Tema: Según los principales organismos internacionales, se ha producido una notable reducción de la pobreza en el mundo en la pasada década. Dicha reducción vendría determinada, en gran medida, por la evolución de la situación económica y social en China. No obstante, la calidad de los datos estadísticos y los problemas metodológicos para la medición de la pobreza ponen en entredicho su evolución positiva a escala mundial.
Resumen: Este análisis aborda, en primer lugar, algunas cuestiones metodológicas acerca de la medición de la pobreza a escala internacional y, particularmente, de los problemas que ésta acarrea para luego resumir su evolución reciente (en base a diferentes datos y métodos de medición). Un análisis regional de las tendencias de la pobreza pone de manifiesto la mejora del problema en la región de Asia Oriental. No obstante, dicha evolución no puede medirse con precisión, dados los datos de que se dispone. Por último, se extraen algunas conclusiones acerca de las dificultades estadísticas para la medición del desarrollo internacional y acerca del progreso de la región asiática y, particularmente, de China, desde distintas perspectivas
Análisis:
Algunas cuestiones metodológicas
Antes de abordar la evolución reciente de la pobreza en el mundo, conviene ahondar en algunos aspectos metodológicos que, como se verá, resultan clave para este análisis. Y es que la pobreza habrá evolucionado de una forma u otra en función de cómo se mida y, en último término, de cómo se defina.
La medición de la pobreza resulta compleja y controvertida como muestra la extensa literatura teórica y empírica sobre el tema. El primer problema metodológico que se plantea es que no existe consenso con respecto a la definición del término y que, además, dicha definición ha ido variando en las últimas décadas. Las acepciones del término son infinitas: desde la pobreza económica que se mide por el nivel de ingreso y/o consumo hasta la pobreza entendida como la limitación al desarrollo de las capacidades básicas del ser humano –capacidad de estar vivo y sano o de tener conocimientos–; pasando por otras definiciones y mediciones de pobreza que tratan de incorporar cuestiones sociales que no se contemplan cuando ésta se mide exclusivamente en función del nivel de renta o de consumo. Un ejemplo de estas últimas sería la pobreza humana, que a su vez cuenta con diversas mediciones y matices en su definición. Así, según el Millennium Project[1], la pobreza humana se entiende como la pobreza de ingresos, la de servicios sociales (educación, salud, agua) y la medioambiental mientras que, según el PNUD, la pobreza humana se definiría con las carencias sanitarias, educativas y, en parte, medioambientales sin incluir la pobreza económica o de ingresos, tal y como lo muestran los Índices de Pobreza Humana (IPH-1 e IPH-2) elaborados por la agencia de Naciones Unidas[2].
Este debate en realidad se podría resumir en si estamos entendiendo la pobreza como un fenómeno unidimensional y económico (la pobreza económica y, concretamente, monetaria) o como un fenómeno multidimensional y económico, político, social y medioambiental y en si estamos midiendo la pobreza por sus manifestaciones (baja esperanza de vida, analfabetismo) o por sus causas (limitaciones a las capacidades)[3].
El principal problema que supone medir la pobreza de forma multidimensional está en la variedad y cantidad de datos estadísticos necesarios. Dada la novedad de muchas de las definiciones de la pobreza multidimensional, buena parte de los datos que serían necesarios para su medición no se recaban a escala internacional. Por otra parte, la medición de la pobreza desde el punto de vista de sus causas (y no de sus manifestaciones) requiere un consenso previo respecto de cuáles son esas causas. Así, la principal ventaja que presenta la definición acotada de la pobreza, en función del nivel de ingreso y/o de consumo, es su más fácil medición y la mayor disposición de datos. Hoy por hoy, tan sólo disponemos de las medidas de pobreza de ingreso y/o consumo para analizar la situación y evolución de la pobreza en el mundo, esto es, para realizar comparaciones temporales e internacionales.
La medida más extendida de la pobreza de ingreso es la que establecen diversos organismos internacionales, principalmente el Banco Mundial: la proporción de personas que sobreviven con menos de 1,08 dólares estadounidenses diarios (en ingreso o para consumo) en paridad del poder adquisitivo (PPA) de 1993[4] y, en menor medida, la proporción o número de personas que sobreviven con el doble de renta. En principio, con este primer nivel de consumo o renta quedan cubiertas todas las necesidades básicas como ropa, techo y atención sanitaria mínima. Sin embargo, y sumándose a las limitaciones que supone la medición unidimensional y económica de la pobreza, los cálculos del Banco Mundial tampoco están exentos de críticas. Algunos de los inconvenientes que presentan son los siguientes[5].
En primer lugar, está la inconsistencia en el cálculo de la PPA, que dificulta la comparación temporal y la internacional: mientras la renta de cada año para cada país se ajusta en función de una canasta nacional –que permite la comparación temporal–, para permitir la comparación internacional el ajuste se realiza en base a una canasta de bienes internacional. La canasta internacional trata de recoger el consumo medio, a escala internacional, de los diferentes bienes, por lo que en los últimos años el peso de los servicios frente a otros bienes más básicos, como los alimentos, ha ido en aumento. Esto equivale a decir que el patrón de consumo que se recoge en la canasta internacional diverge cada vez más del patrón de consumo en los países en desarrollo, particularmente en los más pobres.
En segundo lugar, algunos autores también critican el nivel en el que se establece la línea de la pobreza: en torno a un dólar diario PPA. Desde esta perspectiva, esta definición de la línea de la pobreza no recoge de forma realista las necesidades a ser cubiertas para sobrevivir y la línea de la pobreza debería situarse en un nivel dos o hasta tres veces superior.
En tercer lugar, los datos sobre los que se basan los cálculos del Banco Mundial son, en algunos casos, poco fiables. Tal es el caso, según distintas fuentes, de los datos de pobreza de China e India. Existen muy diversas estimaciones de la PPA china (con grandes variaciones entre sí) mientras que la última encuesta para la elaboración de la PPA india se llevó a cabo hace casi dos décadas. La fiabilidad de los datos de pobreza de estos dos países es particularmente importante para el análisis de la situación actual y la evolución reciente de la pobreza en el mundo pues, como se verá en el siguiente epígrafe, estos dos países concentran una proporción elevada de la pobreza mundial con lo que, además, las tendencias de sus niveles de pobreza marcan en gran medida la tendencia de la pobreza a escala mundial.
Tendencia reciente de la pobreza a escala mundial
Según datos del Banco Mundial, se ha producido una notable reducción de la pobreza mundial en el último decenio: la proporción de personas que viven por debajo del umbral de un dólar en los países en desarrollo se redujo, según dicho organismo, del 32% al 25% entre 1990 y 1999, lo cual equivale a decir que el número de pobres pasó de 1.300 millones de personas a 1.100 millones.
Por regiones, la evolución de la pobreza en el último decenio es como sigue: la pobreza se ha reducido drásticamente en Asia Oriental y el Pacífico (cerca de un 50% entre 1990 y 2001) y, en menor medida, en el Sur de Asia (24%) y América Latina y el Caribe (cerca del 16% para el mismo período). Por el contrario, el crecimiento de la pobreza ha sido espectacular en Europa Oriental y Asia Central, donde se ha multiplicado por 6 entre 1990 y 2001. Durante el mismo periodo, la pobreza registrada en África (tanto en África Sub-Sahariana como en Oriente Medio y Norte de África) ha crecido de forma moderada, en torno al 4%.
La pobreza medida con el umbral de 2 dólares diarios ha seguido una tendencia similar aunque menos acusada: las tendencias regionales son las mismas pero la disminución de la pobreza en Asia Oriental y el Pacífico se sitúa en algo más del 32% para el período 1990-2001 mientras que el aumento de la misma en Europa Oriental y Asia Central es del 300%, aproximadamente.
Así pues, el principal motor de la reducción de la pobreza en el mundo durante la última década habría sido, según el Banco Mundial, la región asiática (excluyendo Asia Central). Concretamente, serían China, India e Indonesia los principales responsables de la reducción de la pobreza en el mundo en el decenio pasado. En realidad, la caída de la incidencia de la pobreza ha sido más espectacular en otros asiáticos, como Vietnam –donde la proporción de la población que sobrevive con menos de un dólar diario ha pasado del 74% a poco más del 9% en una década y media– o Pakistán –donde la incidencia de la pobreza se ha dividido por tres en una década–. Sin embargo, al tratarse de países considerablemente más poblados, China, India o Indonesia tienen mayor impacto en la tendencia general de la pobreza mundial. Por lo que se refiere a China, y según datos del Banco Mundial, la caída de la pobreza de casi el 45% a poco más del 26% de la población habría supuesto la reducción de la pobreza en 170 millones de personas en un decenio. Indonesia ha registrado una disminución proporcional de la pobreza muy superior a la china –de más del 26% en 1990 al 7,5% en 2002– lo cual ha permitido la salida de la pobreza a más de 32 millones de personas en un decenio. Por último, India es un caso aparte. Si bien se ha producido también una reducción notable de la incidencia de la pobreza en los últimos años –del 48% al 41% en el periodo 1990-1999–, ésta ha sido inferior al crecimiento poblacional, por lo que el número de pobres que se sitúan por debajo del umbral de un dólar ha aumentado en 7 millones de personas en el periodo citado.
Figura 2. Evolución de la pobreza en algunos países asiáticos
Proporción de pobres1 dólar (en %) | Total de pobres(en millones de personas) | ||||
1990 | 2000 | 1990 | 2000 | Var. (nº per.) | |
China | 44,35 | 26,49 (c) | 509,30 | 338,24 (c) | -171,05 |
India | 48,14 | 41,78 (d) | 405,17 | 412,28 (d) | 7,11 |
Indonesia | 26,34 | 7,51 (e) | 49,52 | 17,37 (e) | -32,15 |
Pakistán | 47,76 | 13,36 (f) | 54,72 | 18,57 (f) | -36,15 |
Tailandia | 6,02 (a) | 1,93 | 3,41 (a) | 1,20 | -2,21 |
Vietnam | 74,00 (b) | 9,10 | 43,48 (b) | 7,19 | -36,29 |
(a) Dato de 1992.(b) dato de 1984.(c) dato de 2001.(d) dato de 1999.(e) dato de 2002.(f) dato de 1998.
Fuente: Banco Mundial, World Development Indicators, base de datos online; US Bureau of the Census, International Data Base; y cálculos propios.
Sin embargo, según algunos estudios, los datos del Banco Mundial no reflejarían correctamente la realidad[6]. La inconsistencia de los datos del Banco Mundial se pondría de manifiesto, particularmente, en las cifras de pobreza para China, que señalan una caída abrupta de la pobreza en el periodo 1993-1996. Según el autor, no se adoptaron políticas particularmente enfocadas a la reducción de la pobreza durante este periodo. Además, otras fuentes de datos nacionales (como la Academia China de Ciencias Sociales) indican un aumento de la pobreza urbana durante el decenio de los noventa. En cualquier caso, desde esta perspectiva, la reducción de la pobreza china no resulta tan intensa si se compara con la velocidad de su crecimiento económico durante el mismo período. Incluso, se pone en entredicho la relación entre el crecimiento chino y la reducción de su pobreza, señalando la posibilidad de que la caída de la pobreza podría deberse a factores demográficos y no económicos (disminución del tamaño de los hogares de rentas más bajas).
Por otra parte, según Chen y Ravallion[7], la pobreza mundial habría seguido, en los últimos años, una tendencia diferente a la que sugiere el Banco Mundial. Siguiendo una metodología diferente de la del Banco Mundial pero utilizando los mismos cálculos de la PPA, estos autores llegan a la conclusión de que la pobreza que se sitúa por debajo del umbral de un dólar diario ha disminuido a nivel mundial durante el decenio de los noventa y que, a escala regional, dicha reducción se da en muy diversas áreas como Asia, América Latina, Oriente Medio y el Norte de África mientras que se registró un aumento de la pobreza en África Sub-Sahariana y Europa Oriental y Asia Central. En términos globales, la pobreza habría descendido ligeramente entre 1987 y 1998, pasando de 1.183 millones de pobres a 1.175 millones. No obstante, excluyendo a China del cómputo, las cifras mundiales de pobreza habrían ascendido de 880 a 961 millones de pobres, lo que equivale a decir que la caída de la pobreza en Asia, América Latina y el Norte de África se habría visto compensada con creces por el aumento de la misma en África Sub-Sahariana y Europa Oriental y Asia Central si excluimos la excepción de China.
Pero lo realmente interesante del estudio llevado a cabo por Chen y Ravallion es la tendencia reciente de la pobreza mundial que se sitúa por debajo del umbral de 2 dólares diarios. Recordemos que, según otros estudios, la línea de la pobreza debería situarse en un nivel superior (entre 2 y 3 dólares diarios en PPA), al de un dólar diario para ser más realista. Pues bien, según estos autores, atendiendo al umbral de pobreza de 2,15 dólares diarios en PPA, la pobreza mundial habría aumentado durante los noventa, tanto si incluimos a China en el cómputo como si no. La población mundial que subsistía por debajo de este umbral en 1987 ascendía a 2.549 millones de personas y se situó en 2.812 millones en 1998. Bien es cierto, excluyendo a China del cómputo, el crecimiento de la pobreza sería aún mayor, pasando de 1.797 millones de personas en 1987 a 2.178 millones en 1998. Por regiones, la pobreza habría aumentado en todas excepto en Asia Oriental. Un tercio de la población mundial se situaría entre los umbrales de 1,08 y 2,15 dólares diarios en PPA.
Conclusiones: La primera conclusión que podemos extraer de un análisis superficial de los datos sobre la evolución y estado actual de la pobreza en el mundo es que dichos datos no nos permiten sacar una conclusión clara, ni positiva, ni negativa. Existen datos contradictorios y las contradicciones se deben, fundamentalmente, a cuestiones metodológicas. Los problemas estadísticos son de diversa naturaleza. En primer lugar está la escasez y poca fiabilidad de los mismos. Asimismo, la baja periodicidad de las encuestas o las diferencias en las metodologías de cada país dificultan el análisis comparado. En segundo lugar, y por lo que respecta a los datos sobre pobreza de ingreso y/o consumo, a las deficiencias de los datos se suman las deficiencias de la metodología empleada para calcular el indicador: además del dudoso realismo de establecer el umbral de pobreza en tan sólo poco más de un dólar diario estadounidense en PPA, el cálculo del Banco Mundial de la PPA es ampliamente criticado. Baste señalar que la actualización del indicador de un 1 dólar en PPA de 1985 a 1,08 dólares en PPA de 1993 supuso una caída de la línea de la pobreza en 77 países (que, dicho sea de paso, contienen el 82% de la población mundial). El cambio metodológico elevó la línea de la pobreza de Nigeria en 42% y redujo la de Mauritania en 61%. Sobra decir que con alteraciones de esta magnitud, resulta difícil saber con exactitud cuál es la situación actual y la evolución reciente de la pobreza en el mundo así como su distribución por áreas geográficas o países.
Una primera lección a extraer sería pues que los datos sobre el estado del desarrollo mundial requieren de un esfuerzo estadístico mucho mayor y que la elaboración de indicadores requiere de un consenso más amplio por parte de la comunidad académica. Son estos datos y sus respectivos indicadores los que van a guiar el análisis de la realidad y, en último término, la adopción de políticas basadas en dicho análisis. Así, una primera lectura de los datos sobre pobreza elaborados por el Banco Mundial nos llevaría a pensar que, en estos términos, “el mundo va mejor”, pues en el último decenio la pobreza se habría reducido a escala mundial (tanto si incluimos a China en el análisis como si no). De esta observación podría derivarse entonces que las políticas adoptadas por la comunidad internacional en el último decenio han llevado a una mejora de las condiciones de vida para el conjunto de la población mundial. Los análisis alternativos al del Banco Mundial muestran, sin embargo, la tendencia contraria, habiéndose producido un aumento de la pobreza de ingresos en el pasado decenio (tanto si incluimos a China como si no). En definitiva, los datos de que disponemos deben ser abordados y analizados con suma cautela.
Sobre lo que sí hay consenso es sobre la mejora significativa de las condiciones de vida en China, que se pondría de manifiesto, entre otros indicadores, en la reducción –de mayor o menor magnitud– de la pobreza de ingreso y del hambre; pero también en otros indicadores como el rápido crecimiento económico o el aumento del comercio internacional, de las entradas de inversión extranjera directa y de las reservas en divisas.
No obstante, al igual que la lectura de las estadísticas de las que disponemos debe realizarse con suma cautela, también debemos ser prudentes a la hora de analizar los factores que explican este progreso. Ya hemos visto que algunos autores cuestionan la relación directa entre el crecimiento económico y la reducción de la pobreza, apuntando que podrían tener más peso en esta última los cambios demográficos. En términos más generales, una opinión muy extendida es la de que la evolución reciente de China demuestra que la globalización económica presenta ventajas indudables para los países en desarrollo. Pero lo cierto es que la inserción económica mundial del país asiático está llena de matices y que se caracteriza por su gradualismo y su carácter estratégico.
Iliana Olivié
Investigadora Principal, Cooperación Internacional y Desarrollo, Real Instituto Elcano
[1] Millennium Project (2004), “Interim Report of Task Force 1 on Poverty and Economic Development”, Millennium Project, febrero.
[2] PNUD (2003), Human Development Report 2003: Millennium Development Goals: A Compact Among Nations to End Human Poverty, Oxford University Press, Nueva York y Oxford.
[3] Otro debate que se da en torno a la definición y medición de la pobreza está en si la pobreza debe abordarse desde una perspectiva absoluta y que, por tanto, permita la comparación internacional, o como un fenómeno relativo según el cual los pobres lo son respecto de la sociedad en la que viven (no es comparable un pobre de Sierra Leona con un pobre canadiense).
[4] O 1 dólar diario en PPA de 1985.
[5] Algunas críticas a la medición de la pobreza del Banco Mundial se recogen en Pogge, T.W y S.G. Reddy (2003), “Unknown: The Extent, Distribution, and Trend of Global Incom Poverty”, Columbia University, mimeografiado; y en Vandemoortele, J. (2002), “Are We Really Reducing Global Poverty?”, United Nations Development Programme, Bureau for Development Policy, Nueva York.
[6]Vandemoortele (Ibid.).
[7]Chen, S. y M. Ravallion (2001), “How Did the World’s Poorest Fare in the 1990s?”, Review of Income and Wealth, Series 47, nº 3, septiembre, pp. 283-300.