Tema
Desde que Hugo Chávez asumió el cargo en 1999 el gobierno de Venezuela inició una gradual y efectiva aproximación con los movimientos guerrilleros colombianos, como las FARC y el ELN. Así, desde hace dos décadas Venezuela se convirtió en un refugio-santuario y ruta más rentable y menos peligrosa para exportar la cocaína a Brasil, Europa y EEUU. Esta circunstancia favoreció decisivamente el surgimiento de redes criminales venezolanas.
Resumen
En Venezuela, tras acoger a los grupos guerrilleros desde los años de gobierno de Hugo Chávez, se inició a partir de 2005 una operación premeditada de apropiación de sus negocios por parte de representantes del Estado agrupados en el llamado “cártel de los Soles”. Las detenciones e incautaciones de droga realizadas como muestra de los esfuerzos del Estado venezolano contra esta actividad criminal ante la comunidad nacional e internacional, en realidad sirvieron para apropiarse de su mercado y sustituir a la guerrilla y a las bandas criminales colombianas en Venezuela y hacerse con el tráfico destinado tanto a EEUU como Brasil y Europa.
Venezuela no tiene una larga tradición en el crimen organizado. Hasta hace una década eran las organizaciones criminales/guerrilleras colombianas las que controlaban el tráfico de drogas en Venezuela. A lo largo de los últimos 15 años hubo un gradual cambio de curso, cuando las redes venezolanas, lideradas por funcionarios públicos, pasaron a controlar el tráfico de drogas en Venezuela. El actual Estado venezolano está involucrado directamente en el narcotráfico a través de sus servidores, tanto en los rangos más altos como en los más bajos.
Análisis
En Venezuela varios funcionarios públicos de todos los poderes no sólo se corrompen para “hacerle la vista gorda al narcotráfico”, sino que también son miembros y líderes de las organizaciones criminales que actúan en su país. Un ejemplo de ello es el “cártel de los Soles”1. Hay fuentes que afirman haber identificado más de un centenar de nombres de funcionarios de alto rango del gobierno, tanto civiles como militares, involucrados en operaciones de narcotráfico, desde el ex vicepresidente del país, al igual que directores de policía, jueces de tribunales superiores, congresistas y diversos generales de las fuerzas armadas.2
¿Cuál es la dinámica del narcotráfico internacional en la región fronteriza entre Colombia y Venezuela? ¿Por qué ocurrió ese remplazo de redes de colombianos por redes de venezolanos? ¿Cómo se generó ese remplazo? ¿Qué características tienen las redes venezolanas?
Los grupos guerrilleros y los Grupos Armados Organizados (GAO) de Colombia tradicionalmente tenían como ruta de salida de su producción de cocaína hacia el exterior las vías terrestres, fluviales, aéreas y marítimas que partían directamente de Colombia y se dirigían hacia dos destinos:
- EEUU, destino principal por medio de América Central, el mar Caribe y el océano Pacífico.
- Brasil y luego Europa y Asia.
En tiempos más recientes, la represión del narcotráfico se vuelve más eficaz en Colombia y Centroamérica y, además, EEUU también intensifica su presencia y actuación en esta ruta. De esta manera, la ruta del vector norte se vuelve más peligrosa y, en consecuencia, menos atractiva económicamente. Así, de manera gradual, se optó por dirigir las rutas hacia Venezuela, donde contaron con el creciente apoyo gubernamental. Este factor hace posible que las redes venezolanas dedicadas al narcotráfico se estructurasen y fortalecieran, con especial relevancia el “Cartel de los Soles”.
Factores facilitadores al tráfico de cocaína entre Colombia y Venezuela
La región fronteriza entre Colombia y Venezuela es en la actualidad uno de los puntos de mayor concurrencia del crimen organizado en América Latina. La economía proveniente de emprendimientos ilícitos mueve mensualmente millones de dólares en esta región y propicia la permanencia y la expansión de diversas organizaciones criminales. El narcotráfico en Colombia fue comandado por los GAO y por los grupos guerrilleros. Las FARC tuvieron un papel destacado en el mercado de drogas en Colombia, si bien con el proceso de paz se hizo posible que los GAO se apoderaran de algunas de sus rutas. No obstante, en la frontera entre Colombia y Venezuela la guerrilla del ELN y los ex FARC mantienen cierta preeminencia gracias a su sólida relación tanto con Chávez como con Nicolás Maduro, sumado a su cercana relación con el Cártel de los Soles.
Por otra parte, hay diversas características geográficas, políticas y culturales que favorecen el tráfico de cocaína, desde las plantaciones de coca, pasando por su procesamiento, hasta su transporte y exportación. En el área del departamento de Norte de Santander, por ejemplo, se encuentra una de las regiones con el mejor coste/beneficio para la producción y refinamiento de cocaína en el mundo. Desde hace años la región ha crecido en términos de producción de cocaína, principalmente después de que el gobierno colombiano suspendiera la erradicación y fumigación de los cultivos de coca en 2013, debido a violentas protestas populares. A ello hay que sumar, primero, que uno de los productos precursores del refinado de la pasta base de cocaína, la gasolina, es extremadamente barato en Venezuela gracias a los fuertes subsidios del gobierno; en segundo lugar, la mano de obra para la siembra, cosecha, refinado y transporte es de bajo coste, especialmente en la actualidad ante el enorme influjo de refugiados venezolanos desempleados que se disponen a afrontar grandes riesgos a cambio de bajos sueldos; y tercero, la presencia masiva de las ex FARC, ELN y otros grupos narcotraficantes en el área y, por último, la proximidad de las rutas de salida por los puertos, aeropuertos y pistas de aterrizaje clandestinas, que abundan en Venezuela.
Las ex FARC y el ELN, desde principios de la década de 1980, se dedican al tráfico de cocaína para financiar su lucha armada. A fines de la década de 1990 el narcotráfico ya estaba tan enraizado en estos grupos guerrilleros que ya era entonces difícil disociar sus operaciones de narcotráfico de su actividad final: el mantenimiento de los objetivos políticos de la guerrilla. El creciente beneficio de estas operaciones ilícitas motivaba a estos grupos a expandir constantemente sus operaciones de tráfico transnacional de drogas.
Desde el ascenso de Hugo Chávez al poder en 1999 hubo una gradual y constante aproximación de su gobierno hacia los grupos insurgentes de izquierda de Colombia, más concretamente las ex FARC y el ELN. Hugo Chávez consideraba a esos grupos como sus aliados ideológicos. La relación entre el gobierno de Venezuela y esos grupos guerrilleros se intensificó a partir del ascenso al poder de Álvaro Uribe en Colombia en 2002. Durante su gobierno se intensificó considerablemente el enfrentamiento a las ex FARC y al ELN por parte de las fuerzas armadas y de seguridad de Colombia. Con la ayuda del Plan Colombia,3 las fuerzas públicas colombianas se profesionalizaron y se equiparon para enfrentarse militarmente a la guerrilla. A consecuencia de los intensos combates en los años que siguieron, las ex FARC y la ELN perdieron gradualmente su territorio y se retiraron a las regiones más remotas del país: la selva amazónica y los Andes. En ese momento, Venezuela se convirtió en el refugio ideal para los guerrilleros, no sólo por ser la frontera entre los dos países extremadamente porosa y poco vigilada, sino también por el hecho de que Hugo Chávez les hubiera recibido con los brazos abiertos, hasta el punto de que los grupos ex-FARC y el ELN llegaron a tener campamentos e infraestructura en el lado venezolano de la frontera.
Otros importantes factores que contribuyen al incremento del tráfico de drogas entre Colombia y Venezuela son: la insuficiencia de recursos, equipos y entrenamiento de las fuerzas policiales venezolanas; un poder judicial débil, desestimulado y, por ello, ineficiente; y la corrupción rampante que impregna diversas instancias del poder estatal. Estos elementos, sumados al crecimiento exponencial de la economía ilegal, fomentan el fortalecimiento de las estructuras del crimen organizado estatal y no estatal, permitiendo, por consiguiente, la transformación de los estados fronterizos de Venezuela en santuarios criminales.
Por último, un elemento relevante en esta ecuación es la falta de cooperación policial internacional entre Venezuela y los países vecinos, al igual que con EEUU y la UE. Desde el inicio de los años 2000, la cooperación policial de Venezuela con Colombia, Brasil y EEUU, por ejemplo, se ha reducido considerablemente, hasta un punto en que en la actualidad se puede decir que es prácticamente inexistente.
Rutas del tráfico de cocaína desde Colombia y Venezuela
Las rutas de tráfico de cocaína desde Colombia hacia Venezuela están constituidos por tres ejes principales:
- El que parte del departamento colombiano del Norte de Santander, región de Catatumbo, hacia los estados venezolanos de Táchira y Zulia.
- El que parte de los departamentos colombianos de Meta, Vichada y Arauca, con destino a los estados venezolanos de Apure y Guárico.
- El que parte de los departamentos de Guaviare, Meta, Guainía y Vichada con destino a los estados venezolanos de Apure y Amazonas.
En estos tres ejes de flujo de drogas, desde Colombia hacia Venezuela, la cocaína se envía principalmente a través de dos formas: (1) por vía área, mediante aviones monomotores o bimotores que despegan y aterrizan en pistas clandestinas, en el medio de la selva amazónica; y (2) por vía fluvial, a través de los innumerables ríos que atraviesan las fronteras fluyendo desde Colombia hacia Venezuela y que alimentan las cuencas del Lago de Maracaibo y del Río Orinoco.
Actualmente se estima que aproximadamente entre 400 y 450 toneladas de cocaína cruzan esta frontera anualmente.4 Dichas cifras son una importante indicación de la eficacia de las rutas aéreas y fluviales transfronterizas en la región, al igual que de su potencial económico.
Partiendo de Venezuela, las rutas continúan y se dividen principalmente en cuatro ejes:
- Desde Apure, Táchira y Zulia hacia Honduras, vía las islas caribeñas.
- Desde Apure, Amazonas o las regiones costeras de Venezuela hacia la República Dominicana o Jamaica, para llegar a EEUU y Europa.
- Desde puertos, como Puerto Cabello, hacia África Occidental y luego a Europa, o directamente a Europa.
- Desde Apure, Amazonas y Táchira en dirección a Surinam o Brasil y luego a África Occidental, teniendo como destino final Oriente Medio o Europa.
En el primer eje, los vuelos en su mayoría parten de Apure, donde hay muchas pistas clandestinas geográficamente aisladas, muy bien guarnecidas y que ofrecen buena logística. Las pistas clandestinas de Táchira y Zulia también ofrecen facilidades similares, pero su uso es menos frecuente. Desde estas localidades los aviones, principalmente bimotores, vuelan básicamente en línea recta hacia el norte hasta alcanzar el paralelo 15º Norte, cuando hacen prácticamente una curva de 90º hacia el oeste y vuelan en su mayoría hacia Honduras. Los pilotos hacen esta ruta más larga y contraintuitiva esencialmente por una razón: evitar la detección por los radares militares de Colombia, que son bastante eficaces. Una vez que los aviones alcanzan Honduras hay innumerables pistas clandestinas y redes de narcotraficantes que reciben la droga y la acondicionan para su posterior envío a México y luego a EEUU. Cada avión es capaz de cargar entre 500 y 900 kilos de cocaína en promedio. Hay una cantidad desconocida de pistas de aterrizaje clandestinas usadas para el narcotráfico en Honduras. Sólo en 2018 la fuerza pública hondureña destruyó más de 50 de estas pistas.
En cuanto a la ruta que pasa por la República Dominicana, hay algunas particularidades interesantes. Actualmente este país ocupa un lugar estratégico para las organizaciones narcotraficantes venezolanas y colombianas. La importancia del turismo (aproximadamente con cinco millones de turistas al año) explica el intenso movimiento de puertos y vuelos, a diferencia de Venezuela, que actualmente posee un flujo mucho menor de vuelos comerciales y de movimiento portuario y poco turismo. En consecuencia, las organizaciones de narcotraficantes venezolanos optan por utilizar a la República Dominicana como una especie de punto intermedio o “eje comercial”. La manera preferida de enviar cocaína a la isla caribeña es por medio de lanchas rápidas. La droga es entonces recibida por organizaciones criminales dominicanas que se han profesionalizado rápidamente en este mercado ultra competitivo. Estos grupos criminales locales se encargan de acomodar la droga en contenedores que son enviados por barco a EEUU y Europa. Alternativamente, utilizan los innumerables vuelos comerciales que salen todos los días de la isla.
La ruta marítima hacia Europa y EEUU, por Puerto Cabello, fue de gran importancia hasta hace aproximadamente 10 años. En esa época se estima que gran parte de la cocaína colombiana que transitaba por Venezuela era traficada a través de dicho puerto. Con el paso de los años, debido al decaimiento económico del país, la ruta perdió parte de su importancia. Sin embargo, sigue activa gracias al fuerte esquema de corrupción de funcionarios del puerto asociados al Cártel de los Soles.
Por último, la ruta que incluye Surinam y Brasil ha sido cada vez más utilizada, ya que las estructuras de las organizaciones narcotraficantes de Brasil y de Surinam se han aprovechado de la implicación cada vez mayor de Venezuela en el flujo de la cocaína colombiana. La droga generalmente viene en avión desde Colombia hacia Venezuela (o directamente desde Colombia, dependiendo de donde es embarcada) y luego hacia Brasil o Surinam, utilizando siempre pistas clandestinas. Desde estos países, la cocaína sigue hacia Europa u Oriente Medio, a veces pasando por África Occidental. Las recientes detenciones realizadas por la policía de Brasil y Surinam de submarinos usados para el tráfico de drogas, estacionados en ríos en Surinam y en Brasil, en puntos cercanos al océano, indican según fuentes policiales una modalidad de tráfico que ha sido común en la región. Se descubrió que dos de esos submarinos, incautados en los dos últimos años, tenían como destino África Occidental y eran capaces de llevar, en promedio, ocho toneladas de cocaína cada uno.5
Aspectos que hicieron posible la transición de las redes colombianas a las venezolanas
Una de las estrategias del narcotráfico es la penetración de las instituciones estatales y su desestabilización por medio de la corrupción, de manera que su negocio ilícito pueda prosperar. Los servidores públicos corruptos permiten y facilitan operaciones delictivas a cambio de ventajas financieras. Fue precisamente de esta manera como diversos servidores públicos venezolanos iniciaron sus relaciones delictivas con narcotraficantes colombianos. Esta relación pasó por cambios, en la medida en que funcionarios públicos de alto rango del gobierno de Hugo Chávez y luego de Nicolás Maduro comenzaron a participar activamente en la dirección de las operaciones de narcotráfico en Venezuela y, por fin, a comandarlas, desde dentro de la estructura del gobierno de Venezuela. A esa estructura se le da el nombre de Cártel de los Soles.6
Los datos provenientes de variadas fuentes gubernamentales y documentos oficiales, recogidos de servidores de los diversos escalones del gobierno que abandonaron sus funciones públicas y huyeron del país, demuestran que hay funcionarios de los tres poderes del gobierno (ejecutivo, legislativo y judicial) y militares involucrados en el narcotráfico. Estas fuentes, si se analizan en conjunto, apuntan a más de un centenar de nombres de servidores de alto rango implicados en el tráfico. En años recientes, Maduro ha alzado a estos narcotraficantes a puestos más altos en la jerarquía de su gobierno, para hacerlos cada vez más aliados y conectados al régimen, con lo que busca obtener su lealtad para que luchen y se empeñen en mantenerlo en el poder, pues esos servidores corruptos tendrán mucho que perder si el gobierno de Maduro es derribado. Actualmente, las figuras más prominentes en el establishment político en Venezuela están de una manera u otra vinculadas al Cártel de los Soles. A pesar de tener el apodo de ‘cártel’, la estructura de tráfico en el país, comandada por estos funcionarios, se divide en una serie de redes que compiten entre ellas. No sólo actores estatales, sino también no estatales, componen las estructuras de esas redes de tráfico. Adicionalmente, se cree que en la actualidad el tráfico de drogas es el mayor inductor de la corrupción en Venezuela.7
Inicialmente, los colombianos corrompían a los militares de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB)8 para que éstos permitieran el desplazamiento de sus cargamentos de cocaína a través de la frontera, y dentro del país. A lo largo del tiempo, los traficantes se acercaron aún más a miembros de la GNB y su esquema de corrupción se arraigó, pues ésta pasó a proteger los cargamentos de droga e incluso a transportarlos dentro del territorio venezolano. Esta asociación fue intencional y gestada estratégicamente, pues la GNB es la fuerza pública responsable del mantenimiento del orden interno del país, lo cual incluye la vigilancia de fronteras y el control de aeropuertos y puertos.
En este contexto, la gradual aproximación de las ex FARC con la GNB, concomitantemente a la creciente afinidad de comandantes de las ex FARC con liderazgos políticos y militares venezolanos, fueron elementos fundamentales no sólo para el surgimiento del Cártel de los Soles, sino también para su posterior fortalecimiento. Incluso después de la desmovilización de las ex FARC, en función del reciente proceso de paz, varios disidentes de la guerrilla permanecieron en Venezuela y otras decenas siguen llegando provenientes de varias partes de Colombia. Estos fueron poco a poco siendo incorporados a la estructura del Cártel de los Soles, que gradualmente se robusteció y desplazó a las organizaciones criminales colombianas, así como a grupos guerrilleros, de la conducción del tráfico en el país.
Algunos factores tuvieron una importancia crucial para que el Cártel de los Soles se expandiera y, por fin, asumiera el control de las operaciones de narcotráfico en territorio venezolano y más allá de éste. En primer lugar, en 2005 se aprobó una nueva ley antinarcóticos en Venezuela.9 Esta ley extendió la atribución de represión del tráfico de estupefacientes a otros tres componentes de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana: el Ejército (Ejército Bolivariano, EB), la Marina (Armada Bolivariana, AB) y la Fuerza Aérea (Aviación Militar Bolivariana, AMB). De esa manera, la investigación, prevención y represión de este tipo de tráfico ya no sería una atribución exclusiva de la GNB. Desde entonces las demás fuerzas armadas se insertaron en el esquema corrupto vigente y el Cártel de los Soles pasó a tener representantes de cuatro de las fuerzas armadas de Venezuela. Hasta ese momento, los militares del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea solo participaban puntualmente en la actividad criminal. A partir de ese punto, se sumergieron rápidamente en la dinámica del narcotráfico y pasaron a tener protagonismo en las operaciones. Una de las consecuencias de su entrada en el mundo del crimen fue la contienda por las rutas de tráfico con la GNB, que ya estaba consolidada en el escenario. En los años siguientes, las cuatro fuerzas armadas realizaron diversas investigaciones y operaciones para desmantelar las organizaciones narcotraficantes colombianas que actuaban en su territorio y arrestar a sus líderes. Tras la captura de importantes líderes colombianos y el consiguiente desmoronamiento de sus organizaciones criminales, el Cártel de los Soles se apropió de sus rutas y de sus estructuras logísticas.
Estas frecuentes operaciones, conducidas por las fuerzas armadas venezolanas contra los narcotraficantes colombianos en territorio venezolano, tranquilizaron momentáneamente a la opinión pública internacional, la cual reconoció el trabajo realizado por el gobierno venezolano, en función de lo cual varios países disminuyeron la presión que venían haciendo sobre Venezuela con respecto a su falta de eficacia en el enfrentamiento al tráfico de drogas. Sin embargo, finalmente se descubrió la auténtica intención detrás de la detención de los líderes colombianos y la misma comunidad internacional observó perpleja el florecimiento del ‘Cártel de los Soles’ como una organización narcotraficante competente, que ya demostraba dominar las rutas internacionales al igual que el flujo de compra y venta de estupefacientes, y cuyo alcance transnacional ya era nítido, particularmente a través de sus prósperas alianzas con los cárteles mexicanos.
Paralelamente a todo eso, en 2009, por iniciativa del que era entonces ministro del Interior y Justicia, Tareck El Aissami,10 se creó la Policía Nacional Bolivariana (PNB). Esta institución se encargó, entre otras tareas, de investigar el narcotráfico a nivel nacional. De esta manera, los órganos de seguridad pública municipales y estatales terminaron por perder una parte de su poder y atribuciones en lo que se refiere al combate contra el narcotráfico. La cúpula del gobierno venezolano escogió cuidadosamente al equipo que comandaría la estructura de la PNB, de manera que las acciones de esta corporación policial beneficiaran al Cártel de los Soles. Desde su creación, la PNB incautó grandes cantidades de drogas y detuvo a importantes traficantes locales y extranjeros. Según diversos analistas internacionales y fuentes locales, el verdadero objetivo de estas operaciones era debilitar y posteriormente desmantelar organizaciones narcotraficantes rivales del Cártel de los Soles en territorio venezolano.
En 2005 tuvo lugar otro factor determinante para la consolidación del Cártel de los Soles. Ese año Hugo Chávez decidió suspender la cooperación policial con EEUU y luego expulsó a los agentes del Drug Enforcement Administration (DEA) de Venezuela y ordenó el cierre de su representación en el país, seguida de la suspensión de los acuerdos de monitorización de vuelos irregulares y clandestinos desde Venezuela. Como resultado previsible, el gobierno de Chávez perdió interés en la cooperación policial regional en el marco de enfrentamiento al narcotráfico y, de manera gradual, debilitó la cooperación con los países vecinos y se alejó de sus agencias antidrogas.11
Así, de una manera abrupta, el DEA dejó de tener acceso a un flujo de informaciones que le permitía combatir a los cárteles de drogas en sus rutas transnacionales desde Venezuela. A continuación, los organismos policiales de los países vecinos también perdieron el acceso a informaciones importantes en el enfrentamiento al crimen provenientes de Venezuela. En consecuencia, los narcotraficantes que operaban en Venezuela se aprovecharon de esa situación y se fortalecieron, al igual que el entonces incipiente Cártel de los Soles.
Actualmente el Cártel de los Soles domina la actividad de narcotráfico de gran escala en Venezuela gracias a la protección garantizada del poder político y de las instituciones públicas.12
Conclusiones
Muchos analistas internacionales afirman que Venezuela se ha convertido en un “Estado mafioso”, o un “Narco Estado”, ya que los organismos que tienen la obligación legal de prevenir y reprimir el tráfico de drogas son los mismos que trafican con ellas, además de ser otras actividades ilegales. Debido a la falta de cooperación policial entre Venezuela y otros países, lo que se conoce sobre el tráfico de drogas en Venezuela proviene de la recopilación de información y de resultados de las investigaciones policiales llevadas a cabo en los países vecinos, en EEUU y en países de la UE. Varios de estos casos investigados apuntan hacia la participación directa o indirecta de venezolanos, miembros del Cártel de los Soles, o de actores (individuos o grupos) de otros países que interactúan con éste. El material recogido en el curso de innumerables investigaciones policiales conducidas en varios países nos lleva a creer que el volumen de cocaína que transita por Venezuela ha aumentado en los últimos años. Extrañamente, sin embargo, las incautaciones de drogas en Venezuela han disminuido. Este contexto puede ser una indicación de la continua expansión del Cártel de los Soles. Cuando se comparan datos de la agencia de control de drogas de Venezuela (Oficina Nacional Antidrogas, ONA) se observa que desde el año 2016 las incautaciones disminuyeron, mientras que desde 2013 las áreas de cultivo de coca en Colombia se han incrementado de forma constante.13
En la Venezuela actual, la combinación de poder autocrático, la ausencia de accountability institucional y la corrupción sistémica han transformado parte de la elite de los servidores militares y civiles en mafiosos y líderes de organizaciones criminales. Ellos gozan de privilegios en el gobierno de Maduro y tienen libertad para cometer crímenes impunemente. Estos privilegios estimulan su creciente lealtad a Maduro, lo cual, a la vez, lo vuelve cada vez más autoritario y menos tolerante con aquellos que se le oponen políticamente. Esta dinámica es nociva a las instituciones de Estado, pues las corroen y debilitan su legitimidad ante la población y, al mismo tiempo, las hacen incapaces de cumplir su obligación de servir al ciudadano.
No se atisba una solución fácil, pues los líderes del Cártel de los Soles saben que tienen mucho que perder en el caso de que el gobierno de Maduro sea depuesto y, por eso, ciertamente se van a empeñar al máximo para que eso no suceda. Sin embargo, sólo un cambio a un régimen realmente democrático podría propiciar el inicio del enfrentamiento de la corrupción tan enraizada en el actual régimen. Para ello, creo que es necesario que haya una estructuración y un fortalecimiento gradual de actores e instituciones que hoy buscan el restablecimiento de la democracia en el país.
Christian Vianna de Azevedo
Agente de la Policía Federal de Brasil, doctorando y Máster en Relaciones Internacionales por la Pontificia Universidad Católica (PUC Minas) de Brasil, investigador de la Red de Investigación en Terrorismo, Contraterrorismo y Crimen Organizado de la Academia Nacional de Policía (ANP/Polícia Federal/Brasil) e investigador del Centro de Estudios sobre Crimen Organizado Transnacional (CeCOT, IRI/Universidad de la Plata/Argentina) | @Chris01510
1 “Venezuela, the new regional crime hub”.
2 Ibid.
3 “Plan Colombia” fue el nombre que se le dio a la ayuda militar de EEUU al gobierno colombiano para que éste pudiera combatir a los cárteles de narcotraficantes y a los movimientos guerrilleros en Colombia
4 Insight Crime (2018), “Venezuela: a mafia State?”; y entrevista con los encuestados A y B (nombres no revelados por razones de confidencialidad).
5 El 21/II/2019 fue desplegada por la Policía Federal de Brasil la Operación Flak, una de las mayores operaciones policiales contra el narcotráfico de cocaína en Brasil, cuyo objetivo era una organización criminal que transportaba cocaína de Colombia y Venezuela con destino final a Brasil, EEUU y Europa. Los países intermediarios eran Venezuela, Honduras, Surinam y Guatemala. El día 21/II/2019, 28 personas fueron detenidas y 24 aeronaves incautadas, así como una gran cantidad de dinero. Las investigaciones comenzaron hace dos años. En febrero de 2018, con la colaboración de la Policía Antiterrorista de Surinam, la Policía Federal de Brasil incautó un submarino en Surinam, destinado a llevar cocaína hacia África Occidental. Su capacidad permitía transportar ocho toneladas de estupefacientes. Según la investigación, la organización criminal transportó nueve toneladas de cocaína por vía aérea entre los años 2017 y 2018. Para más información, véanse: decisión judicial en el proceso nº 0000038-81.2019.4.01.4300 – 4a Vara Federal – Palmas/TO/Brasil; PF diz que investigações sobre quadrilha brasileira levaram a apreensão de ‘submarino’ no Suriname em 2018 (21/II/2019); y Investigações da PF para operação de combate ao tráfico de drogas começaram há dois anos (21/II/2019).
6 El nombre Cártel de los Soles tiene su origen en la simbología del diseño de estrellas que representa el rango de general en los uniformes militares de la Guardia Nacional Bolivariana.
7 Insight Crime (2018), op. cit; y US Department of State (2018), “International Narcotics Control Strategy Report”.
8 La Guardia Nacional Bolivariana es una de las cinco fuerzas que componen la estructura de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
9 “Ley orgánica contra el tráfico ilícito y el consumo de sustancias estupefacientes y psicotrópicas”, 16/XII/2005.
10 Tareck el Aissami, una importante figura del gobierno venezolano, está acusado de ser uno de los líderes del Cártel de los Soles por el Departamento del Tesoro de EEUU.
11 Andrés Antillano et al. (2016), “Revolution and counter reformation: the paradoxes of drug policy in Bolivarian Venezuela’, en Beatriz Caiuby Labate, Clancy Cavnar y Thiago Rodrigues (eds.), Drug Policies and the politics for drugs in the Americas, Springer.
12Insight Crime (2018), op. cit.; William Brownsfield (2018), “Venezuela as a Narco State”, Center for Strategic and International Studies (CSIS); y American Enterprise Institute (AEI) (2017), “Kingpins and corruption”.
13 US Department of State (2018), “International Narcotics Control Strategy Report”.