona y Tarragona. En el caso de los archipiélagos y el sur de España, el efecto denominador, por un menor nivel de instrucción de la población local, hace que los índices sean más elevados. En Madrid sucede lo contrario, pues el logro educativo de los jóvenes locales es el más alto de todo el Estado. En números absolutos, Barcelona y Madrid captaron el mayor contingente de foráneos universitarios, en torno a 60.000 en ambos casos, aunque la atracción relativa de Barcelona fue más elevada, 25 extranjeros con titulación universitarias por cada 100 residentes autóctonos de este mismo estrato educativo, frente a los 20 de Madrid.
Respecto a la movilidad entre provincias de la población extranjera, la mayor ganancia de alóctonos sin estudios universitarios se dio en las provincias limítrofes con Madrid y Barcelona y responde a la lógica de expulsión desde los lugares centrales, donde el coste de vida es elevado, hacia territorios periféricos más económicos. Las dos provincias globales actúan, en un primer momento, como puerta de entrada para los inmigrantes llegados directamente desde el exterior y, posteriormente, algunos de ellos se mueven hacia territorios colindantes. La captación de extranjeros con titulación universitaria desde otras provincias apenas tiene peso en la dinámica migratoria. Los foráneos sin estudios universitarios presentan una mayor movilidad interprovincial respecto a los autóctonos del mismo estrato educativo. Sin embargo, los inmigrantes extranjeros con titulación universitaria presentan patrones migratorios internos semejantes a los de la población española más cualificada. Por tanto, una buena parte del escaso contingente de foráneos con educación universitaria que arribó a las provincias secularmente expulsoras, se ha marchado hacia otras partes de España siguiendo las pautas migratorias de la población local. También algunos de los que llegaron a España a edades tempranas y se han educado en esos territorios. El grueso de los extranjeros más cualificados llegó directamente desde el exterior a las provincias más pujantes y no se ha redistribuido por el territorio español.
En la Figura 3 se representa el índice de atracción neta total para la población nacida en España y en el extranjero de manera conjunta. El balance total de personas sin estudios universitarios muestra ganancias netas en casi todo el Estado, salvo en Zamora, Córdoba y Jaén, donde el saldo negativo fue poco significativo. Madrid y las provincias que la rodean, la mitad nororiental de la península, el litoral mediterráneo y los archipiélagos fueron los sectores más beneficiados, con un índice de atracción neta superior al 30/100 de residentes autóctonos. La inmigración exterior que llegó a España durante la etapa expansiva de la inmigración extranjera estaba compuesta mayoritariamente por personas sin estudios universitarios y ha sido el tipo de movilidad dominante en la dinámica migratoria de este estrato educativo, pues los saldos interprovinciales de españoles no universitarios no denotan pérdidas o ganancias netas significativas, a excepción de los procesos de desconcentración referidos.
En cuanto al balance total de jóvenes con estudios universitarios, el índice neto de captación es positivo en Madrid, Barcelona y sus provincias circundantes, con índices de atracción neta superiores al 30/100. También en la Comunidad Valenciana, Baleares, Canarias, Málaga y Almería. El noroeste peninsular, Extremadura, Aragón y la mitad sur de Castilla-La Mancha registraron un saldo negativo de titulados universitarios bastante importante. El índice de captación neta de Castilla y León esboza un déficit migratorio muy destacado de jóvenes con estudios universitarios en casi todo el territorio. Dicho indicador alcanza un valor negativo de -76 en Soria, -60 en Zamora y -51/100 en Ávila. Las migraciones internas de los titulados universitarios autóctonos constituyen el factor dominante en la distribución territorial del capital humano altamente cualificado. También, aunque en menor medida, la llegada directa de expats desde el exterior hacia las provincias más dinámicas.
Conclusiones
La movilidad del capital humano como reflejo de los desequilibrios territoriales
A pesar de la importancia que se ha dado a la emigración de españoles hacia el extranjero, el 95% de los jóvenes nacionales que abandonaron su provincia de nacimiento antes de 2011 se marcharon a otros territorios dentro de España, y tan sólo un 5% salió al exterior. En un contexto global, España es un Estado de baja movilidad interna, Sin embargo, si se tienen en cuenta las diferencias territoriales, se observan pérdidas y ganancias de jóvenes autóctonos por migración nada desdeñables en algunas provincias. En líneas generales, la inmigración exterior supuso una revitalización demográfica para el conjunto del país, aunque su llegada y redistribución en el territorio fueron muy desiguales. En las provincias con una dinámica poblacional recesiva ayudó a paliar la salida de efectivos nacionales, pero, al mismo tiempo, contribuyó a alimentar los procesos de acumulación en las principales áreas receptoras de población española.
Al introducir el nivel educativo en el análisis, los balances migratorios son aún más desequilibrados. Se observan intensos procesos de descapitalización educativa en las provincias despobladas del interior de España, siendo el territorio castellano y leonés el que sale peor parado. También se han detectado dinámicas de acumulación del capital humano cualificado en las provincias donde se localizan las ciudades españolas más dinámicas. Aunque el aporte de población extranjera ha paliado la pérdida de nativos por emigración interna en la mayor parte de los territorios secularmente emisores, no ha compensado la salida del capital humano altamente cualificado hacia las áreas económicamente más pujantes. Los flujos exteriores que llegaron a las provincias despobladas estaban compuestos por individuos con un nivel educativo inferior al de la población local residente y mucho más bajo que el de los migrantes internos españoles, mientras que los foráneos más instruidos se asentaron directamente desde el exterior en los territorios más dinámicos.
La movilidad del capital humano en España se configura por dos corrientes migratorias dominantes: la inmigración de extranjeros sin titulación universitaria directamente desde el exterior para el mercado de trabajo de baja cualificación; y las migraciones internas de la población española con un nivel de instrucción elevado para el tejido productivo que requiere personal cualificado. A estos dos tipos se añaden la llegada de expats hacia las ciudades globales españolas, y los procesos de expulsión que tienen lugar en estos mismos territorios por el elevado coste de vida, que afectan tanto a la población nacional como extranjera de estratos socioeducativos bajos, y que se canalizan principalmente hacia las provincias limítrofes.
Miguel González-Leonardo
Investigador pre-doctoral en el Centre d’Estudis Demogràfics (CED) y doctorando en el CED y el Departamento de Geografía de la Universitat Autònoma de Barcelona | @MiguelGLeonardo
Anexo
1 Para profundizar más en este tema véase M. González-Leonardo (2020, en prensa), “Migraciones internas, inmigración exterior y emigración de españoles hacia el extranjero: un balance por nivel educativo ¿Es España un país de baja movilidad?”, Documents d’Anàlisi Geogràfica; y M. González-Leonardo, J. Recaño y A. López-Gay (2020), “Selectividad migratoria y acumulación regional del capital humano cualificado en España”, Investigaciones Regionales, nº 47, pp. 113-133.
2 J. Arango (2015), “España: una experiencia inmigratoria singular”, en C. Torres (ed.), España 2015. Situación social, CIS, Madrid, pp. 268-275.
3 V. Prieto-Rosas, J. Recaño y D.C. Quintero-Lesmes (2018), “Migration responses of immigrants in Spain during the Great Recession”, Demographic Research, vol. 38, nº 61, pp. 1885-1932.
4 A. González-Ferrer (2013), “La nueva emigración española. Lo que sabemos y lo que no”, Zoom Político, nº 18.
5 M. González-Leonardo y A. López-Gay (2019a), “El nuevo paradigma de las migraciones internas en España: migrantes urbanos más móviles y cualificados. El caso de Castilla y León”, Scripta Nova, vol. 23, nº 609.
6 M. Bell, E. Charles-Edwards, P. Ueffing, J. Stillwell, M. Kupiszewski y D. Kupiszewska (2015), “Internal migration and development: comparing migration intensities around the world”, Population and Development Review, vol. 41, nº 1, pp. 33-58.
7 C. González-Enríquez, y J.P. Martínez-Romera (2017), “La emigración española cualificada tras la crisis. Una comparación con la italiana, griega y portuguesa”, Migraciones, nº 43, pp. 117-145.
8 M. González-Leonardo, y A. López-Gay (2019b), “Emigración y fuga de talento en Castilla y León”, Boletín de la Asociación Española de Geografía, vol. 80, nº 2612, pp. 1-31.
9 En el caso de los nacidos en el extranjero, el índice de emigración se calculará para las migraciones internas, usando la provincia de residencia anterior para estimar la proporción de extranjeros que vive en una provincia diferente a la de recepción directamente desde el exterior.
10 J.M. Romero-Valiente y A.L. Hidalgo-Capitán (2014), “El subregistro consular: magnitudes y efectos en las estadísticas de emigración española”, OBETS. Revista de Ciencias Sociales, nº 9, pp. 377-407.
Jardín botánico en la estación de Atocha, Madrid. Fotografía: Mindaugas Petrutis (@mindaugas)