La enseñanza del español como lengua extranjera en Argentina: un sector en expansión (ARI)

La enseñanza del español como lengua extranjera en Argentina: un sector en expansión (ARI)

Tema: Este ARI describe la dinámica del sector de la enseñanza del español como lengua extranjera en Argentina, indaga en las condiciones que están favoreciendo su rápida estructuración y expansión y discute algunas perspectivas hacia el futuro.

Resumen: Un conjunto de factores confluyentes, entre los que se cuentan el incremento de la movilidad de los estudiantes universitarios y el de la demanda de aprendizaje de español como lengua extranjera (ELE) en el plano internacional, la relación cambiaria favorable desde la devaluación del peso argentino ocurrida en 2002, la existencia en el país de una oferta educativa amplia y de calidad, así como de una tradición secular de enseñanza de idiomas, ha contribuido a consolidar en pocos años la enseñanza de ELE como un nuevo sector productivo. A medida que se evidencia su potencial como dinamizador de sectores vecinos (formación superior, industrias culturales, turismo), el Estado argentino lo integra en sus estrategias diplomáticas y de desarrollo económico.

Análisis: Uno de los efectos inmediatos de la crisis política y económica del año 2001 en Argentina y de la posterior devaluación de la moneda local fue la inversión de los flujos turísticos. Viendo limitadas sus posibilidades de viajar al exterior, los argentinos volvían la mirada hacia la variedad de destinos que el propio país ofrecía; al mismo tiempo asistían a una inédita afluencia de visitantes extranjeros, enseguida interpretada como fuente de oportunidades de crecimiento profesional y económico. Así, el factor turismo se convirtió rápidamente en uno de los motores del cambio impulsado por el nuevo modelo productivo. El desarrollo de la hostelería, la gastronomía y, en general, de los rubros de comercio y servicios volcados al turismo deja su impronta en el paisaje urbano. La presencia de contingentes extranjeros de muy variadas procedencias también tiene impacto en un entorno lingüístico caracterizado históricamente por un fuerte monolingüismo. El rubro de artes y espectáculos se ve favorecido por la llegada masiva de nuevo público: según el informe sobre industrias culturales elaborado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en 2007, de 2000 a 2005 el número de turistas que concurrieron a espectáculos de tango en la ciudad de Buenos Aires pasó de 570.317 a 815.020. Las cifras de la economía traducen a las claras la dimensión del fenómeno: en ese mismo año 2005 el turismo llega a ocupar el cuarto lugar entre las industrias generadoras de divisas, con 3.254 millones de dólares, por detrás de los sectores oleaginoso (9.318 millones de dólares), petrolero y automotor, pero delante del complejo cerealero y de exportación de carne vacuna (3.066 y 2.922 millones de dólares, respectivamente).[1]

En este contexto en transformación rápida, los poderes públicos procuran asumir un papel orientador. Políticas públicas de alcance nacional o local se proponen apuntalar el desarrollo de ciertas industrias culturales atractivas para el público extranjero (cine, tango, diseño). El rumbo general lo marca el gobierno nacional con su decisión de convertir el impulso al turismo en política de Estado: en 2005, a través de la Secretaría de Turismo de la Nación, se dan a conocer los lineamientos del Plan Federal Estratégico de Turismo Sustentable, que se propone metas para el decenio 2006-2016 (véase www.sectur.gov.ar). El crecimiento registrado en el primer año de ejercicio confirma tal vez la pertinencia de la estrategia: en 2006, año en que la balanza comercial turística alcanza un superávit inédito, se registra un 16% más de turistas que el año anterior y un aumento de ingresos del 21%.

Es en este mismo escenario donde encuentra origen y explicación el rápido desarrollo de la “industria del español como lengua extranjera” en Argentina. Desde 2004 –año en que se elaboran las primeras estadísticas oficiales– y hasta el año 2006, la demanda de cursos crecía a un ritmo del 25% anual. Los datos del año 2007 señalan un incremento del 51% con respecto al año anterior. Ante una variación de esta magnitud, cabe preguntarse si se trata de un fenómeno coyuntural o si, en cambio, las condiciones están dadas para que la tendencia se sostenga en el mediano o largo plazo. Para ofrecer respuestas a este interrogante será preciso indagar en los factores que están en la base del crecimiento, y en las medidas que se toman o deberían preverse para encauzar y consolidar el actual proceso.

La enseñanza de ELE en Argentina: estructura del sector

Resultaría simple y, sin duda, parcialmente acertado, explicar la expansión actual de la “industria de ELE” en Argentina como manifestación local de fenómenos que tienen un alcance mundial, como son el auge de la demanda de español en amplias regiones y el fuerte incremento de la movilidad de los estudiantes universitarios (que representan, como veremos más adelante, el grueso del público local). A estos factores se les podría agregar la ventajosa relación cambiaria que encuentran los visitantes extranjeros en el país. Pero no se lograría dar cuenta así de las características a nuestro juicio más relevantes del caso argentino: un crecimiento notable en términos no solamente cuantitativos (aumento de la demanda, multiplicación y diversificación de la oferta), sino también cualitativos (institucionalización rápida, en un movimiento generado tanto en el nivel de los centros de enseñanza como desde los organismos competentes del Estado).

Estas características dejan suponer al menos que existe localmente una capacidad instalada proveedora de agentes e insumos necesarios para el desarrollo del sector. En efecto, en el ámbito de la enseñanza de idiomas se pueden distinguir dos espacios diferenciados de producción de conocimientos e instrumentos y de formación de recursos humanos para la enseñanza de ELE: por un lado, el campo de la enseñanza de lenguas extranjeras, que cuenta con una larga tradición en el país; por otro lado, el campo de la enseñanza de lengua (castellana) y literatura, cada vez más atraído hacia la problemática de la enseñanza del español como lengua segunda y extranjera (ELSE). Lo que parece darle al sector ELE su particular dinámica actual es la confluencia, no exenta de conflictos, de ambas corrientes: los “profesores de idiomas”, nutridos de diversas fuentes pedagógicas –producto, en buena medida, del trabajo de difusión cumplido por las agencias de política lingüística exterior de países centrales, presentes en la Argentina casi desde el momento de su creación–, entrenados en la imprevisibilidad del trabajo con el público extranjero, comparten territorios con quienes, desde las instituciones que forman profesores y licenciados en Letras, se han volcado en los últimos años a la enseñanza y la investigación en ELSE. El rápido proceso de institucionalización que atraviesa el sector ELE hoy en día es impulsado en gran medida por esta segunda corriente, en general vinculada a la universidad pública; la creatividad, adaptabilidad y diversidad que se observa en la oferta de servicios tienen que ver sin duda con el aporte de los agentes provenientes del campo de las lenguas extranjeras, familiarizados con la cultura (micro)empresaria.

La particular celeridad del crecimiento del ELE en Argentina se hace evidente cuando se considera que la actividad era inexistente hasta hace poco más de 20 años. Los primeros cursos de español para extranjeros –migrantes y refugiados– dentro de instituciones educativas se abren en 1986. Hoy, más de 200 instituciones en todo el país dictan cursos de español en diversos formatos y para distintos públicos –cabe señalar que, en 2004, solamente 50 instituciones se declararon activas en el sector–. El abanico de servicios que se ofrecen abarca desde cursos generalistas adaptados a las necesidades del turista hasta cursos especializados para distintos segmentos profesionales, cursos diseñados para el público universitario, que contemplan los conocimientos y habilidades propios de la vida académica, y cursos de español y literatura o cine argentinos destinados a un público general. Las clases de idioma complementan a menudo paquetes de servicios que incluyen prácticas en empresas, el aprendizaje del tango o salsa, de deportes característicos del medio local (golf, polo, montañismo, fútbol y esquí), etc. En suma, en un mercado donde actores muy diversos encuentran amplios márgenes de acción, cada segmento de público que se recorta con rasgos específicos (ya se trate de médicos, empresarios, misioneros, estudiantes o turistas) dispone de una oferta a su medida.

Paralelamente a la expansión de la enseñanza del idioma a extranjeros, crece también el sector de la formación y capacitación de profesores de ELE. Dos universidades han incluido la formación de profesores o licenciados en ELE entre sus carreras de grado, y otras universidades preparan una oferta similar; a éstas se les suman 10 formaciones de posgrado (entre ellas, una maestría), y una amplia gama de cursos de capacitación para profesores, ofrecidos por más de 40 instituciones públicas y privadas. Las 12 universidades públicas más activas en el área, reunidas en consorcio, trabajan coordinadamente en diversos proyectos. El primer producto de este trabajo en colaboración, puesto en funcionamiento en 2004, es el instrumento oficial de evaluación de conocimiento y uso del español, el CELU (Certificado de Español, Lengua y Uso).

Gracias a un importante subsidio otorgado recientemente por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, la investigación y el desarrollo en temas de ELSE han cobrado un renovado impulso. Con el apoyo de los organismos competentes del Estado, o incluso por fuera de los marcos oficiales, numerosas universidades, tanto públicas como privadas, firman con sus pares extranjeras convenios de colaboración que atañen al ELE (formación de estudiantes, capacitación de profesores, investigación y desarrollo de nivel de posgrado). Otro indicio del grado de consolidación del área es la creación, en los últimos años, de dos asociaciones profesionales (AADE, Asociación Argentina de Docentes de Español y APLYCA, Asociación para la Promoción de la Lengua y Cultura en la Argentina) y dos asociaciones de escuelas de idiomas (AACELE, Asociación Argentina de Centros de Español Lengua Extranjera, y SEA, Asociación de Centros de Idiomas).

Los datos del último informe anual sobre el sector que elaboran conjuntamente la Cancillería y la Asociación Argentina de Docentes de Español[2] (que recoge información registrada en instituciones, y no, por cierto, la de la economía sumergida) dan una idea de la participación relativa de los diferentes actores en el área de ELE: en el marco del fuerte crecimiento que experimenta la matrícula en cursos de español, son las universidades y los institutos de formación docente (de nivel terciario no universitario) los que absorben el mayor número de inscritos. Sin embargo, en cuanto a número de establecimientos y diversidad de servicios, prevalecen los institutos privados de idiomas y otras modalidades de educación no formal, como la enseñanza de ELE en hostels.

Gráfico 1. Distribución de inscritos por tipo de instituciónGráfico 2. Composición de la oferta de ELE por tipo de establecimientos

El conjunto de actores que conforma el sector ELE en Argentina encuentra cada vez más ocasiones de interacción, ya sea en foros de debate público o en congresos académicos (en 2007 se realizó, además, la primera edición de la feria local Expolenguas), y sobre todo alrededor de las acciones y los proyectos que promueven diversos organismos del Estado. La Cancillería argentina, a través de su Dirección de Asuntos Culturales, ha asumido una función de coordinación y orientación en el área, además de lo que constituye su misión específica, la relación con los agentes del ámbito internacional; centraliza y organiza la información del sector (mediante análisis estadísticos que vuelca en informes periódicos) y la difunde por diversos medios. Junto al Ministerio de Educación (que actúa en particular a través de su Dirección de Cooperación Internacional y del programa de Promoción de la universidad argentina (http://www.me.gov.ar/spu/guia_tematica/promocion/promocion.html), respalda las acciones del consorcio interuniversitario que gestiona el certificado oficial de ELE. Por su parte, la Secretaría de Turismo de la Nación, que ha incluido la promoción del turismo idiomático dentro de su plan decenal, convoca a los diversos actores del área en la búsqueda de estrategias para optimizar la oferta. La sinergia que crea el trabajo cada vez más convergente de organismos del Estado, mundo académico y agentes del ámbito privado parece estar favoreciendo la consolidación del sector. Lo que se observa, en definitiva, es la emergencia, desde las propias bases, de una política nacional para el área, condición fundamental para su desarrollo sostenido en el futuro.

El público de ELE

Las características que presenta el público de ELE en Argentina ayudan a comprender el funcionamiento del sector en tanto mercado. Un mercado de dimensiones modestas, si se consideran las cifras en términos absolutos (los inscritos en cursos registrados en 2007 fueron 24.878), pero que se revela notablemente dinámico: en el año 2004, el número de inscritos había sido de 10.469, lo que significa un incremento del 137,6% en cuatro años.

Gráfico 3. Evolución de la matrícula de alumnos, en cifrasGráfico 4. Evolución de la matrícula de alumnos, en porcentajes
 

El público local de ELE se compone mayoritariamente de jóvenes provenientes de los países de Europa occidental y de América del Norte. En una distribución estrictamente diferenciada por países, se observa que el mayor proveedor de estudiantes es EEUU: año tras año, alrededor del 25% de la matrícula es cubierta por estudiantes provenientes de este país. Es destacable también la participación en el total de los estudiantes brasileños (16%). Este país se ha convertido en los últimos años en un importante sostenedor de la demanda del ELE en la Argentina, debido en gran medida a la multiplicación de los convenios entre organismos e instituciones de ambos países.

Gráfico 5. Lugar de procedencia de los estudiantes

En cuanto a la edad de los estudiantes y los motivos de la elección de Argentina como lugar de estudio de ELE, las estadísticas de la encuesta oficial arrojan los siguientes resultados:

Gráfico 6. Perfil de los estudiantes: edad.Gráfico 7. Motivos de la estancia
 

Sobre la base de estos datos, complementados con un estudio cuali-cuantitativo realizado sobre una muestra equivalente al 10% del público de los cursos de ELE de la ciudad de Buenos Aires en 2007,[3] se puede establecer al menos cuatro perfiles de estudiantes tipo:

  1. Jóvenes que estudian español por motivos complementarios a un proyecto de otra índole (48%). En su mayoría son personas de entre 21 y 40 años (no hay diferencias significativas por sexo) que disfrutan de un período sabático (luego de cambiar de empleo, por ejemplo)y que estudian español en el contexto de un proyecto turístico, que suele extenderse a otros países latinoamericanos. Las clases de español alternan con la práctica de otras actividades culturales o deportivas. Los períodos de permanencia en el país son prolongados (hasta un año).
  2. Jóvenes profesionales que estudian español por motivos laborales (25%). Son jóvenes de entre 25 y 40 años que necesitan el idioma para mejorar sus posibilidades laborales. En este grupo se encuentra una distinción significativa por sexo: el 75% son hombres y el 25% mujeres. Su tiempo de permanencia en el país varía de una a cuatro semanas (el 80%) a dos años (el 20% restante).
  3. Estudiantes que participan en programas de intercambio universitarios (18%). Público de 18 a 24 años, que permanece en el país entre uno y seis meses, y tiene hábitos de vida similares a los de los estudiantes locales.
  4. Otros (9%). En este grupo se encuentran tanto hijos de funcionarios, diplomáticos, trabajadores que asisten a la escuela primaria y secundaria, como turistas jubilados que estudian idiomas durante sus viajes por el país. Las estancias en este último caso suelen extenderse entre 15 días y dos meses.

Estos grupos se distinguen también por el tipo y el nivel de consumo que realizan en el país, así como por el tipo de enseñanza que buscan. Todos, sin embargo, manifiestan un grado de satisfacción alto a muy alto en relación a sus expectativas, lo que significa que el público extranjero encuentra en el país lo que ha venido a buscar: fundamentalmente, conocimientos y experiencias que lleven la marca local o latinoamericana. Como muestran los análisis realizados hasta ahora, el estudio del español entre los extranjeros está estrechamente vinculado al interés por la geografía argentina, su patrimonio natural y cultural, la vida urbana, los acontecimientos de la historia reciente e incluso las problemáticas sociales (foco de interés de cierto sector del público –jóvenes norteamericanos, especialmente– que combina el estudio del español con actividades de voluntariado). Lo que resulta atractivo para este público, además, es la relación entre la calidad de los servicios educativos y la diversidad de propuestas que ofrece el país, por un lado, y por otro lado los costes comparativamente bajos.

El papel del Mercosur

La constitución del Mercosur en 1991, y la posterior adopción, por los cuatro países signatarios del Tratado de Asunción, de planes de acción conjunta en el sector educativo generaron indudable expectativa entre los diversos actores del ámbito de la enseñanza del portugués y el español de la región. La previsión de una rápida extensión de ambas lenguas llevó a numerosas instituciones a crear espacios de formación de profesores y traductores, e impulsó también una demanda inédita por estos estudios entre los jóvenes. Sin embargo, mientras el Mercosur mantuvo un carácter predominantemente comercial, las declaraciones oficiales a favor de una integración lingüística no tuvieron un verdadero correlato en los hechos.

El panorama cambia notablemente en los primeros años de esta década, junto con la voluntad manifestada por los nuevos gobiernos de orientar el Mercosur hacia una mayor integración cultural, social y política. Desde el año 2003 se multiplica la firma de acuerdos y declaraciones oficiales en las áreas de lengua y cultura, entre otras, por los cuales los gobiernos de la región se comprometen a cooperar en el ámbito de la enseñanza y la certificación de conocimientos de español y portugués, en la formación y capacitación de profesores, en el intercambio de estudiantes, etc. El último documento de la serie –el Acta del seminario “Enseñanza y Certificación del Portugués y del Español como Segundas Lenguas”, celebrado en Brasilia el 30-11-2007 con la presencia de delegaciones de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay– explicita la meta que guía el conjunto de acciones propuestas en aquella ocasión: “un bilingüismo generalizado portugués y español en el Mercosur y en América del Sur, según las necesidades de la vida de los hablantes, acompañado de políticas de promoción de las demás lenguas usadas por los ciudadanos de los Estados”.

La voluntad de los gobiernos en este sentido se traduce en instrumentos legales, como la ley 11.161 de obligatoriedad de oferta del español en la enseñanza secundaria brasileña, o el reciente acuerdo Brasil-Venezuela (marzo 2008) por el cual el primero se compromete a cooperar en la enseñanza a gran escala del portugués en el país caribeño. En lo que respecta a la relación argentino-brasileña en el campo lingüístico, es de señalar el fortalecimiento de la cooperación en materia de enseñanza y certificación del español y el portugués, que redunda en una convergencia cada vez mayor entre enfoques y prácticas pedagógicas. De hecho, las cuestiones derivadas del contacto entre ambas lenguas y de la didáctica especial requerida en el contexto de vecindad comienzan a ser tratadas dentro de un área académica específica: PELSE (portugués y español como lenguas segundas y extranjeras).

El conocimiento del español entre los ciudadanos brasileños se ha extendido indudablemente en los últimos años, y las cifras de este público que estudia ELE en Argentina han venido creciendo a un ritmo del 5% anual. En cuanto a la situación del portugués en Argentina, en cambio, y mientras no se cuente con estudios confiables, sólo se puede dar una imagen impresionista: es evidente que esta lengua está cada vez más presente en nuestro medio, debido a la mayor afluencia de turistas, estudiantes y profesionales, a la inclusión cada vez más frecuente en las carteleras y en los medios masivos de expresiones artísticas brasileñas, y también a la creciente circulación de productos industriales con etiquetas bilingües. Para que el conocimiento del portugués se difunda en la sociedad hace falta, sin embargo, el impulso estatal.

Conclusiones: Por varias de sus características, el cariz que ha tomado el desarrollo del sector ELE parece indisociable del modelo político-económico instalado en la Argentina post devaluación: se trata, en efecto, de una actividad estrechamente vinculada al comercio exterior, ubicada en la esfera de las industrias culturales –y por tanto contagiada del dinamismo propio de ese sector–, y que se beneficia de la intensificación de los intercambios en el espacio regional, así como de las políticas de fortalecimiento de la integración. Otros rasgos del fenómeno, tal vez menos evidentes, también llevan la marca de la época que va del neoliberalismo de los años noventa a la crisis política de 2001 y la posterior reactivación del Estado: en su fase inicial, sobre todo, el movimiento en torno al ELE es generado por la iniciativa de individuos, grupos o redes, tanto del sector público (instituciones educativas que actúan en forma autónoma) como del sector privado. La intervención del Estado adviene en la última fase, cuando la dinámica autogestionaria inicial se acerca a su límite –al encontrarse, por ejemplo, frente a normativas o terrenos, como los de la educación formal, las relaciones exteriores o la investigación básica, que son de jurisdicción del Estado o requieren sus recursos. De este modo se explica sin duda el entramado fuerte que hoy se aprecia entre los diversos actores, su adaptabilidad con respecto a las cambiantes condiciones de ejercicio, y un modo de relación entre ellos que tiende al diálogo y la negociación.

Por otro lado, las dimensiones y la importancia estratégica que ha alcanzado este movimiento en los últimos años no escapan a la atención de los organismos del Estado. De allí su interés en participar, ofreciendo la función de coordinación, orientación y respaldo que los propios actores de terreno le reclaman. La enseñanza de ELE considerada como mero servicio complementario al turismo resulta una actividad sumamente frágil, por depender de la estacionalidad de la demanda, de las fluctuaciones de los precios del transporte internacional o incluso de modas –el turismo es, por naturaleza, una forma de consumo–. El salto cualitativo que implica integrarla en las preocupaciones oficiales supone la posibilidad de tomar medidas que atenúen, al menos, el efecto de estos vaivenes (mediante la multiplicación de los convenios bi- o multilaterales, por ejemplo), así como la de crear complementariedades y sinergias allí donde podrían establecerse desgastantes relaciones de competencia. El consenso que existe en torno a la importancia del sector ELE y la necesidad de escenarios previsibles para garantizar el crecimiento en el largo plazo es lo que sostiene hoy el deseo de contar con una política nacional para el área, de la que ya se observan indicios concretos.

Gabriela Rusell
Investigadora, presidenta de la Asociación Argentina de Docentes de Español

Lía Varela
Consultora, especialista en política lingüística

Luciana Velloso
Referente ELE, Dirección de Asuntos Culturales, Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto – Argentina


[1] Véase Alejandro Capanegra, “El turismo en la Argentina: cifras e ideas”, Universitas, nº 4, 2007.

[2] G. Rusell y L. Velloso, Informe anual del Sector de la enseñanza del Español como Lengua Extranjera y segundo idioma, datos del año 2007, MRECIC/AADE, 2008.

[3] G. Rusell y L. Velloso, Dimensión ELE. Un estudio sobre el perfil de la demanda en la Argentina, MRECIC/AADE, 2007.