EEUU 2024: claves para descifrar el voto de las minorías raciales

Urnas electorales en Des Moines, Iowa, en las elecciones presidenciales de 2020. Voto de las minorías raciales
Urnas electorales en Des Moines, Iowa, en las elecciones presidenciales de 2020. Foto: Phil Roeder (CC BY 2.0).

Tema
El voto de las minorías raciales y étnicas podría decidir el resultado de las elecciones estadounidenses.

Resumen
Las elecciones presidenciales de Estados Unidos (EEUU) en 2024 se desarrollan en un entorno de intensa polarización política, con Kamala Harris como candidata demócrata tras la decisión de Joe Biden de no postularse, y con Donald Trump como candidato republicano. En una carrera presidencial donde los sondeos pronostican un margen de diferencia muy estrecho, ambos candidatos están centrando sus esfuerzos en movilizar a grupos cruciales de votantes. El apoyo de diferentes minorías y sectores de la población, incluidos los afroamericanos, latinos, asiático-americanos y nativos, podría acabar determinando las elecciones.

Análisis

1. Introducción

Las elecciones presidenciales de 2024 en EEUU se desarrollan en un contexto de profunda polarización política y social. Es el caso de la extrema derecha estadounidense, en la que temas como el nacionalismo blanco, las cuestiones migratorias y las posturas anti-LGBTQ+ se han fortalecido, así como la movilización en torno a Trump, como se pudo ver en la reciente Convención Nacional Republicana. En este escenario, las minorías étnicas, que representan una parte sustancial del electorado, podría desempeñar un papel crucial en el desenlace de los comicios. Dado el cambio demográfico, con la población blanca en descenso y las proyecciones que indican que será del 45% en 2060, cualquier cambio en el apoyo de los votantes negros e hispanos podría tener un efecto considerable en el equilibrio político futuro.

A efectos de este análisis, la Oficina del Censo de EEUU define las distintas razas de la siguiente manera:
 
La Oficina del Censo de EEUU debe adherirse a las normas de la Oficina de Gestión y Presupuesto (OMB) de 1997 sobre raza y etnia que guían a la Oficina del Censo en la clasificación de las respuestas escritas a la pregunta sobre raza:
 
Blanco: persona con orígenes en cualquiera de los pueblos originarios de Europa, Oriente Medio y el norte de África.
Negro o afroamericano: persona con orígenes en cualquiera de los grupos raciales negros de África.
Asiático: persona originaria de cualquiera de los pueblos originarios del Lejano Oriente, el Sudeste Asiático y el subcontinente indio, incluidos, por ejemplo, Camboya, China, India, Japón, Corea, Malasia, Pakistán, islas Filipinas, Tailandia y Vietnam.
Indio americano o nativo de Alaska: persona originaria de cualquiera de los pueblos originarios de América del Norte y del Sur (incluida América Central) y que mantiene una afiliación tribal o un vínculo comunitario.
Nativo de Hawái u otras islas del Pacífico: persona originaria de cualquiera de los pueblos originales de Hawái, Guam, Samoa u otras islas del Pacífico.
 
Además, la OMB define hispano o latino como una persona de cultura u origen cubano, mexicano, puertorriqueño, sudamericano o centroamericano, o de otra cultura u origen español, independientemente de su raza.

Además, en EEUU existe una marcada división entre los partidarios del todavía presidente Joe Biden y Donald Trump en temas de raza y etnicidad. Según una encuesta publicada en junio de este año, cuando Biden era aún el candidato, la mayoría de los seguidores de Joe Biden (80%) creía que los blancos tenían más ventajas sociales que los negros, mientras que sólo el 22% de los partidarios de Trump compartía esta opinión. Asimismo, el 79% de los seguidores de Biden pensaba que el legado de la esclavitud seguía afectando a los negros hoy en día, frente al 27% de los seguidores de Trump. Por otro lado, el 82% de los votantes pro-Biden veían la diversidad como un fortalecimiento para la sociedad, mientras que los seguidores de Trump estaban divididos en este aspecto: el 49% creía que la diversidad era beneficiosa y el 19% la percibía como perjudicial. A pesar de esta división, según algunos analistas, Donald Trump –candidato presidencial del Partido Republicano– ha ido ganando terreno entre los votantes negros, hispanos y asiáticos, pero no está claro si esto indica una pérdida significativa de apoyo de las minorías hacia los demócratas. Lo que sí es indiscutible es la importancia de los votantes blancos de clase trabajadora para la base de Trump, especialmente aquellos sin título universitario, quienes han sido clave en su éxito electoral en el pasado y podrían serlo nuevamente.

La decisión del presidente Joe Biden de no postularse para un segundo mandato ha derivado en la candidatura de Kamala Harris, la primera mujer afroamericana y de ascendencia surasiática en ocupar la vicepresidencia de EEUU, que ahora tiene la oportunidad de hacer historia nuevamente si se convierte en la primera mujer presidenta de EEUU. Y su identidad y origen racial la coloca en una posición única, lo que podría influir significativamente en el voto de estos grupos poblacionales, en comparación con su predecesor Joe Biden.

Las encuestas apuntan a que Kamala Harris ha ganado impulso rápidamente desde el anuncio de su candidatura, logrando consolidar el apoyo demócrata y haciendo que su partido vuelva a ser competitivo de cara a las elecciones de noviembre. Harris está movilizando de manera significativa a las mujeres, así como a grupos clave como jóvenes y personas de color, los cuales fueron decisivos en la victoria de Barack Obama en 2008. Comparado con Joe Biden, el apoyo a Harris ha aumentado notablemente: del 51% al 55% entre las mujeres, del 48% al 59% entre los jóvenes de 18 a 29 años, del 43% al 49% entre los de 30 a 44 años, del 47% al 60% entre los hispanos y del 39% al 58% entre los votantes no blancos que no son afroamericanos ni hispanos. Su perfil favorable, especialmente en comparación con Trump, y su capacidad para revitalizar la coalición demócrata sugieren que podría estar bien situada para afrontar los desafíos de la campaña y potencialmente lograr la victoria en noviembre. De momento, según las últimas encuestas, los votantes negros continúan respaldando mayoritariamente a Harris (84%), mientras que un porcentaje menor de votantes asiáticos (61%) e hispanos (57%) también la apoyan. En contraste, la mayoría de los votantes blancos (56%) apoya a Trump.

A lo largo de este análisis, se examinarán en detalle las tendencias electorales de estas minorías, considerando el contexto político actual y cómo ha afectado el cambio en la candidatura demócrata. Asimismo, un aspecto crucial que se analizará es la tendencia en el voto de las mujeres dentro de cada minoría, ya que existen diferencias notables entre los comportamientos electorales de hombres y mujeres dentro de un mismo grupo étnico o racial. Estas diferencias, observadas especialmente en votantes latinos y afroamericanos, son fundamentales para comprender cómo las mujeres, en particular, desempeñan un papel clave en la definición del voto de las minorías. Por ejemplo, en las elecciones del 2020, el 91% de las mujeres negras votaron a Biden, mientras que Trump apenas consiguió el 8% de su apoyo. Dos tercios de las mujeres hispanas también votaron a Joe Biden, aunque Donald Trump logró incrementar su apoyo entre este grupo en estados fronterizos como Texas (38%) y Arizona (32%), y alcanzó un 45% en Florida. Por otro lado, el 55% de las mujeres blancas apoyaron a Trump, especialmente en áreas rurales y pequeñas ciudades, mientras que Biden obtuvo un mayor respaldo entre las mujeres blancas con estudios superiores (60%). Esta tendencia refuerza la importancia de las mujeres negras y las mujeres de las áreas suburbanas, quienes finalmente inclinaron la balanza a favor de Biden en las elecciones de 2020.

2. El electorado afroamericano en 2024

Antes de que se produjese el cambio de la candidatura demócrata de Joe Biden a Kamala Harris, las encuestas mostraban que el apoyo de los votantes negros a Joe Biden iba a disminuir respecto a 2020 y que uno de cada cinco votantes negros estaba considerando apoyar a Donald Trump. Tradicionalmente, el apoyo republicano entre los afroamericanos suele oscilar entre el 8% y el 15%, pero un sondeo reciente del New York Times y el Siena College indica que el 22% de los votantes negros en estados clave están dispuestos a apoyar a Donald Trump, un aumento notable respecto al 12% que recibió en 2020. Por otro lado, una encuesta de USA Today y la Universidad de Suffolk muestra que el apoyo a Trump entre los votantes negros se mantiene en el 12%, a la vez que revela un descontento creciente con los Demócratas, con casi un 20% indicando que considerarían a un candidato de un tercer partido. El apoyo a Trump entre los afroamericanos en 2020, con un 12%, representó un aumento respecto al 8% de 2016, pero cualquier expectativa de que un candidato republicano pueda superar el 20% del voto negro es notable, ya que los republicanos no han superado el 20% del voto negro desde 1960, cuando Richard Nixon obtuvo el 32%. En las siguientes elecciones, en 1964, el candidato republicano, Barry Goldwater, se opuso a la aprobación de la Ley de Derechos Civiles y desde entonces, el apoyo republicano entre los afroamericanos disminuyó drásticamente.

En las últimas décadas, la Iglesia Negra en EEUU, que desempeñó un papel crucial en la lucha contra las leyes de segregación de Jim Crow y en la defensa de los derechos civiles, ha cambiado notablemente, influyendo en las inclinaciones políticas de los afroamericanos. Mientras los baptistas y metodistas, históricamente asociados con el liderazgo del movimiento por los derechos civiles y figuras como Martin Luther King Jr., siguen mayormente alineados con los Demócratas, el apoyo entre los protestantes no confesionales y los no afiliados –que han aumentado considerablemente en los últimos años– es menor y, en ocasiones adoptando, posturas más conservadoras. A pesar de estos cambios, el apoyo al Partido Republicano no ha aumentado significativamente, debido a la falta de confianza en que éstos sean capaces de abordar adecuadamente el tema de la discriminación racial.

De hecho, el apoyo de la mayoría de los votantes negros a Joe Biden seguía siendo sólido. La encuesta del Pew calcula que un 78% de los votantes negros preferían a Joe Biden sobre Donald Trump, reflejando una lealtad histórica al Partido Demócrata con un 83% de los votantes negros registrados que se identificaban o se inclinaban hacia los Demócratas. Una mayoría, además, consideraba a Trump un mal presidente (72%) y afirmaba que violó la ley en sus esfuerzos por cambiar el resultado de 2020 (65%). La pregunta, ahora, es si esta lealtad histórica se ha ido fragmentando. Casi la mitad de los votantes negros se mostraban insatisfechos con ambos candidatos principales y hay una ligera tendencia de apoyo republicano entre los más jóvenes. Según Pew, el 17% de los votantes negros menores de 50 años se alinean o se inclinan firmemente por el Partido Republicano, mientras que sólo el 7% de los votantes negros mayores de 50 años se identifican con el GOP (Grand Old Party o Partido Republicano).

A pesar de los indicios de un posible avance, los datos disponibles no muestran pruebas claras de un cambio significativo en el apoyo negro hacia el Partido Republicano. Las encuestas recientes y el análisis de datos de primarias indican que, aunque puede haber un ligero aumento en el apoyo, éste no ha sido aún lo suficientemente notable como para sugerir una tendencia sólida. Dado el patrón histórico y los datos actuales, hay razones para mantener el escepticismo respecto a las afirmaciones de un cambio drástico en el voto negro hacia Trump y otros republicanos en las próximas elecciones.

Además, en comparación con Joe Biden, Harris a menudo es percibida como una candidata que podría conectar más directamente con las preocupaciones de los votantes negros. Los datos del Pew Research Center revelaban que, aunque Biden seguía siendo una figura respetada, su apoyo entre los afroamericanos mostraba signos de declive. Esto se debe en parte a las críticas sobre su administración en relación con las expectativas de justicia social y económica. Harris, con su enfoque en temas de justicia penal y derechos civiles gracias a su experiencia como fiscal del distrito de San Francisco y fiscal general de California, se considera una candidata que podría abordar de manera más efectiva estos problemas.

Teniendo en cuenta estos factores, el 77% de los votantes negros apoyan o se inclinan por Harris, lo que contrasta con el 64% de votantes negros que apoyaban a Biden unas semanas antes del cambio de candidatura. El apoyo a Trump, sin embargo, no ha cambiado (13%). Y mientras que el 21% de los votantes negros apoyaban a Robert F. Kennedy –candidato independiente que construyó una tercera opción para las elecciones de noviembre– en julio, este porcentaje cayó al 7% precisamente tras abandonar Biden la candidatura. Los partidarios de Kennedy cambiaron su apoyo, eligiendo a Kamala Harris frente a Donald Trump por un margen de dos a uno. En agosto, cuando el propio Kennedy abandona la carrera, el 61% de los que le habían apoyado se decantaron por un candidato diferente, siendo más los que se decantaron por Harris (39%) que por Trump (20%).

Más concretamente, el voto de las mujeres negras ha sido crucial en las elecciones presidenciales de EEUU, destacándose como uno de los grupos más leales al Partido Demócrata. Además, para las mujeres negras, las elecciones de 2024 son especialmente relevantes, con un 71% afirmando que estos comicios son más importantes que las anteriores. Entre sus principales preocupaciones están el racismo y la discriminación (94%), la reforma del sistema de justicia penal (93%) y la protección del derecho al voto (92%). Además, el 90% considera prioritario proteger la seguridad social y el Medicare, combatir la inflación y reducir el coste de los bienes. Asimismo, valoran a la vicepresidenta con un 83% de favorabilidad, mientras que Trump sólo alcanza un 10,9%. Harris es percibida como más competente que Trump en áreas clave como la crisis de salud materna en la comunidad negra (92% frente a 4%), la gestión del crimen (83% frente a 10%), la seguridad fronteriza (71% frente a 10%) y la inmigración (73% frente a 15%).

3. El electorado latino en 2024

El electorado latino se caracteriza por su rápido crecimiento y su heterogeneidad. Actualmente, los latinos son uno de los grupos raciales y étnicos de más rápido crecimiento en EEUU, con 65 millones de personas en total. Aquéllos que son elegibles para votar constituyen el 15% del electorado total, el doble de la proporción que tenían en el año 2000. Entre la población latina, aproximadamente 37,2 millones se identifican como mexicanos, mientras que 5,8 millones son de ascendencia puertorriqueña. Esta diversidad es especialmente pronunciada a nivel local, donde la dinámica política puede variar enormemente. Por ejemplo, mientras que en ciudades como Los Ángeles y Houston predomina la población mexicana, la comunidad latina de Miami es más diversa y los cubanos constituyen el grupo más numeroso. Esta diversidad refleja la variedad de narrativas y experiencias políticas del electorado latino en las distintas regiones. Los partidos políticos deben reconocer y abordar estas diferencias para obtener el apoyo de los votantes latinos.

Antes de que Kamala Harris sustituyera al actual presidente como candidata demócrata, la contienda entre Joe Biden y Donald Trump estaba muy reñida en relación con el apoyo latino, con un empate técnico según una encuesta de YouGov del 8 de mayo del 2024, donde ambos candidatos obtenían un 43%. Sin embargo, la encuesta de UT mostraba que Trump lideraba con un 47% frente al 41% ya que la política fronteriza de Joe Biden no ha sido un éxito entre los latinos, lo que desafía las suposiciones comunes de que los latinos prefieren políticas migratorias más liberales.

Por otro lado, la campaña de reelección de Joe Biden afrontó críticas por su aparente falta de respuesta a los 36,2 millones de votantes latinos, si bien una encuesta de mayo de este año de Pew Research mostró que Biden había recuperado un apoyo del 52% entre los latinos, frente al 44% de Trump –nivel inferior al 70% obtenido por Obama y Bill Clinton en el pasado y al 66% de Hillary Clinton en 2016– ya que, durante la pandemia, Trump captó un apoyo inusual entre los latinos al explotar la incertidumbre económica; ahora, a medida que la economía se estabiliza, las prioridades de los votantes latinos se han diversificado hacia temas como los derechos reproductivos y la violencia armada. Los republicanos, al no adaptar su agenda para abordar estas nuevas prioridades y continuar con mensajes que generan división, han alejado a los latinos. En contraste, se estimaba que el enfoque de la Administración Biden en temas clave para la comunidad latina podría no sólo mantener el apoyo de 2020, sino incluso haberlo aumentado.

Actualmente, la mayoría de los votantes latinos registrados (57%) apoyan a Kamala Harris frente al 39% que votaría a Donald Trump. La economía es el tema más importante para el 85% de los votantes latinos, seguido de la sanidad (71%) y los delitos violentos (62%). Sin embargo, las prioridades difieren entre los votantes de Harris y Trump: los partidarios de Trump destacan la economía (93%), la delincuencia (73%) y la inmigración (71%), mientras que los de Harris priorizan la economía (80%), la sanidad (78%) y la política de armas (66%). Aunque la inmigración es importante para ambos grupos, es menos relevante para los votantes de Harris (51%).

Un aspecto fundamental a tener en cuenta del voto latino es la participación de los jóvenes. Con una edad media de 39 años frente a los 48 años de todos los votantes, los latinos jóvenes están ganando relevancia en elecciones clave. Además, es importante considerar que las decisiones de la Corte Suprema en temas como el aborto podría ser un factor clave en la movilización de estos votantes en las próximas elecciones, dado que, en 2022, un alto porcentaje (42%) de los latinos menores de 30 años mencionó la protección del derecho al aborto como su principal motivación para votar. Desde 2018, este grupo ha representado el 62% del aumento total de votantes en el país. Su apoyo a los demócratas fue destacado en 2020 y 2022, con un 68% de los latinos menores de 30 años votando por candidatos demócratas y mostrando un fuerte respaldo a temas como la protección de los “dreamers” y el acceso al aborto. Sin embargo, la gestión económica también es una prioridad y, en ese ámbito, el Partido Republicano ha logrado ventajas entre los votantes latinos.

Asimismo, hay una notable brecha de género: las mujeres latinas, en general, apoyan más al Partido Demócrata que los hombres latinos, con un 50% de ellas teniendo una opinión favorable del partido, en comparación con el 40% de los hombres. Este patrón se refleja también en la preferencia por Kamala Harris, quien lidera entre las mujeres hispanas con un 58% de apoyo, frente al 55% entre los hombres hispanos. Aunque el respaldo a Donald Trump es menor entre las latinas, un 37% de ellas expresó su intención de votar por él, mientras que un 41% de los hombres latinos lo haría. Igualmente, las mujeres latinas menores de 30 años apoyan más a los demócratas que los hombres latinos de la misma edad. Mientras que el 40% de los varones latinos menores de 30 años votó por candidatos republicanos en 2020 y 2022, sólo el 21% de las mujeres latinas lo hizo. Por el contrario, el 75% de las jóvenes latinas votó por demócratas, en comparación con el 56% de los varones jóvenes latinos. Estas diferencias de género dentro del voto latino muestran que las mujeres, especialmente las jóvenes, desempeñan un papel crucial en la definición del comportamiento electoral de esta minoría, lo cual podría tener un efecto significativo en las elecciones de 2024.

4. El electorado asiático en 2024

Según las proyecciones del Pew Research Center, este noviembre podrán votar 15 millones de estadounidenses de origen asiático, lo que significa sólo el 6,1% de todos los votantes con derecho a voto. Sin embargo, en las elecciones de 2018 y 2020 se registró un aumento récord de la participación electoral entre los asiático-estadounidenses e isleños del Pacífico (AAPI, por sus siglas en inglés). En las últimas dos décadas, los asiático-estadounidenses también se han convertido en uno de los grupos raciales o étnicos de más rápido crecimiento en EEUU. Así, entre 2010 y 2020, la población asiática en EEUU creció un 39% y se prevé que supere los 35 millones en 2060.

Los votantes asiático-americanos tienden a apoyar a los demócratas desde 2008, pero su afiliación partidista es más débil que la de otros grupos, lo que los convierte en un objetivo para ambos partidos en las elecciones presidenciales. Aunque en 2020 apoyaron a Joe Biden por un amplio margen, el respaldo a los demócratas ha disminuido desde el pico alcanzado en 2012 con Barack Obama. Sólo el 59% de los asiático-americanos que se identifican como demócratas se consideran “firmes”, en comparación con el 67% del electorado general. Además, un 42% de los asiático-americanos afirma no haber sido contactado por ningún partido o candidato, lo que indica un potencial sin explotar para captar su voto.

El 42% de los votantes asiático-americanos se identifican como demócratas (frente al 44% en 2020), el 22% como republicanos (frente al 23% en 2020) y el 31% como independientes (frente al 25% en 2020). A principios de julio, casi la mitad de los votantes asiático-americanos (46%) manifestaron su intención de votar a Joe Biden, frente al 31% que se inclinaba por Donald Trump. Casi uno de cada cuatro (23%) votaría a un candidato de un tercer partido, está indeciso o se niega a contestar. Sin embargo, en 2020, más de la mitad de los votantes asiático-americanos (54%) tenían pensamiento de votar a Biden, lo que ilustra un descenso de ocho puntos porcentuales (8,5%) desde el último año de elecciones presidenciales.

Por otro lado, tras el cambio de Biden a Harris como candidata del partido demócrata, las encuestas han cambiado. En una proporción de casi dos a uno, los votantes asiáticos apoyan a Harris (62%) frente a Trump (28%). El apoyo a Trump entre este grupo no ha variado prácticamente desde julio, pero el porcentaje de votantes asiáticos que apoyan a Harris es 15 puntos superior al que apoyaba a Biden en julio. De ser elegida, Harris sería la primera mujer, la primera presidenta de origen asiático y la primera mujer negra en asumir el cargo, aunque aún no está claro hasta qué punto esto motivará a los votantes asiático-americanos en general. Así, sólo tres de cada 10 votantes AAPI dicen que la identidad asiático-india de Harris es extremadamente o muy importante para ellos y alrededor de siete de cada 10 indo-asiáticos consideran que Harris es la candidata que mejor representa su origen y su cultura, una cifra superior a la de los votantes AAPI en general.

Por último, es importante destacar que las mujeres AAPI emergen como un bloque electoral clave en las elecciones de 2024, con el 87% de ellas con intención de votar. Aunque el 62% considera el voto extremadamente importante, sólo el 52% lo percibe como una herramienta efectiva para lograr cambios, reflejando la desilusión que sienten al no ver sus prioridades abordadas en la política. Entre las preocupaciones más destacadas para estas mujeres están el aumento del coste de vida (33%) y los derechos de las mujeres (23%), seguidos por las amenazas a la democracia y la cuestión del aborto. Además, el 72% apoya firmemente los derechos reproductivos. Las mujeres AAPI también subrayan la necesidad de que el Congreso aborde temas económicos críticos, como la creación de empleos bien remunerados y garantizar el acceso a una atención médica asequible, además de combatir la discriminación y la violencia anti-AAPI. Además, Kamala Harris recibe un respaldo notable entre las mujeres AAPI, ya que su identidad como mujer tiene mayor relevancia para ellas que su origen racial. Las jóvenes AAPI entre 18 y 34 años, en particular, valoran su género y han sido activas en apoyar a Harris a través de grupos de afinidad étnica como South Asians for Harris, Korean Americans for Harris y Chinese Americans for Harris”.

5. El electorado indígena en 2024

Los votantes nativos americanos, indígenas y nativos de Alaska, que representan aproximadamente el 1% de la población, podrían ser decisivos en las elecciones presidenciales y al Senado en 2024, especialmente en estados clave como Arizona. Suele existir una idea errónea de que los nativos no votan o no participan en política y aunque no votan de manera uniforme, hay una abrumadora evidencia de que este voto nativo influye en las elecciones. Su apoyo ha sido crucial en victorias pasadas de demócratas como Joe Biden y el senador Mark Kelly y, por otro lado, el voto nativo ha ayudado a elegir a los republicanos Jon Tester en Montana y Mary Peltola en Alaska, además de a la senadora de Alaska Lisa Murkowski. Antes de que Harris reemplazara a Biden, muchos votantes indígenas no mostraban entusiasmo ni por Biden ni por Trump.

A pesar de su importancia, todavía se enfrentan a obstáculos significativos para votar, como la falta de centros de votación en las reservas, largas distancias, malas infraestructuras y acceso limitado a Internet, lo que dificulta su participación electoral. La reciente confirmación de una parte clave de la Ley del Derecho al Voto de 1965 por el Tribunal Supremo de EEUU sigue siendo esencial para combatir la discriminación en este ámbito, ya que sólo el 66% de los nativos americanos con derecho a voto está inscrito para votar.

La Encuesta Nacional de Nativos Americanos del Instituto para el Desarrollo de las Primeras Naciones (FNDI, por sus siglas en inglés) revela que el 37% considera que el alto índice de mujeres indígenas desaparecidas y asesinadas es el problema más destacado, seguido de la protección de los derechos sobre la tierra y el acceso al agua potable. Por lo tanto, para ganarse el apoyo del voto indígena, el Partido Republicano y el Partido Demócrata deberían esforzarse en abordar estos temas.

Respecto a las mujeres indígenas, están activamente organizando el voto en apoyo a la candidata presidencial demócrata Kamala Harris. En un llamamiento virtual realizado en julio, que reunió a cientos de participantes, estas mujeres resaltaron el historial favorable de Harris hacia las tribus, así como el récord de representantes nativos en altos cargos dentro de la Administración Biden y la financiación histórica destinado a las comunidades indígenas. Este contraste se hizo evidente frente a la candidatura del republicano Donald Trump, quien fue objeto de duras críticas. Además, es crucial considerar que si Peggy Flanagan, actual vicegobernadora de Minnesota, se convierte en gobernadora tras la ascensión de Tim Walz a la vicepresidencia, sería la primera mujer nativa americana en ocupar dicho cargo en la historia de EEUU. Esto representaría un avance significativo en la representación y visibilidad de las mujeres indígenas en posiciones de poder. Su liderazgo podría fomentar una mayor participación política entre las comunidades nativas y alentar a más candidatos indígenas a presentarse.

Finalmente, tras examinar los distintos grupos que pueden influir en el resultado de las elecciones estadounidenses, podemos comparar estos tres gráficos que muestran la evolución de la población y la renta familiar de las dos principales minorías, los afroamericanos e hispanos, y de la población blanca. Estos gráficos ilustran el cambio demográfico que está viviendo Estados Unidos, con las minorías en crecimiento y la población blanca disminuyendo.

Figura 1. Población afroamericana de EEUU y su renta familiar media, 2010-2023

Figura 2. Población hispana de EEUU y su renta familiar media, 2010-2023

Figura 3. Población blanca de EEUU y su renta familiar media, 2010-2023

Conclusiones
Las elecciones presidenciales de 2024 en EEUU se desarrollan en un contexto de creciente polarización y cambio demográfico que podría definir el futuro del país. Las diferencias en las actitudes y prioridades de los grupos minoritarios están teniendo un efecto considerable en el escenario electoral, reflejando un electorado cada vez más diverso y multifacético.

Por un lado, aunque históricamente leales al Partido Demócrata, los votantes afroamericanos muestran signos de descontento y búsqueda de alternativas. La candidatura de Kamala Harris ha revitalizado el apoyo negro hacia el Partido Demócrata, destacando su capacidad para conectar con las preocupaciones específicas de esta comunidad.

Por otro lado, la comunidad latina presenta un voto diverso con prioridades cambiantes. El descontento con la política migratoria de Biden ha dado espacio para que Trump gane terreno, aunque el apoyo a Harris ha mostrado una mejora significativa. La juventud latina y temas como los derechos reproductivos son factores críticos en la movilización del voto latino.

Asimismo, los votantes asiático-americanos, aunque crecientes en número, muestran una lealtad partidista más fluida. La transición de Biden a Harris ha influido positivamente en su apoyo, sugiriendo que la representación y la identidad son factores importantes para este grupo. Por último y a pesar de los obstáculos estructurales, el voto indígena sigue siendo crucial en unas elecciones reñidas. Las barreras para la participación siguen siendo significativas, y los temas prioritarios como la violencia contra mujeres indígenas y la protección ambiental deben ser abordados para asegurar su apoyo.

Además de las diferencias étnicas y raciales, las mujeres dentro de cada minoría desempeñan un papel determinante en el panorama electoral. Las mujeres negras, latinas, AAPI e indígenas han mostrado tendencias de voto distintas a las de sus contrapartes masculinas, apoyando en mayor medida al Partido Demócrata. Este apoyo ha sido especialmente relevante para la candidatura de Kamala Harris, que ha logrado una conexión más fuerte con las votantes femeninas. Dado que estas mujeres se movilizan activamente y tienen una influencia significativa en sus comunidades, sus votos podrían ser determinantes en las elecciones de 2024.

La candidatura de Kamala Harris resalta la importancia de la identidad en la política contemporánea. Harris, como la primera mujer afroamericana y de ascendencia surasiática en la presidencia, puede representar un cambio significativo en la percepción del liderazgo político. Este cambio podría ser considerado una extensión del legado del movimiento de derechos civiles, un movimiento clave en la historia de EEUU que aún a día de hoy sigue moldeando la política actual, ya que el avance hacia la equidad sigue siendo un proceso en evolución. De hecho, los desafíos persistentes en la participación electoral de grupos minoritarios, como los indígenas, ponen de relieve la necesidad de reformas estructurales. Las barreras para el voto no sólo reflejan una injusticia histórica, sino que también son una llamada a la acción para que ambos partidos aborden estas desigualdades de manera más efectiva.

En conclusión, la dinámica entre los diferentes grupos minoritarios configura un escenario electoral complejo. De cara a las elecciones presidenciales de noviembre, será fundamental centrarse en el voto de estas minorías, dado que cada grupo tiene el potencial de influir significativamente en el futuro político de EEUU.