Europa tras las elecciones: el centro aguanta… de momento

Vista del hemiciclo del Parlamento Europeo con los parlamentarios sentados en sesión. La foto fue tomada desde la puerta en lo alto de una escalera pequeña en una cabina lateral con cristales.
Vista del hemiciclo del Parlamento Europeo desde un lateral. Foto: CC-BY-4.0: © European Union 2022– Source: EP

Tema
Análisis de los resultados de las elecciones europeas de 2024 y de sus repercusiones para el nuevo ciclo institucional de cinco años de la Unión Europea tras la conformación de los grupos políticos de la décima legislatura del Parlamento Europeo, así como la elección de la presidencia de la Comisión Europea durante la primera sesión plenaria del Parlamento Europeo.

Resumen
En este análisis se abarcan dos temas. En primer lugar, se examinan los resultados de las elecciones europeas de 2024 desde el punto de vista europeo, no el nacional. La décima legislatura del Parlamento Europeo (PE) cuenta con ocho grupos políticos, tres de ellos de derecha o extrema derecha: uno se ha ampliado (Partido de los Conservadores y Reformistas Europeos: CRE), el segundo se ha ampliado y ha cambiado de nombre (Patriotas por Europa: PfE) y el tercero es completamente nuevo (Europa de las Naciones Soberanas, ESN, por sus siglas en inglés). Al mismo tiempo, el Partido Popular Europeo (PPE) mantuvo el primer puesto entre los grupos parlamentarios, con la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (S&D) en segunda posición. Renovar Europa ha implosionado desde las elecciones y Los Verdes han perdido fuelle. El equilibrio de poder en el nuevo Parlamento se ha traspasado de Renovar Europa al Partido Popular Europeo.

En segundo lugar, analizamos las tendencias del panorama político europeo después de las elecciones. Los primeros compases del verano de 2024 fueron un momento histórico de transición del poder en la Unión Europea (UE). Entre 2019 y 2024, el sistema político de la UE estuvo marcado por el proyecto político del Pacto Verde Europeo y tres grandes crisis: el Brexit (de 2016 a 2020), el COVID-19 (de 2020 a 2022) y la guerra en Ucrania (de 2022 en adelante). Por un lado, el nuevo Parlamento, y con él la UE con un mandato social renovado, apuesta por una política de continuidad: los mismos dirigentes en la Comisión y en el Parlamento, respaldados por una coalición “Ursula 2.0” similar a la anterior. Por el otro, se sustituye la bandera del Pacto Verde Europeo por un nuevo término clave algo difuso: el “pacto industrial limpio”. Todo esto ocurre en un momento en el que la prioridad número uno es la necesidad cada vez más acuciante de contar con una defensa conjunta colectiva.  

Con la nueva configuración política, es probable que las relaciones entre las instituciones se muevan hacia una mayor politización y una reducción de los conflictos interinstitucionales. Las relaciones en el seno del Consejo Europeo también están evolucionando hacia mayorías policéntricas.

Análisis

1. Introducción

La ciudadanía europea ha votado. Las décimas elecciones europeas ya han quedado atrás y comienza ahora el largo periodo de transición en el poder. A finales de 2024 ya se habrá elegido al conjunto completo de dirigentes, entre ellos todos los comisarios europeos (según las previsiones, a partir del 1 de noviembre) y la nueva presidencia del Consejo Europeo (a partir del 1 de diciembre). Los cambios derivados de las elecciones, tanto a nivel personal como político, son un reflejo del estado actual de la democracia europea, la única democracia transnacional del mundo.

Los temas principales de la campaña electoral fueron la seguridad y el estado de la economía, lo que contrasta sobremanera con las cuestiones destacadas de hace cinco años (el cambio climático[1]). La UE está cansada de las crisis múltiples y de la guerra rusa en Ucrania. Parece poco probable que la UE vaya a abandonar su senda de transformación energética hacia la neutralidad climática de aquí a 2050, pero tampoco se puede descartar que introduzca ajustes importantes en las soluciones específicas durante los próximos años.

Entre el 6 y el 9 de junio de 2024, el 51% de las más de 360 millones de personas con derecho a voto de la UE eligieron la composición del décimo Parlamento Europeo hasta la fecha. La participación fue algo superior (51,08% en 2024) a la de cinco años atrás (50,66%). Antes de 2019, la participación en las elecciones europeas llevaba cayendo dos décadas.

En este análisis se presenta la evolución de la situación política en el PE y, de un modo más amplio, en la UE después de las elecciones. A primera vista, los cambios parecen superficiales. Ahora bien, esos “pequeños giros” que incluso podrían no suponer cambios en las presidencias de la Comisión Europea y el PE[2] tienen su importancia para el proceso de integración europea y la agenda de la UE en los años venideros.

Del análisis se desprenden dos fenómenos principales, relacionados sobre todo con la mayor politización de la Unión Europea. Por un lado, en el nuevo Parlamento Europeo, la división entre los grupos favorables o contrarios a la Comisión será aún más diáfana. Por el otro, el aumento de la politización podría darse en mayor medida en el Consejo de la UE, cuyo modus operandi se ha basado hasta la fecha en negociaciones diplomáticas de una mayoría (preferencia por la unidad). Lo paradójico es que esta circunstancia podría reducir la importancia de las desavenencias institucionales entre el Parlamento y el Consejo.

El segundo proceso importante que han puesto de relieve las elecciones es la crisis política del motor de la integración de la UE, que siempre ha sido el eje Berlín-París. En la primavera de 2024, nos encontramos con una situación novedosa de gestión policéntrica de toda la Unión sin la autoridad moral de las dos capitales principales. Los dos políticos más importantes de la UE actual son los primeros ministros de Polonia e Italia. El primero, Donald Tusk, es al mismo tiempo: (a) líder de una coalición política que derrotó a un partido nacionalista en su país de origen; (b) líder del país más grande donde gobierna un miembro del Partido Popular Europeo; y (c) expresidente del Consejo Europeo. La segunda figura más importante es Giorgia Meloni, la líder del bando “contestario”.

En este nuevo contexto policéntrico, tienen cabida las iniciativas políticas de todas las capitales. Cada cuestión exige una atención diferente, por lo que sería comprensible esperar nuevas iniciativas relacionadas con la migración o las fronteras marítimas por parte de las naciones mediterráneas, mientras que las iniciativas relacionadas con la seguridad o las tensiones fronterizas en Europa del este podrían provenir de los países de esa zona.[3]

2. Resultados de las elecciones y constitución del décimo Parlamento Europeo

Las elecciones europeas no supusieron ningún cambio cuantitativo destacable en el apoyo a los dos grandes bloques políticos: la centroderecha y la centroizquierda. El aumento del respaldo a la derecha nacionalista, dividida anteriormente en dos grupos políticos (CRE e ID), fue de índole evolutiva sin ser una tendencia masiva, sobre todo a expensas de los centristas liberales y los grupos ecologistas.

Figura 1. Distribución de los mandatos en el décimo Parlamento Europeo al inicio de la legislatura

Figura 2. Cambio en la composición de los grupos de abril de 2024 (9º PE) a julio de 2024 (10º PE)

Grupo políticoIzquierdaS&DVerdes y cía.Renovar EuropaPPECREPatriotas por Europa (ID)ESNNI/Otros
Abril (705)37139711021766949062
Julio (720)46136537718878842532
Cambio (+15)+9-3-18-25+13+9+35+25-30
Fuente: cálculos propios del autor. En cursiva, los grupos mayoritarios que apoyaron a Ursula von der Leyen en la votación para la presidencia de la Comisión Europea el 18 de julio de 2024. El número total de eurodiputados debería ser de 720, pero uno de los escaños de España sigue vacante a la espera de que se resuelva el caso de Toni Comín.

El grupo del Partido Popular Europeo sigue siendo el más amplio y se ha reforzado desde el punto de vista cuantitativo. Su coalición anterior (PPE-RE-S&D) ha mantenido una mayoría nominal en el nuevo PE que, entre otras cosas, ha supuesto la continuidad del mandato político de Ursula von der Leyen (PPE-DE) como presidenta de la Comisión Europea. Asimismo, esta coalición se ha visto reflejada en el reparto entre PPE y S&D de los puestos importantes del Parlamento, en especial la presidencia, que cada uno de estos dos grupos ocupará durante la mitad de la legislatura. La candidata del PPE a la presidencia del Parlamento para los dos años y medio siguientes fue la expresidenta Roberta Metsola (PPE-MT).

El PPE fue la única agrupación europea que no sufrió el traspiés de perder cinco escaños en alguno de los países de la UE; de hecho, donde más escaños ganó fue en España (+9), Polonia (+7) y Hungría (+6). Esta circunstancia deja entrever una mayor importancia en el futuro de estas delegaciones nacionales en el seno del PPE.

El viraje general del Parlamento hacia la derecha ha supuesto un cambio considerable en la cámara. Si el punto centralde la bancada parlamentaria estaba ocupado por Renovar Europa, ahora corresponde al PPE.

El puesto de Manfred Weber(PPE-DE) como dirigente del grupo no corre peligro. La delegación más voluminosa dentro del PPE es la alemana (30 eurodiputados), seguida de la polaca (23) y la española (22). A excepción de la rumana (11 eurodiputados), ninguna otra delegación nacional cuenta con más de 10 representantes electos en el grupo.

2.2. Socialdemócratas: S&D, 136 eurodiputados

El segundo grupo más numeroso es el de los socialdemócratas, aunque ya no cuentan con posibilidades de conformar una alternativa progresista en caso de desavenencias con el PPE. En la anterior legislatura, era posible conseguir una mayoría de cuatro grupos a la izquierda del PPE, tal y como se observó en algunas votaciones sobre el Pacto Verde Europeo. Por ejemplo, en la votación en comisión sobre la regeneración de los recursos naturales, se produjo un empate a 44 votos entre los eurodiputados progresistas y los conservadores. Solamente se obtuvo una exigua mayoría en votaciones en plenaria; por ejemplo, en el acuerdo final negociado con el Consejo de la UE, aprobado por una mayoría de 329 votos a favor frente a 275 en contra, el 27 de febrero de 2024.[4]

En las elecciones, los socialdemócratas sufrieron pérdidas de poca importancia que no alteran las líneas maestras de la relación con su socio de coalición (PPE), salvo por el hecho de haber perdido la posibilidad de conformar una mayoría alternativa sin el PPE. La delegación nacional más voluminosa en el nuevo Parlamento es la italiana (21), seguida de la española (20) y entre las mayores delegaciones se encuentran también la alemana (14), la francesa (13) y la rumana (11).

Las mayores subidas del grupo se dieron en Italia y Francia (+6 eurodiputados en ambos casos) y la mayor caída se produjo en Polonia (-4 escaños). La líder del grupo socialdemócrata, Iratxe García Pérez (S&D-ES), fue confirmada en su puesto para la nueva legislatura.

En 2023, a raíz del gobierno en coalición entre los partidos de izquierda eslovacos SMER y HLAS y un partido de extrema derecha (Partido Nacional Eslovaco, miembro del grupo CRE), el Partido de los Socialistas Europeos suspendió la pertenencia al grupo de sus miembros eslovacos. Ahora, tras las elecciones europeas, 6 eurodiputados de SMER y HLAS siguen sin estar adscritos a ningún grupo, pero en lo político se consideran de izquierdas. La probabilidad de que alguno de ellos pueda incorporarse al grupo S&D a título individual durante la legislatura es más bien escasa.

2.3. Patriotas por Europa: P4E, 84 eurodiputados

Donde sí hubo competencia fue para obtener el puesto de tercer grupo más numeroso para la décima legislatura del Parlamento. El grupo centrista Renovar Europa ocupó esa tercera posición durante muchos años. Tras las elecciones, parecía que el grupo CRE podría recoger el testigo, pero al final, cuando se reunió el Parlamento el 16 de julio, se constató que el tercer grupo más voluminoso era Patriotas por Europa.

Este grupo tiene su origen en gran medida en la iniciativa de tres líderes del partido político húngaro Fidesz (hasta entonces independiente), el checo ANO (hasta entonces en Renovar Europa) y el austriaco FPO (hasta entonces en Identidad y Democracia). El nexo de unión fue la oposición común a la Comisión presidida por Ursula von der Leyen y al Pacto Verde Europeo. Cuando se hizo pública la creación del grupo nuevo, se unieron a él la mayoría de los miembros de ID, por lo que podría considerarse una reencarnación de ID. La mayor delegación nacional de ID era la de la Agrupación Nacional de Francia, que sigue siendo la más voluminosa de Patriotas por Europa (30 eurodiputados). Por ese motivo, el nuevo líder de PfE es Jordan Bardella (PfE-FR). La segunda mayor de las delegaciones nacionales es la húngara (11).

Patriotas por Europa, al igual que el anterior grupo ID, sigue aislado políticamente en el Parlamento por el cordón sanitario que impone la mayoría de von der Leyen a este grupo y a ESN. Sin embargo, la renovación del grupo pone de manifiesto sin lugar a duda la nueva rivalidad entre CRE, P4E y ESN para ver cuál de las fuerzas acabará siendo la alternativa principal a la corriente dominante en la UE.

Se suele presentar a los miembros de P4E como extremistas políticos. Defienden una Europa de Estados soberanos con menos influencia de la UE. Asimismo, se acusa a muchos miembros de ser prorrusos, de oponerse al Pacto Verde Europeo y de llegar a exigir el cierre del Parlamento Europeo y el regreso a la situación anterior al Tratado de Maastricht de 1992.

El traspaso del partido español Vox desde el grupo CRE a P4E fue en la dirección opuesta (hacia una mayor radicalidad) a lo observado en otros casos. La mayoría de los exmiembros de ID consideran que P4E es algo menos “tóxico” (por ejemplo, el grupo no incluye al partido alemán AfD y se le han sumado los checos de ANO y otros partidos en el gobierno como Fidesz en Hungría y PVV en Países Bajos). Santiago Abascal, dirigente de Vox, ha dicho de P4E que es el mejor lugar para exigir un “cambio de rumbo radical y urgente en la UE”.

No obstante, desde un punto de vista positivo, podría haber una explicación algo diferente: Vox quiere hacer de puente entre P4E y el grupo CRE. Por ejemplo, Abascal respetó la petición de Meloni de no abandonar el CRE antes del 4 de julio, cuando los grupos se reunieron para asignar los puestos en las comisiones y organizar los altos cargos del Parlamento. En ese momento, el CRE continuaba siendo el tercer grupo más numeroso durante las negociaciones. El líder de Vox sigue hablando de trabajar para crear un “gran grupo” que aúne a todas las fuerzas radicales. Al no haber sido posible en esta ocasión, se decantó por Patriotas por Europa. Abascal sigue mostrándose agradecido por el apoyo de Giorgia Meloni: “siempre será socia, amiga y aliada de Vox”. También se siente en deuda con el partido polaco Ley y Justicia (PiS) polaco, la segunda fuerza más importante en el grupo CRE, por haber sido “vanguardia en la lucha de los patriotas en Europa”.[5]

Sin embargo, no será posible una unificación de CRE y P4E mientras siga activa la guerra en Ucrania y se mantengan las grandes diferencias de opinión entre Giorgia Meloni y Viktor Orban. “Ir con Le Pen va en contra de los planes de Meloni en Italia”, comentó un eurodiputado importante en Estrasburgo en julio de 2024[6]. Por eso, un motivo alternativo para el traspaso de Vox al grupo de Patriotas por Europa es que les daba miedo el auge de Se Acabó la Fiesta (SALF) y querían evitar que se incorporara a un grupo importante. Si seguimos esta lógica, existe una pugna entre Vox y SALF para ver cuál será el partido más radical en el ámbito normativo de la UE.

2.4. Conservadores y Reformistas Europeos: CRE, 78 eurodiputados

El cuarto lugar pertenece al grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos, que ganó varios eurodiputados y al que se incorporaron algunos partidos nacionales nuevos. El cambio más destacable para el CRE son las grandes expectativas puestas por el nuevo Parlamento (sobre todo en el PPE y en partes de Renovar Europa) en que se proceda a la “integración” del CRE a la corriente dominante. La mayor delegación del grupo era el partido polaco Ley y Justicia (PiS), acusado de subvertir el Estado de derecho durante su mandato en Polonia (2015-2023). La respuesta de la Comisión Europea fue activar el procedimiento recogido en el artículo 7 (suspensión de los derechos de voto por conculcar los valores de la UE), mientras que a nivel político se aplicó un “cordón sanitario” a los políticos del PiS en el Parlamento Europeo.

La pérdida de poder del PiS en Varsovia en 2023 implica que ya no se puede acusar al partido de vulnerar el Estado de derecho, por lo que cabría defender que todo el CRE ha entrado ahora en la corriente mayoritaria europea.

La historia del grupo CRE es que fue fundado por los tories británicos después de escindirse del PPE en 2009. Cuando los británicos salieron de la Unión Europea en 2020, el CRE experimentó una transformación. Pese a que la mayor delegación nacional del CRE en el noveno Parlamento Europeo fue con diferencia la del PiS (27), lo copresidieron Ryszard Legutko (PiS) y Nicola Procaccini de los Hermanos de Italia (FdI). FdI solamente contaba con 10 eurodiputados.

Las elecciones provocaron grandes cambios en el seno del CRE. PiS sufrió las mayores pérdidas (-7), mientras que FdI logró la mayor subida (+12) y se convirtió en la delegación nacional más importante del grupo CRE (24). Las delegaciones menos voluminosas apenas tienen seis escaños (Rumanía). En consecuencia, se ha elegido como copresidentes a Nicola Procaccini (CRE-IT) y a Joachim Brudziński (CRE-PL).

No obstante, la fuerza motriz que impulsa al CRE es la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, cuyo gabinete está formado por partidos del CRE, el PPE y P4E. Desde la formación del gobierno de Meloni, se ha venido observando un proceso de acercamiento político de los Hermanos de Italia con la corriente generalista europea, en especial con los políticos de los partidos alemanes CDU/CSU. La valoración general de la política de la primera ministra Meloni es “sorprendente para los escépticos de Bruselas”, sobre todo por su pragmatismo.

Durante los debates preelectorales, Ursula von der Leyen habló de las tres condiciones para cooperar en el futuro con políticos de derechas. En primer lugar, la postura proeuropea que tienen los Hermanos de Italia; en segundo lugar, aplicar una política favorable a Ucrania y, por último, respetar el Estado de derecho en su país. En el contexto de sus cálculos previos a las elecciones, von der Leyen se distanció de todo el CRE, pero le tendió la mano a Meloni. Después de las elecciones, algunos eurodiputados del CRE respaldaron la reelección de von der Leyen (checos y belgas), aunque la inmensa mayoría votaron en contra de la presidenta.

La relativa popularidad del CRE en la bancada derecha del Parlamento proviene de su fuerte hincapié en la soberanía de los Estados miembros y su exigencia de que se recorten las facultades de la Comisión Europea. En el plano político, el CRE se presenta como una alternativa “más civilizada” para los grupos generalistas en el PE (el cordón sanitario no se ha aplicado al CRE), distinto a los demás grupos de extrema derecha. La opción “menos civilizada” (sometida al cordón sanitario) según esta lógica era Identidad y Democracia (ID), grupo convertido ahora en Patriotas por Europa (P4E). Ese es el motivo preciso por el que el nuevo partido radical español Se Acabó La Fiesta ha solicitado sumarse a las filas del grupo CRE.[7]

En lo referente a las políticas, el CRE critica la postura de P4E sobre la guerra en Ucrania y el papel de Rusia. Asimismo, el CRE se muestra partidario de Estados Unidos sin ambigüedades y la mayoría de sus eurodiputados no son negacionistas del cambio climático.

2.5. Renovar Europa: RE, 77 eurodiputados

Tras haber sido terceros, Renovar Europa se sitúa ahora en la quinta posición. El grupo ha sufrido una caída considerable, en especial en Francia y en España. Después de las elecciones, una gran delegación de eurodiputados checos del partido ANO abandonaron el grupo y se sumaron a P4E. Aun así, Renovar Europa sigue siendo un socio esencial para el PPE y S&D a la hora de construir una mayoría política en la próxima Comisión Europea.

La inspiración para crear Renovar Europa en 2019, basándose en el partido liberal ALDE (Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa), provino del presidente francés Emmanuel Macron. Los cálculos poselectorales apuntan a caídas de un 20 % de los miembros de RE. En Francia, el grupo perdió 10 escaños, y en España ocho. Los partidos de RE también obtuvieron malos resultados en Rumanía (-5) y en Italia (-4), países que no contarán con ningún eurodiputado en el grupo.

Después de las elecciones, el grupo parece estar implosionando. En el Consejo Europeo, todo apunta a que RE va a ceder dos puestos de primer ministro a grupos de derechas (Países Bajos y Bélgica) en las próximas semanas. En el Parlamento Europeo, RE sufrió el abandono de una de sus principales delegaciones nacionales: ANO, de la República Checa (7). Los políticos de este partido hicieron campaña al PE criticando el Pacto Verde Europeo y la política migratoria de la UE. Tras las elecciones, ANO declaró que no apoyaría a Ursula von der Leyen como presidenta de la Comisión para un segundo mandato, y acto seguido abandonó el grupo.[8]

Las viejas rencillas entre los miembros de ALDE (cerca de dos tercios de RE) y los políticos franceses reacios a utilizar el adjetivo “liberal” para el grupo se resisten a desaparecer. Persisten las críticas por la cooperación de partidos de RE con grupos de extrema derecha. ¿Deben formar coaliciones los partidos liberales y centristas con partidos antisistema de extrema derecha? El debate estalló en el contexto de la coalición de gobierno recién creada en La Haya, que incluye al nutrido partido neerlandés VVD (miembro de ALDE).

El problema es más amplio y atañe también a miembros suecos y finlandeses del grupo. Todos ellos fueron amenazados con ser expulsados del grupo por sus coaliciones nacionales con partidos del CRE (Demócratas de Suecia, Partido de los Finlandeses) y de Patriotas por Europa (el Partido por la Libertad [PVV], exmiembro de ID, en los Países Bajos). Mientras que en Suecia y en Finlandia los primeros ministros son políticos del PPE, y los partidos del CRE tienen una influencia limitada en el funcionamiento general de sus gobiernos, el PVV asumirá responsabilidades de gobierno en La Haya, con el tecnócrata Dick Schoof al mando. Es probable que el próximo gobierno belga incluya también a partidos liberales (miembros de RE) y a partidos que formen parte del grupo CRE.

La delegación francesa (13 eurodiputados) sigue de capa caída, pero continúa siendo la más numerosa del grupo. La líder actual del grupo, Valerie Heyer(RE-FR), ha sido reelegida para un nuevo mandato. Otras delegaciones importantes son la alemana (8 escaños) y la neerlandesa (7).

2.6. Los Verdes y cía.: V, 53 eurodiputados

En sexta posición aparece el grupo de Los Verdes, que ha caído con fuerza en varios Estados miembros y ha perdido 18 escaños en el Parlamento Europeo. Las mayores caídas se registraron en Alemania (-9) y Francia (-7), si bien llegaron a subir en Países Bajos (+3). La razón principal de la caída cabe encontrarla en el desgaste producido por el coste de la transformación climática, así como por el cambio en las prioridades de la población europea. En 2024, las motivaciones principales del electorado fueron 1) los conflictos internacionales, 2) la economía y 3) las migraciones[9].

Las mayores delegaciones nacionales las conforman los eurodiputados electos de Alemania (16) y Países Bajos (6), lo que también se refleja en la cúpula dirigente del grupo. Los Verdes están capitaneados por dos líderes: Terry Reintke (V-DE) y Bas Eickhout (V-NL).

En coalición con Los Verdes está la Alianza Libre Europea (ALE), que en España obtuvo cuatro eurodiputados de Cataluña, Valencia y Galicia. Otro nuevo socio de la coalición es el partido federalista europeo en auge llamado Volt. En 2024, los candidatos de Volt se hicieron con cinco escaños parlamentarios (dos en los Países Bajos y tres en Alemania).

2.7. Izquierda: I, 46 eurodiputados

La extrema izquierda también cuenta con un grupo. Por ahora, la Izquierda (también conocida como GUE-NGL hasta 2023) ha acogido a partidos anticapitalistas, poscomunistas, antisistema y partidos protesta, sobre todo de trabajadores y desempleados. Manon Aubry (I-FR) y Martin Schirdewan (I-DE) son los copresidentes del grupo.

De manera temporal, la Izquierda aceptó aliarse con otro partido italiano: el Movimiento 5 Estrellas (M5S). El M5S intentó sin éxito integrarse en varias ocasiones en los grupos progresistas existentes (Los Verdes, Izquierda, Renovar Europa). En el pasado, el M5S formó una confederación con el partido británico UKIP, que hizo campaña a favor de la salida del Reino Unido de la Unión Europea (grupo EFDD, 2014-2019).

Por lo que respecta al grupo de la Izquierda, el gran interrogante es si abrirá sus puertas al nuevo partido alemán, la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW) con sus 6 eurodiputados, lo que supondría sobrepasar al grupo de Los Verdes.

2.8. Europa de las Naciones Soberanas: ESN, 25 eurodiputados

Para crear un grupo, hay que reunir al menos a 23 eurodiputados procedentes de un mínimo de siete países de la UE. El partido alemán AfD consiguió crear un grupo pequeño tras su propia expulsión de ID justo antes de las elecciones.

El grupo nuevo cuenta con 25 miembros, si bien 14 de ellos proceden del partido AfD. En su reunión constituyente, se eligió a René Aust (ESN-DE) y Stanisław Tyszka (ESN-PL) como copresidentes.

El grupo podría ampliarse con la entrada del partido español Se Acabó La Fiesta (SALF), en caso de que su solicitud de incorporarse al CRE no llegue a buen puerto. Una tercera opción para SALF es quedarse como partido no adscrito. En cualquier caso, la asociación final de SALF aún no se ha definido del todo. Hubo un momento en el que el líder del partido llegó a pedir paciencia para el anuncio de la futura adscripción.

3. La nueva dinámica política en la UE

3.1.  ¿Quién gobernará la Unión?

Hasta 2014, básicamente no había una división tajante en el Parlamento Europeo entre los políticos mayoritarios y los minoritarios. El sistema político europeo hunde sus raíces en un fuerte sentido de respeto por las diferencias entre partidos políticos. El hecho de que ningún partido haya tenido nunca una mayoría es el motivo principal que explica la necesidad de crear coaliciones y soluciones de compromiso. No ha habido ningún grupo ni ninguna nación que haya logrado ejercer su dominio sobre la labor de la cámara. Por lo tanto, las diferencias entre eurodiputados tenían más que ver con su estilo de trabajo y su actividad política que con sus colores políticos.

Este sistema político empezó a evolucionar con la aparición de candidatos a la presidencia de la Comisión Europea en las elecciones europeas como cabezas de lista de sus partidos (los llamados Spitzenkandidaten). El mecanismo de candidatos como cabezas de lista propuesto por el Parlamento Europeo supuso la elección de Jean-Claude Juncker como presidente de la Comisión en 2014. El mismo sistema no llegó a buen puerto en 2019, cuando Ursula von der Leyen, que no se presentaba como candidata a ese puesto en las elecciones, acabó convirtiéndose en la nueva presidenta de la Comisión. Además, su nombre surgió durante las negociaciones de dirigentes en la reunión del Consejo Europeo después de que todos los candidatos posibles fueran rechazados. Cabe señalar que el Consejo Europeo nunca ha aceptado limitar únicamente a los Spitzenkandidaten su facultad de proponer a un candidato a la presidencia de la Comisión Europea.[10]

El 27 de junio de 2024, el Consejo Europeo propuso renovar cinco años más el mandato de Ursula von der Leyen. De este modo, al igual que en 2014, el Consejo Europeo propuso la candidatura de una persona que era cabeza de lista del partido que ganó las elecciones. En dos reuniones de dirigentes, las personas clave del Consejo Europeo que propusieron el “mecanismo institucional” fueron los representantes de las tres fuerzas políticas presentes en el Consejo. Por el PPE, los negociadores fueron Donald Tusk y Kiriakos Mitsotakis (12 miembros en el Consejo Europeo); por el PSE, Pedro Sánchez y Olaf Scholz (4 miembros), y por Renovar Europa, Emmanuel Macron y Mark Rutte (4 miembros). Los representantes del CRE (2 miembros) no fueron invitados.

La decisión en el Consejo Europeo se tomó con relativa rapidez y facilidad. Ursula von der Leyen recibió el apoyo de 25 dirigentes para ocupar la presidencia de la Comisión. Von der Leyen aún necesitaba la aprobación del Parlamento, pero António Costa como presidente del Consejo Europeo y las eurocumbres (a partir del 1 de diciembre de 2024) y Kaja Kallas como alta representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad han recibido el visto bueno sin necesidad de que el Parlamento lo aprobara.

Un reto mucho mayor para la presidenta electa de la Comisión era obtener los 360 votos necesarios en el Parlamento Europeo, y aun así ganó con 41 votos más de los necesarios tras granjearse el apoyo de la mayoría de los eurodiputados del PPE, los socialdemócratas, Renovar Europa y Los Verdes.[11]

En 2019, Von der Leyen apenas superó la mayoría necesaria por 9 votos, pero se debió a que no era ella la cabeza de lista. En aquella votación, muchos eurodiputados se vieron influenciados por un mensaje de la cámara en el que se anunciaba que podría rechazarse la candidatura de una persona que no fuera cabeza de lista.

Figura 3. Auge de los partidos políticos generalistas en el PE en los Estados miembros más poblados

IzquierdaS&DVREPPECREP4EESNIND
DE (96)4%71%15%10%
FR (81)11%46%5%37%1%
IT (76)13%45%31,5%10,5% 
ES (60)7%8%10%5%
PL (53)51%38%5,5%5,5%
Fuente: elaboración propia. La mayoría de los miembros de S&D, Los Verdes (V), Renovar Europa (RE) y el PPE dieron su apoyo a la presidenta Von der Leyen durante la primera sesión plenaria en julio de 2024. Los grupos en cursiva no están sometidos al cordón sanitario, lo que implica que obtuvieron puestos políticos durante el reparto de los altos cargos entre los grupos. No se ha elegido para ningún alto cargo en el Parlamento a eurodiputados de P4E, ESN o independientes (IND) no adscritos.

Los resultados de las elecciones europeas de 2024 en España han supuesto el espaldarazo nacional más fuerte para los partidos generalistas de la próxima Comisión Europea entre las naciones más pobladas (Figura 2). Esta situación será de suma importancia para los métodos de trabajo del Parlamento, puesto que los informes (legislativos y políticos) se reparten de manera proporcional entre los grupos políticos que no estén sometidos a un cordón sanitario. Resulta revelador que el porcentaje de eurodiputados electos de Alemania y Francia entre los grupos políticos sin cordón sanitario se sitúe muy por debajo del 80%, mientras que los eurodiputados italianos y polacos únicamente superan esa cifra por la inclusión del CRE en la corriente generalista. Queda por ver si esta circunstancia deriva en un entorno de trabajo en el que los eurodiputados del CRE lleguen a elaborar informes y negociar soluciones de compromiso en la cámara.

Por ese motivo, los eurodiputados españoles no sometidos al cordón sanitario (85%) tienen garantizado que, en la nueva legislatura, se les encargarán informes con más frecuencia que a sus homólogos de otros Estados miembros.

Asimismo, hay dos factores relevantes para los puestos de liderazgo en el Parlamento. En primer lugar, el tamaño de la delegación nacional. En segundo lugar, el porcentaje de eurodiputados dentro de la corriente generalista en el Parlamento. He ahí la razón por la que nueve vicepresidentes/presidentes de comisiones proceden de Alemania (de cuatro grupos políticos diferentes). Después de Alemania, en los puestos de liderazgo hay cinco españoles (de dos grupos: PPE y S&D) y cinco polacos (de dos grupos: PPE y CRE), seguidos de cuatro franceses e italianos y tres rumanos.

Las cuatro comisiones más grandes (que se suele considerar que tienen más peso político) las presidirán David Allister (Asuntos Exteriores, PPE-DE), Antonio Decaro (Medio Ambiente, S&D-IT), Borys Budka (Industria, Investigación y Energía, PPE-PL) y Javier Zarzalejos (Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior, PPE-ES).

Desde el inicio de la andadura del décimo Parlamento Europeo, parece que la cámara deberá hacer frente a retos políticos que no proceden de las controversias internacionales, sino de conflictos políticos y entre partidos. La dificultad para von der Leyen en 2024 era que no partía como uno de los principales candidatos. Que fuera cabeza de lista del Partido Popular Europeo no significaba que contara con el apoyo automático de la mayoría del Parlamento.

La presidenta von der Leyen ha tenido que esforzarse para ir granjeándose esa mayoría. En 2019, la presidenta apeló a una mayoría general de todos los eurodiputados y su colegio de comisarios reflejó las mayorías presentes en los gobiernos de las capitales, pero, en 2024, von der Leyen tendrá que depender mucho más del apoyo de los partidos de su coalición, con independencia de que algunos de los partidos nacionales estén o no presentes en el gobierno de sus países.

La mayoría de von der Leyen en la novena legislatura del Parlamento se debió a tres partidos: PPE, S&D y Renovar Europa. En julio de 2019, esos tres partidos sumaban 442 eurodiputados, es decir, el 59% de los escaños del Parlamento. En el nuevo Parlamento, cuentan con 401 eurodiputados, o lo que es lo mismo, el 56% de los escaños. Ahora bien, estas cifran no implican que todo acabe saliendo a pedir de boca en las votaciones. Según Politico Europe, aproximadamente el 13% de los eurodiputados votaron en contra de la posición de sus grupos políticos a la hora de elegir presidentes de la Comisión en 2014 y 2019. El voto era secreto.

Efectivamente, von der Leyen recibió el apoyo de la mayoría de los eurodiputados de su coalición, con notables excepciones como el partido alemán FDP (miembro de Renovar Europa), pero lo que perdió dentro de su mayoría lo ganó fuera, sobre todo en el grupo de Los Verdes y en dos delegaciones del CRE (Bélgica y República Checa).

Una encuesta efectuada justo después de las elecciones puso de manifiesto que el electorado del PPE está dividido a la hora de elegir con quién trabajar conforme a las líneas divisorias políticas de esos países. En Polonia, Francia y Alemania, el electorado de los partidos del PPE se niega a cooperar con los partidos del CRE e ID (P4E). El eje de la disputa en Francia se da entre el Movimiento Nacional de Marine Le Pen y el resto de los partidos, y en Polonia entre el miembro del PPE (PO) y el PiS. En Alemania, la división existe entre todos los partidos y el AfD, formación que se considera una amenaza para la democracia.

La situación es completamente diferente donde la línea de falla se da entre el centro-izquierda y la derecha. Una encuesta realizada a votantes del PPE en Italia (PPE en el gobierno, con el CRE e ID/P4E), España (el PPE coopera a nivel local con el antiguo CRE, ahora P4E) y Suecia (gobierno del PPE con apoyo del CRE) indica con claridad que al Partido Popular Europeo no debería darle miedo cooperar con los partidos de extrema derecha[12].

3.2. Cambio de prioridades: economía y seguridad

La creación de una mayoría favorable a von der Leyen en el Parlamento Europeo giró en torno a salvar las políticas del Pacto Verde Europeo en la medida de lo posible. La manera de salvar esas políticas y modificar la dinámica era cambiar la narrativa. El discurso de investidura de von der Leyen destaca dos prioridades máximas: la economía y la seguridad. Detrás de esas dos vendrían las demás prioridades del modelo social (con una nueva iniciativa muy sonada en materia de vivienda y un comisario específico para ese tema), la calidad de vida, la democracia, los valores y los asuntos internacionales. La agenda ecológica de hace cinco años ha quedado integrada en las prioridades relativas a la economía y la calidad de vida.

En el Parlamento anterior, en función del tema en cuestión, era posible obtener una mayoría compuesta por cuatro grupos progresistas y centristas (Izquierda, S&D, Los Verdes y Renovar Europa) o por grupos de derecha y centristas (PPE, CRE y Renovar Europa, con el posible apoyo de ID), lo que colocaba al grupo de Renovar Europa en una posición privilegiada. No obstante, con mucha frecuencia se obtenía la mayoría gracias a la cooperación de la llamada “coalición de Ursula von der Leyen”, que incluía a PPE, S&D y Renovar Europa, con el apoyo ocasional de otros grupos.

En el décimo Parlamento, habrá escasas oportunidades de llegar a acuerdos amplios entre los grupos progresistas y de derechas para conseguir una mayoría. Es difícil imaginar una cooperación entre los grupos progresistas y los grupos nacionalistas, puesto que los socialdemócratas y Los Verdes se niegan a cooperar con políticos de P4E y ESN (cordón sanitario), y en ocasiones también con los del CRE. Por lo tanto, quien se encuentra en una posición privilegiada es el Partido Popular Europeo, sin el cual parece imposible obtener una mayoría permanente.

Por un lado, está la nueva “coalición Ursula 2.0” que en el Parlamento incluye también a Los Verdes. Por el otro, en función del tema concreto, el PPE podría recabar votos en la bancada derecha del Parlamento. Los ámbitos de posible cooperación entre el PPE y los grupos más a su derecha podrían ser, entre otros: la limitación de los costes derivados de la transformación climática, por un lado, y la política migratoria, por el otro (PPE, P4E y ESN comparten la misma percepción en torno a la amenaza planteada por lo que llaman “los inmigrantes ilegales”). Sin embargo, para el PPE, el coste de acercarse demasiado al CRE puede ser la pérdida de una coalición permanente con los socialdemócratas por una mera asociación momentánea.

El auge relativo del apoyo a los partidos antisistema y el aumento del descontento general deberían verse como un debilitamiento del mandato democrático para el rumbo de las reformas actuales en la UE. El principal programa de reforma y transformación hasta el momento, el Pacto Verde Europeo, se enfrenta como mínimo a (1) una revisión parcial, (2) una degradación de su prioridad y (3) el inicio de su fase de ejecución.

La nueva ubicación de la transformación climática y energética como parte de las reformas económicas más amplias se aprecia con claridad en, por ejemplo, el manifiesto electoral del PPE, en el que la prioridad de la transformación climática aparece como el cuarto punto de la segunda parte, dedicada a la economía social de mercado. La primera parte versa en su totalidad sobre la seguridad europea e incluye la expansión de la industria de defensa, la institucionalización de la defensa (el PPE exige el nombramiento de un comisario de defensa y seguridad y la creación de un undécimo Consejo dentro del Consejo de la UE que reúna a los ministros de Defensa) y el refuerzo de las fronteras.

Mezclada con otras prioridades económicas (junto al empleo, el comercio internacional y la digitalización) y relegada a un segundo plano, la transformación climática debería servir ahora para aumentar la competitividad de la economía: “Hemos transformado la agenda ecológica en una agenda económica”, tal y como se describe en el manifiesto electoral del PPE de 2024.

3.3. El cambio en el eje de la disputa política en la UE

Durante muchos años, la línea divisoria de la disputa política en la UE ha estado entre quienes respaldan el llamado “método comunitario”, con una UE más fuerte y centralizada, y quienes defienden intereses nacionales como la soberanía. En las últimas décadas, esta disputa presentaba una dimensión institucional: el Parlamento Europeo era el que exigía “más unión en la Unión”, y el Consejo compuesto por los Estados miembros se mostraba más “reticente”.

Esta división podría pasar ahora a un segundo plano. Las relaciones interinstitucionales se han caracterizado por la sospecha mutua, pero la situación actual podría mejorar. Las controversias entre los partidarios del “método comunitario” y el “método nacional” cada vez serán más obvias tanto dentro del Consejo como en el propio Parlamento. Por lo tanto, podría haber debates similares en ambas instituciones, y cada acuerdo interinstitucional necesario para la aprobación de las leyes en la UE podría adoptarse con un número mayor de votos en un Consejo de la UE más dividido.

Por un lado, en el nuevo Parlamento más inclinado a la derecha, los grupos progresistas defenderán los acuerdos actuales en el ámbito del cambio climático. El décimo Parlamento abordará algunas de las cuestiones pendientes, tales como el objetivo intermedio de descarbonización de recortar en un 90 % las emisiones de CO2 de aquí a 2040. Sin embargo, los políticos de izquierdas no contarán con votos suficientes para defender todos los acuerdos actuales del Pacto Verde Europeo. Pudo verse un anticipo de este nuevo enfoque transformador durante las protestas de agricultores en invierno y primavera, cuando la Comisión Europea retiró un proyecto de ley que prohibía el uso de los plaguicidas. Unos días después, la Comisión también dio marcha atrás al barbecho obligatorio del 4% de las tierras.

Lo paradójico es que la convergencia política entre el Parlamento y el Consejo podría servir para aumentar el grado de confianza entre las dos instituciones. No es que el Parlamento vaya a someterse al Consejo. Al contrario, el respeto mutuo debería basarse en respetar la autonomía institucional y política. La próxima prueba de fuego para las nuevas relaciones interinstitucionales será el proceso de audiencia de los candidatos a comisarios.

Si se intentase de verdad solventar los escollos del pasado, sería posible encarar algunos problemas sin resolver, tales como el refuerzo de las facultades investigadoras del Parlamento Europeo, que hoy dependen sin más de la buena voluntad de los participantes. Por ejemplo, no existe ninguna obligación legal de cooperar ante una comisión del Parlamento Europeo ni de comparecer ante ella.

3.4. Nuevas relaciones entre el centro y la periferia

Las elecciones europeas pusieron de manifiesto algo distinto. Desde la década de 1980 como mínimo, la relación entre los dirigentes alemanes y franceses ha sido crucial para el desarrollo de la integración europea. Fue la sinergia entre el democristiano Helmut Kohl y el socialista François Mitterrand el factor que permitió elaborar el Tratado de la Unión Europea (en Maastricht, con su entrada en vigor en 1993) y crear numerosos políticas e iniciativas nuevas bajo el liderazgo de Jacques Delors como presidente de la Comisión (cohesión, euro, Schengen, Erasmus, por nombrar algunas). Fue la cooperación entre Angela Merkel y Emmanuel Macron lo que permitió responder con eficacia a la pandemia de coronavirus, así como confeccionar un nuevo instrumento financiero para la reconstrucción económica tras la pandemia. En las últimas elecciones europeas de 2024, los centros de toma de decisiones en Berlín y París sufrieron un fuerte varapalo.

La popularidad del presidente Emmanuel Macron, que era el político más importante de la UE en 2019, autor de varios discursos rompedores sobre la soberanía europea y promotor de la creación del grupo Renovar Europa, se ha resentido hasta el punto de que los candidatos de su propio partido se mostraban reacios a fotografiarse con el presidente durante las últimas elecciones parlamentarias francesas.

Muchos otros líderes perdieron también en las elecciones europeas. Entre otros, el PSOE (S&D) de Pedro Sánchez perdió en España frente al Partido Popular (PPE), pero la derrota del SPD del canciller Scholz fue espectacular. El partido del canciller no sólo perdió frente a los partidos CDU/CSU del PPE, sino también frente al AfD de extrema derecha. También hay más eurodiputados alemanes en el grupo de Los Verdes (Volt se unió a ese grupo).

Los resultados en las elecciones de la UE no paralizan la actividad de los gobiernos nacionales, pero sí sirven para enviar una señal a los dirigentes del Consejo Europeo. Los que ganan exigen que se renueve el mandato. Por ese motivo, los primeros ministros de Polonia (Tusk) e Italia (Meloni) tuvieron más peso en el Consejo Europeo de junio. Junto a Sánchez y los debilitados Macron y Scholz, dirigen las naciones más grandes de la UE en su composición actual.

No obstante, la situación en el Consejo Europeo no significa que haya un dominio de los Estados miembros de mayor tamaño. Al contrario, las voces durante los debates (en el Consejo Europeo y en las configuraciones temáticas del Consejo) y las posibilidades de proponer temas fueron mucho más amplias y variadas. Es como si el Consejo Europeo se hubiese convertido en una plataforma importante para celebrar debates paneuropeos enriquecedores y como si los dirigentes estuviesen ahí solo para presenciarlos.

El último asalto en este “juego político” ha sido definir la composición de la Comisión Europea. En las semanas previas al anuncio de von der Leyen de su segundo Colegio de Comisarios, los cinco Estados miembros de mayor tamaño parecían no competir por los mismos objetivos. La candidata española estaba bien situada para recibir uno de los cargos principales, puesto que el gobierno de Madrid había designado a una persona socialdemócrata, Teresa Ribera*, para ocupar una de las vicepresidencias ejecutivas de la Comisión. La comisaria alemana es la propia Von der Leyen, y los otros tres comisarios del resto de principales Estados miembros también ocupan puestos de liderazgo. El francés Stéphane Sejourné* y el italiano Raffaele Fitto* han sido nombrados vicepresidentes ejecutivos, mientras que el próximo comisario polaco, Piotr Serafin*, dirigirá los trabajos horizontales de preparación del presupuesto y el marco financiero plurianual. Todos ellos representan a familias políticas diferentes (Ribera a S&D, Sejourné a Renovar Europa, Fitto a CRE y Serafin a EPP).

Las personas clave que han llevado la voz cantante en el proceso son los mismos líderes que tuvieron en sus manos los nombramientos en junio: Tusk y Mitsotakis por el PPE, Sánchez por S&D (Scholz no tiene voz porque von der Leyen es alemana) y Macron por Renovar Europa (Mark Rutte dejó el Consejo Europeo a finales de junio).

Mientras la primera ministra Giorgia Meloni sigue luchando por organizar su propia base política a nivel europeo, le corresponde a “la corriente dominante establecida” interactuar (o no) con ella. La “corriente dominante establecida” no incluye únicamente a algunos de los miembros más veteranos del Consejo Europeo, sino también a los más respetados. De ahí que los “cardenales socialistas”, como se llama en ocasiones a Scholz y a Sánchez, y el presidente centrista Macron vayan de la mano del miembro más prominente del PPE, Donald Tusk. Su posición no debe desestimarse ni pasarse por alto, al menos hasta junio de 2025, cuando llegue a su fin la presidencia polaca del Consejo de la UE. La razón principal de esa aura única que tiene es que su coalición política luchó contra el gobierno de extrema derecha en 2023, algo que Macron o Scholz están viviendo ahora en su realidad nacional.

Conclusiones
Las elecciones europeas han modificado el equilibrio de poder en el Parlamento Europeo, institución en la que, pese a que los grupos de extrema derecha tendrán más peso político, la coalición mayoritaria generalista ha preservado su ventaja. Estas son las conclusiones principales que se derivan de este análisis:

  • La UE está experimentando una reformulación de sus prioridades políticas, con una degradación de la importancia de la agenda ecológica.
  • Cabe esperar un desarrollo real de las capacidades europeas en materia de seguridad y defensa a raíz de la guerra en Ucrania.
  • La transformación climática formará parte de la estrategia económica del “pacto industrial limpio”.
  • El partido principal es el Partido Popular Europeo (PPE), sin el que no puede haber mayorías en el nuevo Parlamento Europeo.
  • El grupo socialdemócrata ha perdido su mayoría progresista alternativa, Renovar Europa ha implosionado, Los Verdes se plantean cómo salvar el Pacto Verde Europeo, el CRE teme a la amenaza que suponen los Patriotas por Europa, los Patriotas no logran desembarazarse del cordón sanitario y ESN descubre las ventajas de ser un grupo, mientras que la Izquierda confabula para poner en peligro la posición de Los Verdes.
  • El centro político (eje Berlín-París) se ha debilitado, lo que abre la puerta a la aparición de nuevas mayorías policéntricas como Varsovia (en materia de seguridad) y Roma (en materia de migración).

* Todos son candidatos, a la espera de la ratificación del Parlamento Europeo.


[1] Piotr Maciej Kaczyński, The EU after the elections: a more plural Parliament and Council, Real Instituto Elcano, Madrid 2019.

[2] La candidata del Consejo Europeo a la presidencia de la Comisión era Ursula von der Leyen, y la candidata del PPE a la presidencia del Parlamento es Roberta Metsola. Ambas recibieron la confirmación de sus segundos mandatos durante la primera sesión plenaria del Parlamento del 16 al 19 de julio de 2024.

[3] Véase la carta de Tusk y Mitsotakis a la presidenta de la Comisión sobre la unión en materia de defensa (25 de marzo de 2024), la iniciativa checa sobre la adquisición de municiones para Ucrania (febrero de 2024) o la propuesta italo-finlandesa contra el tráfico ilícito de migrantes (22 de abril de 2024).

[4] Nueva ley para restaurar el 20% del suelo y el mar de la UE, 27 de febrero de 2024. El Consejo de la UE no aprobó el acuerdo con el Parlamento hasta el 17 de junio de 2024: Reglamento sobre la Restauración de la Naturaleza: el Consejo da luz verde definitiva

[5] Abascal anuncia la incorporación de Vox a la nueva plataforma política Patriotas por Europa, que se constituirá como grupo en el Parlamento Europeo, La Gaceta, 5 de julio de 2024.

[6] Entrevista con la jefatura de una delegación nacional en el grupo CRE, 18 de julio de 2024.

[7] Emilio Ordiz, Alvise pide entrar en el grupo de Meloni en el Parlamento Europeo… y la decisión final será en septiembre, 20minutos.es, 24 de julio de 2024.

[8] ANO y los partidos de protesta no cuentan con el apoyo de von der Leyen al frente de la Comisión Europea, 14 de junio de 2024.

[9] 2024 European elections. Post election survey briefing, Focaldata, 9 de junio de 2024. Según el sondeo del Eurobarómetro 91.5 (septiembre de 2019), las motivaciones principales para el voto en las elecciones de 2019 fueron (1) la economía, (2) el cambio climático y (3) la defensa de los derechos humanos, https://europa.eu/eurobarometer/surveys/detail/2312.

[10] Conclusiones del Consejo Europeo: “Esta formulación implica que el Consejo Europeo no puede renunciar a su prerrogativa de elegir a la persona que propondrá para la presidencia de la Comisión Europea sin que se modifique el Tratado”, Consejo Europeo, Leaders’ Agenda, febrero de 2018.

[11] La votación secreta se saldó con 401 votos a favor de la candidata y 284 en contra, Nota de prensa del Parlamento Europeo, 18 de julio de 2024, El Parlamento reelige a von der Leyen como presidenta de la Comisión Europea.

[12] 2024 European Elections, Post-election survey briefing, Focaldata, 10/VI/2024.