Tema: Las elecciones generales palestinas del pasado 25 de enero, que se celebraron bajo ocupación israelí, transcurrieron con normalidad y tuvieron como resultado la victoria del Movimiento de la Resistencia Islámica (Hamás) por mayoría absoluta.
Resumen: La victoria islamista en las multipartidistas elecciones generales palestinas ha sido limpia y avalada por los observadores internacionales. La victoria de Hamás ha sido por mayoría absoluta. En la Lista Nacional la diferencia entre Hamás y Fatah ha sido pequeña, mientras que los otros partidos han obtenido resultados muy escasos. Esta situación influirá en las elecciones israelíes del próximo 28 de marzo. El presidente palestino, Abu Mazen, puede tener un papel fundamental en la cohabitación que se avecina, así como a nivel internacional. El hecho de que Hamás quiera imponer el islamismo social es visto con preocupación en otros países árabes como Jordania y Egipto. Hamás debería reconocer a Israel y rechazar el uso de la violencia. A corto plazo podría haber un gobierno monocolor con tecnócratas de relieve, una grave crisis en la Autoridad Nacional Palestina (ANP) o un gobierno de coalición.
Análisis: Las segundas elecciones generales palestinas (las primeras fueron en enero de 1996) se celebraron el pasado 25 de enero para elegir a los 132 diputados del Consejo Legislativo Palestino. A pesar de las graves restricciones impuestas por la ocupación israelí, las elecciones transcurrieron en un clima de normalidad, según señalaron los diversos equipos de observadores (Misión de Observación Electoral de la Unión Europea, delegación del Congreso de los Diputados, delegación de la Generalitat de Cataluña, National Democratic Institute y Fundación Carter, delegación canadiense, delegación francesa, entre otras).
Resultados
Las elecciones se realizaron con un sistema de doble voto. Un voto era para la Lista Nacional, a través de la que se elegían 66 diputados, y otro voto era en la circunscripción electoral, para elegir a los restantes 66 diputados. La Lista Nacional se elige por el sistema de Saint Lagüe, con barrera del 2%, y a ella se presentaron once candidaturas. Al mismo tiempo, en cada circunscripción se votaba según el número de diputados que se elegían en la misma, con seis escaños reservados para diputados cristianos (éste fue el sistema, sin Lista Nacional, empleado en 1996 para elegir a los 88 diputados). Hubo 16 circunscripciones: Jerusalén (6 diputados, 2 de ellos cristianos), Yenín (4), Tulkarem (3), Tubas (1), Naplusa (6), Qalqilia (2), Salfit (1), Ramalla y El Bireh (5, 1), Jericó (1), Belén (4, 2), Hebrón (9), Gaza Norte (5), Gaza Ciudad (8, 1), Der El Balah (3), Jan Yunes (5) y Rafah (3). Han sido unas elecciones pluripartidistas con plena libertad de propaganda y debate y sin incidentes dignos de mención, salvo los provocados por las autoridades israelíes en Jerusalén y Cisjordania.
Los resultados de la Lista Nacional fueron los siguientes:
Partido | Nº de votos | Porcentaje | Nº de escaños |
Hamás | 440.409 | 44,45% | 29 |
Fatah | 410.554 | 41,43% | 28 |
FPLP | 42.101 | 4,25% | 3 |
FDLP-PPP-FIDA | 28.973 | 2,92% | 2 |
Palestina Independiente | 26.909 | 2,72% | 2 |
Tercera Vía | 23.862 | 2,41% | 2 |
Fuente: Comisión Electoral Central Palestina
Las otras cinco candidaturas obtuvieron 18.000 votos entre todas ellas. Hubo 21,687 votos en blanco (2,08% del total) y 29,864 votos nulos (2,86%). El número total de electores fue de 1.042.424.
El resultado del voto correspondiente a las circunscripciones dio a Hamás 45 diputados, 17 a Fatah y 4 a los independientes próximos a Hamás.
Los resultados finales dan una amplia victoria a Hamás con 74 diputados, seguida por Fatah con 45, los independientes con 4, FPLP con 3, FDLP-PPP-FIDA con 2, Palestina Independiente con 2 y Tercera Vía con otros 2. Cabe destacar que 14 diputados (entre ellos los cabezas de lista de Fatah y FPLP) están presos en cárceles israelíes o palestinas. En 1996, con 88 diputados, Fatah logró 55 y el resto eran independientes. Hamás no se presentó en aquella ocasión.
Es fácil comprobar que la diferencia en la Lista Nacional, de sólo tres puntos porcentuales, no significa una gran derrota para Fatah. Fatah habría podido encontrar apoyos para articular una mayoría si no hubiera existido el sistema de circunscripciones, donde perdió claramente. En parte, el mal resultado en las circunscripciones se debe a que hubo muchos candidatos independientes, vinculados a Fatah, que sirvieron para dispersar el voto. En las circunscripciones, Hamás habría obtenido sólo el 36,45% de votos, si bien no presentó candidatos para nueve escaños (cristianos e independientes).
Hamás, como el FPLP y el FLP, está considerada como una organización terrorista, aunque no ha presentado a ningún candidato al que se pueda reprochar haber estado vinculado a la comisión de actos terroristas. Hamás ha conseguido votos que apoyan su programa de islamismo social, y también de rechazo a Fatah. Muchos le han votado con la esperanza de que con Hamás todo vaya mejor. La oposición a la ocupación ha sido muy importante electoralmente. Asimismo, la victoria de Hamás lleva implícita el rechazo a los Acuerdos de Oslo.
Palestina Independiente, cuyo máximo dirigente Mustafa Barguti tuvo casi el 20% de los votos en las elecciones presidenciales de hace un año, ha decepcionado. La coalición en la que estaban el FDLP y el PPP, cuyos candidatos en las presidenciales sumaron un 6% de los votos, tampoco destacó. La Tercera Vía, recién formada en torno al ministro de Finanzas, Salam Fayyad, permite a éste tener su propio escaño. Fayyad cuenta con la plena simpatía de la comunidad financiera internacional y de los países occidentales. Fatah sólo ganó, plenamente, en tres circunscripciones: Qalqilia, Rafah y Jericó. En la ciudad de Qalqilia todos los concejales son de Hamás, con lo que el rechazo a los islamistas parece evidente tras menos de un año al mando del gobierno municipal.
La figura del presidente de la ANP
La victoria de Hamás no elimina al presidente Abu Mazen, quien mantiene sus poderes, entre ellos el de nombrar primer ministro, aunque no el de disolver el Parlamento. Los poderes del presidente podrían ser mayores, pero hubo presiones para reducirlos y quitárselos a Arafat cuando ocupaba ese cargo. Ahora la situación es la contraria. Abu Mazen podrá devolver legislación aprobada por el Parlamento, en cuyo caso éste deberá aprobarla con mayoría de dos tercios. Fatah ha conseguido una minoría de bloqueo, ya que tiene un tercio de los diputados. Abu Mazen también cuenta con la confianza internacional, algo que no tiene Hamás. El presidente palestino podrá dirigir dos ramas de las fuerzas de seguridad: la Seguridad Nacional y la Inteligencia, mientras que el ministro del Interior dirige –como consecuencia del recorte de competencias a Arafat– la Policía Civil, la Seguridad Preventiva y la Defensa Civil. Hay indicios de que Abu Mazen querría dirigir en exclusiva las fuerzas de seguridad, volviendo al modelo que creó Arafat. Asimismo, Abu Mazen tratará de reforzar a la OLP que él preside como actor internacional. Sin embargo, el propio Abu Mazen no acaba de ser reconocido como interlocutor por parte de Israel. Para que el proceso de paz se encarrile es necesario que lo sea.
La situación actual lleva a la necesidad de una cohabitación entre el presidente de la Autoridad Palestina, elegido hace un año por casi dos tercios de los votos, y el gobierno que contará con el apoyo de Hamás y quizá otros. Por ello, se ha sugerido que algunos cargos de ese gobierno no los ocupen personas de Hamás. Hay algunos temas que están demasiado vinculados al exterior, como las negociaciones o las ayudas internacionales, para que los desempeñe un partido que cuenta con el rechazo internacional.
El islamismo social
Hamás tendrá un especial interés en extender el islamismo social. Antes de llegar a imponer la sharía (ley islámica), hecho que Abu Mazen rechazaría, actuará con gradualismo, moderación y tolerancia como ha hecho en la campaña electoral y en el momento de asumir su victoria electoral. Hamás considera que las cosas se impondrán por su propio peso, dentro de un proceso gradual. A Hamás le interesan en especial las políticas sociales, educativas y sanitarias. Desde su perspectiva de ocupación total de los espacios sociales y de las vidas de los palestinos no pueden hacerse cambios repentinos.
En este planteamiento, Dios debe convertirse en el centro del mundo y de la persona. La familia, a menudo en sentido patriarcal, es fundamental y en ella el varón manda. Se insiste en el respeto debido a los padres y se establece la separación entre hombres y mujeres. Se planteará el uso del velo, que ya está muy extendido en Gaza. Algunos cambios podrán venir por la vía consuetudinaria (velo, alcohol, alimentos impuros, etc.), sin necesidad de legislar a corto plazo. La legislación propia del estatuto personal ya existe y es sabido que los tribunales religiosos, que se ocupan de ella, tienen más prestigio que los que dependen directamente de la ANP. A la larga, podría ampliarse la jurisdicción religiosa. En el ámbito financiero surgirá la cuestión del préstamo a interés. La aleya del Corán “No cabe coacción en la religión” (2, 256) puede resumir lo que se prevé será la política islamista, que tratará de realizar muchos cambios sin coacción. La posición del islam ante la modernidad se convertirá en tema fundamental, y puede que surja una tendencia al ensimismamiento.
Algunos dirigentes de Hamás insinúan que plantearán enmiendas a diversos instrumentos económicos como el Protocolo de París, el Acuerdo de Libre Cambio con Estados Unidos, el Acuerdo de Asociación con la UE y los Acuerdos de Cooperación Económica con Egipto y Jordania. Lo cierto es que la escasa actividad económica que pueden realizar los palestinos está permitida por Israel, siempre que de ella obtenga beneficio. Las propias ayudas internacionales se quedan en parte en Israel, que, como ocupante, es el responsable de los Territorios Ocupados.
La presión internacional
La comunidad internacional pide a Hamás que reconozca a Israel y rechace el uso de la violencia. Hasta ahora ambas cuestiones no se las planteaban los islamistas. Ahora, si quieren gobernar, deberán replantearse ciertos temas. El jefe del Politburó de Hamás, Jaled Meshaal, ha declarado recientemente al diario ruso Nezavissimaïa Gazeta que Hamás dejará la lucha armada si Israel se retira de los Territorios Ocupados. Las alusiones a la línea de demarcación previa a 1967 se suceden en diversos portavoces de Hamás. Por parte israelí, en plena campaña electoral, la línea de 1967 no puede ni mencionarse y se proclaman las bondades del Muro como posible frontera negociada. Por su parte, Israel también debería hacer lo mismo respecto a Palestina: reconocerla como Estado y no usar la violencia. Israel tampoco negociaba con Fatah y no reconocía a Abu Mazen como interlocutor.
No es realista pensar que las alianzas internacionales cambiarán de la noche a la mañana y que EEUU y la UE abandonarán el terreno en beneficio de Rusia o de Irán y Arabia Saudí. El presidente ruso, Vladimir Putin, en su reciente visita oficial a España y en presencia del presidente del Gobierno español, invitó a Hamás a acudir a Moscú a conversar. Francia apoya la iniciativa, que deja de lado al Cuarteto. Putin recordó que Hamás no está en la lista rusa de organizaciones terroristas. La mano tendida rusa será aprovechada por Hamás que podrá empezar a crearse una respetabilidad internacional. En Moscú, Hamás deberá plantear alguna flexibilidad respecto a Israel y al uso de la violencia, aunque ya hace meses que no puede atribuirse ningún atentado a este grupo islamista. El propio Israel debería valorar estas circunstancias y permitir el desbloqueo de la situación. El unilateralismo israelí y la catástrofe humanitaria provocada por la mano del hombre en Palestina (según señaló la ONU en el Informe Bertini de 2002) no servirán para que Hamás abandone su extremismo. Fatah debería aceptar su derrota y no pretender ocupar algunos altos cargos de la Autoridad Palestina como si fueran de su propiedad. La celebración de su VIª Conferencia General podría permitir la renovación y asunción de responsabilidades, si bien en su grupo parlamentario no hay muchas caras nuevas.
Las negociaciones para el estatuto final deberían empezar, pero no se sabe cuándo lo harán. Todo ello requiere una clara intervención internacional y el final de la ocupación israelí. La ocupación no sólo no termina, sino que se consolida con la construcción del Muro, los asentamientos, la judaización de Jerusalén y la negativa a reconocer derecho alguno a los refugiados. Por primera vez en la historia, la Basílica de la Natividad, en Belén, está separada de la Basílica de la Resurrección, en Jerusalén, por un Muro que impide el libre acceso a los Santos Lugares cristianos y musulmanes. Los palestinos han votado teniendo presente esas circunstancias y viendo que en diez años de dominio político de Fatah no se ha conseguido avanzar. Es significativo que el Fiscal General de la ANP acaba de anunciar que al menos 50 personas están bajo investigación por presuntos delitos graves de corrupción.
La ANP gasta 160 millones de dólares mensuales (dos tercios de ellos en salarios) y tiene un déficit presupuestario de 800 millones, además de graves problemas para pagar las nóminas y la electricidad israelí que llega a la Franja de Gaza. Los bancos, encabezados por el Arab Bank, tienen una posición acreedora sobre la ANP de 630 millones de dólares y no quieren prestar más, sobre todo ante la incertidumbre tras la victoria de Hamás. Los palestinos tienen esperanzas en el apoyo económico, que hasta ahora ha sido reducido, de Arabia Saudí, Qatar, Kuwait y otros Estados árabes. El enviado especial del Cuarteto y hasta hace poco presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, quien está realizando una notable labor de mediación, sobre todo económica y financiera, desde que empezó la retirada israelí de la Franja de Gaza, está explorando esa vía. Está previsto prescindir, por despido procedente o jubilación, de hasta 10.000 funcionarios (sobre todo de seguridad) en tres años. Hamás ha llegado a hablar de 37.000. Esta difícil situación provoca la desconfianza del Banco Mundial, que pedirá ajuste presupuestario y contención salarial al nuevo gobierno.
Muchos piensan, además, que Fatah ha malgastado las ayudas internacionales mientras que Hamás, más modestamente, ha establecido una importante red social de la que se benefician muchas personas en un país donde la mayoría vive en la pobreza. Una victoria en unas elecciones generales, que deberán convocarse de nuevo dentro de cuatro años, plantea un cierto relativismo contrario al totalitarismo puro de una llegada violenta al poder. Una llegada violenta al poder, como en Irán, no facilitaría una posible salida o intercambio con otro partido; la victoria electoral permite pensar que en las próximas elecciones los resultados sean distintos. En un sistema democrático los planteamientos extremistas para ganar necesitan moderarse. El que en Hamás haya quienes sólo han hecho política o actividad social frente a quienes han practicado la violencia, permite tener esperanza en algunos sectores del partido.
La victoria de Hamás plantea gran preocupación en Jordania y Egipto, donde los Hermanos Musulmanes (Hamás es parte de ellos) son fuertes y están en auge. Arabia Saudí ha financiado a Hamás y a su campaña electoral quizá para demostrar que la democracia en el mundo árabe tiene este tipo de resultados. El posible apoyo activo de Irán a un gobierno de Hamás incorpora una variable inquietante en plena crisis por las aspiraciones nucleares de Teherán. Por otra parte, la reciente crisis por la publicación de viñetas del profeta Mahoma (publicadas hace más de cuatro meses pero recuperadas ahora) plantea unos temas que la UE no debe aceptar, como es el ataque a las instituciones europeas en los Territorios o los secuestros y amenazas, que ya empezaron con el anterior gobierno. Esta crisis ha tenido sus secuelas en Palestina con violencia ejercida por parte de grupos de Fatah pero no de islamistas, que quieren dar una imagen de responsabilidad. Ha destacado la expulsión violenta de los observadores, sobre todo europeos, del Temporary International Presence de Hebrón.
Las elecciones israelíes
La victoria de Hamás puede tener consecuencias en las próximas elecciones israelíes, previstas para el próximo 28 de marzo. Hasta ahora, los sondeos preelectorales israelíes no indican qué efecto puede tener dicha victoria. En ellos se prevé una mayoría absoluta entre Kadima y los laboristas, que podría abrirse a quien quisiera apoyar su programa de gobierno, como el Meretz. En ese programa se apoyará la construcción del Muro, los asentamientos, la judaización de Jerusalén y el no reconocimiento a los refugiados. Fuera de esa mayoría no muy amplia hay muchas opciones contrarias a las negociaciones como Likud, UN, UTJ, PNR, Shas o Ysrael Beiteinu, que no quedarían lejos de los cincuenta diputados. La formación del nuevo gobierno palestino será tenida en cuenta por muchos votantes israelíes.
Los proyectos inmediatos
Es difícil predecir qué sucederá a corto plazo, pero parece que Hamás querrá mostrar una actitud constructiva. Podría aceptar formar un gabinete de tecnócratas, reservándose las carteras sociales que le interesan especialmente. Las carteras que requieren contactos con Israel (Exteriores e Interior) las tendrían personas ajenas a Hamás. Abu Mazen podría sentir que no puede cumplir su propio programa (negociaciones y desarme de milicias), lo que le animaría a dimitir. Sin embargo, tiene el pleno apoyo y confianza de EEUU, la UE y Egipto, que harán todo lo posible para que siga. La permanencia de la Autoridad Nacional Palestina está muy vinculada a la de su presidente. Si Abu Mazen mantiene prerrogativas en la política exterior y de seguridad deberá resolver la cuestión de la integración de Hamás en la OLP. Hamás deberá evitar las acciones terroristas, que continuaría realizando Yihad Islámica (que no se ha presentado a las elecciones generales y conserva integro su rechazo a Israel y su justificación del terrorismo).
Otra posibilidad es el colapso de la Autoridad Nacional Palestina. Hay elementos que podrían provocarlo, como la grave crisis presupuestaria o el posible recurso de grupos de Fatah al terrorismo. De nuevo, será fundamental la relevancia de Abu Mazen dentro de la Autoridad, de la OLP y de Fatah para estabilizar la situación. La tentación de dimitir estará presente, y sería muy difícil sustituirle. Hamás podría volver al terrorismo, por lo que habría que ver cuál sería la actitud israelí. En la hipótesis del colapso, ¿asumiría Israel la administración civil de los Territorios? ¿Debería asumirla alguna instancia internacional? ¿Se extendería la crisis a buena parte del mundo islámico? ¿Cobrarían mayor fuerza los Hermanos Musulmanes y los islamistas?
No debe descartarse que Hamás consiga convencer, ahora o más adelante, a Fatah para formar un gobierno de coalición. El líder de Hamás Jaled Meshaal ha hablado de una coalición nacional (que el FPLP apoya) que hará la “gestión de la batalla”. El realismo sería la mejor vía para solucionar la cuestión del desarme de las milicias, que necesitará un fuerte apoyo internacional. En este caso habría más posibilidades de que se iniciaran negociaciones, quizá secretas. Los partidos que se queden fuera podrían obstaculizar las negociaciones. Además, Yihad Islámica, que no se presentó a las elecciones, no quiere entrar en el gobierno ni apoyar un alto el fuego.
Conclusiones: Las impecables elecciones generales palestinas han permitido la victoria de un partido extremista. La ocupación tiene también estas consecuencias. El sistema partidista palestino se va asentando. Se establecerá una cohabitación política con Abu Mazen, más que nunca apoyado por la comunidad internacional. Existe una grave crisis interna palestina de la que será difícil salir si no termina la ocupación. Hamás será, previsiblemente, razonable ante la presión internacional, pero querrá establecer su sistema de islamismo social. Es necesario que Hamás reconozca a Israel y cese la violencia, y es necesario que Israel actúe recíprocamente. El islamismo bajo forma de partido no es tan negativo como el que se mueve fuera de cualquier estructura legal, pero es necesario conocerlo y ver si se puede trabajar o no con él.
José María Ferré
Diplomático
Apéndice:
Elecciones presidenciales de enero de 2005:
Candidato | Porcentaje | Nº de votos |
Abu Mazen (Fatah) | 62.52% | 501,448 |
Mustafa Barguti (ind.) | 19.48% | 156,227 |
Tayseer Khaled (FDLP) | 3.35% | 26,848 |
Abdal Halim Al Ashqar (ind.) | 2.76% | 22,171 |
Bassam Al Salhi (PPP) | 2.67% | 21,429 |
Partidos presentes en las elecciones generales de 2006:
• Fatah (Movimiento de Liberación Nacional de Palestina), fundado en 1959. Fuerza preponderante en la OLP y, hasta ahora, la AP. Apoya los Acuerdos de Oslo y la Hoja de Ruta. Dividido entre vieja guardia y renovadores, que presentaron dos candidaturas fusionadas, in extremis, en una con preponderancia de la vieja guardia. Está en la Internacional Socialista.
• Hamás (Movimiento de la Resistencia Islámico). Se presentó con el nombre de “Cambio y Reforma”. No reconoce los Acuerdos de Oslo ni a Israel. Programa de islamismo social. Buena implantación local tras las elecciones municipales de 2005.
• FPLP (Frente Popular para la Liberación de Palestina). De ideología marxista-leninista. Está en las listas de organizaciones terroristas. Activo en la OLP. Con cierta implantación local.
• Palestina Independiente. Creado en torno a Mustafa Barguti. De corte liberal. Buena relación con occidentales.
• FDLP (Frente Democrático para la Liberación de Palestina). En coalición con FIDA y PPP. De ideología izquierdista. Activo en la OLP. Escisión antigua del FPLP.
• PPP (Partido del Pueblo Palestino). En coalición con FDLP y FIDA. Es el Partido Comunista renovado tras la caída del Muro de Berlín. Formaba parte del gobierno con Fatah.
• FIDA (Unión Democrática de Palestina). En coalición con FDLP y PPP. Escisión pro Oslo del FDLP. Formaba parte del gobierno con Fatah.
• Tercera Vía. Candidatura formada por Salam Fayyad y Hanan Ashrawi, entre otros. Moderada. Muy buena conexión con occidentales.
• Otras candidaturas. Entre ellas las de pequeños grupos de la OLP como el Frente de Lucha Palestino (aliado de Fatah), el Frente de Liberación de Palestina (antiguo Baaz iraquí), el Frente de Liberación Árabe (Baaz) e independientes.