Tema: ¿Es perjudicial la fuerte concentración de alumnos inmigrantes en algunos centros de enseñanza?
Resumen: La fuerte concentración de alumnos inmigrantes en algunos centros de enseñanza es objeto de preocupación porque presuntamente perjudica el aprendizaje y provoca la evitación de esos centros por los padres mejor informados. Pero la investigación de estos presuntos efectos mediante los datos del estudio PISA 209 no consigue detectarlos.
Análisis: La creencia de que los inmigrantes tienen un efecto negativo sobre el aprendizaje de sus compañeros a partir de un cierto grado de concentración está muy extendida tanto entre padres de alumnos como entre profesores, y aún más entre publicistas y político. De ella viene, por lo menos en parte, la preocupación de las autoridades por la concentración de inmigrantes en ciertas escuelas, patente en, por ejemplo, los informes dedicados al asunto por el defensor del Pueblo (tan tempranamente como 2003) o su homólogo catalán, el sindic de Greuges, más recientemente, en 2008. Con ella se legitiman también los agravios comparativos de la escuela pública frente a la privada, que llevaron a hacer del principio de “esfuerzo igual” (un eufemismo por “igual carga de inmigrantes”) uno de los pilares de la Ley Orgánica de Educación de 2006. Gracias a ella, los sociólogos describen la concentración como un círculo vicioso, pues justifica a los padres nativos, en particular de clases medias, que sacan a sus hijos de los centros con inmigrantes hasta que estos terminan adquiriendo el carácter de “guetos”.
Para los sociólogos, este efecto negativo de la concentración de inmigrantes es un caso particular de un fenómeno muy estudiado: los efectos de unos compañeros sobre otros. Ocurriría, en concreto, que los alumnos peores se benefician de la compañía de alumnos mejores que ellos siempre que los malos sean pocos, pero cuando pasan de cierta proporción, todos, mejores y peores, resultan perjudicados.
Los alumnos inmigrantes no son siempre peores estudiantes que los nativos. Hay países, como Jordania, en que son mejores, y en otros, como Australia, no hay diferencias. En España el diferencial es algo menor que en Europa Central, donde se dan las mayores diferencias. Las razones del fenómeno están resultando difíciles de establecer; es común invocar el estatus social de los padres inmigrantes, que suelen tener menos estudios, peores trabajos y menores ingresos que los nativos.
El efecto de los compañeros (en inglés se habla de peer effect y en castellano se dice también “efecto pares” y “efecto iguales”) debe distinguirse del simple efecto de composición. Se llama efecto de composición al resultado de la simple adición de un componente distinto a un grupo; los inmigrantes, al tener peores resultados, bajan la media de sus escuelas en proporción a su presencia en ellas. Se llama “efecto compañero”, en cambio, a los efectos reales que unos alumnos producen sobre otros, como resultado de su interacción en las mismas aulas o centros.
Podemos ilustrar esta diferencia con el caso de España entre las dos evaluaciones PISA que se han centrado en la lectura, la de 2000 y la de 2009.[1] En la primera, la media de los alumnos españoles fue de 493 puntos, en la segunda de 481. Ahora bien, en 2000 no había apenas alumnos inmigrantes mientras que en 2009 eran casi el 10%. Parte del descenso, por tanto, es un efecto de composición, producto de la adición de alumnos inmigrantes con resultados más bajos. Si lo descontamos, la media de 2009 sube hasta 488 puntos. Cuestión distinta es si los alumnos inmigrantes han influido de algún modo en esta puntuación de los nativos. Como puede apreciarse, el efecto de composición es trivial y fácil de descontar, todo lo contrario que el “efecto compañero” de que aquí se trata.
No es raro que los resultados de la investigación empírica sean contrarios a creencias muy extendidas, y justamente esto es lo que ocurre en el tema de la concentración de inmigrantes. Aunque algunos estudios empíricos han encontrado pequeños “efectos compañero” de los inmigrantes, a medida que han ido mejorando los datos la mayor parte de ellos no han logrado confirmar su existencia. Los estudios PISA de la OCDE, repetidos cada tres años desde el 2000, ofrecen datos cada vez de mejor calidad. En España, los datos de PISA 2009 son muy superiores a los de olas anteriores, en parte porque la muestra es más grande (más de 22.000 alumnos) y abarca más Comunidades Autónomas (todas menos tres), y en parte porque incluye más alumnos inmigrantes (unos 2.200). Como vamos a mostrar a continuación, estos datos no permiten encontrar “efectos compañero” de los alumnos inmigrantes y tampoco detectar dinámicas de segregación y exclusión entre nativos e inmigrantes.
La concentración de inmigrantes según PISA 2009
¿Es la concentración de inmigrantes un fenómeno frecuente? Siendo los inmigrantes no más de un 10% del total de los alumnos, podrían en un extremo ser el 10% en todos y cada uno de los centros, y en el otro ocupar totalmente el 10% de las escuelas. La realidad queda, como suele ocurrir, entre estas dos posibilidades extremas. PISA 2009 obtuvo datos de 889 centros. En 12 de ellos, más o menos el 1%, hay más alumnos inmigrantes que nativos; en otros 53, es decir, un 5%, el 30% o más de los alumnos son inmigrantes (más de un alumno inmigrante por cada dos nativos es lo que se suele considerar concentración alta). Por el contrario, en el 28% de los centros no hay ningún alumno inmigrante, y en el 21% hay hasta un 5%, es decir, un alumno inmigrante en una clase media de 20 alumnos.
Es más preciso estimar la concentración en términos de alumnos que de centros. ¿Cuántos alumnos nativos están expuestos a los efectos de los alumnos inmigrantes? Un 30% de los alumnos nativos va a centros sin ningún inmigrante y un 20% a centros con un inmigrante por aula. Sólo un 2% va a centros con más de un 40% de alumnos inmigrantes. En total, un 4% de alumnos nativos va a centros con más de un 30% de alumnos inmigrantes, lo que las autoridades suelen considerar “concentración” (véase la Tabla 1).
Tabla 1. Alumnos nativos e inmigrantes por porcentaje de inmigrantes en los centros
País de origen |
||||
Nativo |
Inmigrante |
|||
% de inmigrantes |
Número |
% |
Número |
% |
Del 0 al 1% |
6.905 |
30,0 |
– |
– |
Del 1% al 5% |
5.104 |
22,2 |
193 |
8,0 |
Del 5% al 10% |
4.214 |
18,3 |
333 |
13,8 |
Del 10% al 20% |
4.152 |
18,0 |
697 |
28,8 |
Del 20% al 30% |
1.761 |
7,6 |
597 |
24,7 |
Del 30% al 40% |
537 |
2,3 |
266 |
11,0 |
Del 40% al 75% |
363 |
1,6 |
321 |
13,3 |
Del 75% al 100% |
1 |
0,0 |
8 |
0,3 |
Total |
23.036 |
100,0 |
2.415 |
100,0 |
Fuente: OECD, datos de PISA 2009.
Como las matemáticas predicen, son bastantes los inmigrantes con compañeros inmigrantes. Aproximadamente la cuarta parte de los alumnos inmigrantes tiene más de un 30% de compañeros inmigrantes; otra cuarte parte tiene 10% o menos. Los dos cuartos restantes asisten a escuelas donde entre el 10% y el 30% de alumnos son inmigrantes. La concentración de alumnos inmigrantes, como impone la propia lógica del fenómeno, afecta mucho más a los alumnos inmigrantes que a los alumnos nativos (véase la Tabla 1).
Como suele creerse, las altas concentraciones de alumnos inmigrantes son más frecuentes en los centros públicos que en los privados. En la muestra PISA 2009 hay un 1% de alumnos de centros privados subvencionados en aulas con más del 30% de alumnos inmigrantes, contra un 5,5% en los públicos. Así que es verdad que los alumnos inmigrantes se concentran sobre todo en centros públicos, aunque en la gran mayoría de los centros públicos, el 95%, no exista una concentración de inmigrantes. Dicho sea de paso, es poco probable que esta desigualdad en la distribución de los alumnos inmigrantes sea la causa de cualquier diferencia entre el conjunto de los centros públicos y privados.
La distribución por hábitat es algo más compleja. Las bajas concentraciones son tanto más frecuentes cuanto menor el tamaño de la población. Excepto en los pequeños pueblos, las altas concentraciones son igual de frecuentes en todos los demás tipos de hábitats. Lo que crece con el tamaño de las poblaciones son las concentraciones medianas, entre el 10% y el 30%. Así pues, no es más fácil encontrar altas concentraciones de inmigrantes en Madrid o Barcelona que en las ciudades de tamaño más pequeño; en algunas de estas –por ejemplo, Vic– se dan concentraciones muy grandes.
Como bien se sabe, las escuelas con muchos alumnos inmigrantes son más frecuentes en unas regiones que en otras. Por ejemplo, en Andalucía sólo hay concentraciones altas en las provincias de Almería y Málaga, y dentro de estas provincias en ciertas zonas costeras.[2] PISA 2009 distingue únicamente por Comunidad Autónoma, y no todas (Extremadura, Castilla la Mancha y Valencia no participaron con muestra propia), pero aún así encuentra un gran contraste entre Castilla y León y Galicia, cuya muestra sólo incluye centros con menos del 20% de inmigrantes, y las Comunidades Autónomas en que cerca del 10% de los alumnos van a centros con altas concentraciones de inmigrantes, como Baleares, Canarias, Madrid y Murcia.
En definitiva, las altas concentraciones de inmigrantes sólo se producen en algunos centros públicos situados en todo tipo de ciudades de algunas regiones, a los que asisten el 6% de los alumnos, de los cuales dos tercios son nativos (el 4% de éstos) y un tercio inmigrantes (pero que equivalen a la cuarta parte de estos). Sean cuales sean los efectos de la concentración de inmigrantes sobre sus compañeros, su importancia global queda restringida a esta pequeña parte de la población escolar.
Tabla 2. Estudios maternos por país de origen (%)
País de origen |
||
Nativo |
Inmigrante |
|
Estudios de la madre |
||
Primarios |
18,8 |
17,0 |
BE-EGB-ESO |
24,3 |
22,8 |
FP1 |
2,4 |
2,1 |
Bachiller |
9,9 |
15,3 |
FP2 |
10,1 |
9,8 |
Diploma |
11,2 |
10,6 |
Licenciatura |
16,9 |
17,8 |
Doctorado |
6,5 |
4,5 |
Fuente: OECD, datos de PISA 2009.
Contra lo que suele suponerse, en cambio, el estatus social de los nativos no es menor en las escuelas donde hay concentración de inmigrantes. Se espera lo contrario porque los inmigrantes tienen estatus social más bajo que los nativos, suelen vivir en barrios también de menor estatus y, además, los nativos que huyen de la concentración son los de estatus más alto. Sin embargo, en PISA 2009 no se ve nada de esto. Ocurre más bien que los padres inmigrantes de alumnos de 15 años tienen niveles de estudio semejantes a los padres nativos (véase la Tabla 2), y que en las escuelas con muchos inmigrantes los padres apenas tienen menos estudios que en las otras si se incluyen en la comparación los centros privados y los tienen iguales si se toman sólo los públicos (véase la Tabla 3).[3] Es decir, que ni los inmigrantes muestran atracción por los nativos de estatus bajo, ni los nativos de estatus alto particular repulsión por los inmigrantes.
Tabla 3. Estudios maternos por concentración de inmigrantes y país de origen: centros públicos (%)
País de origen |
||||
Nativo |
Inmigrante |
|||
Concentración de inmigrantes |
Concentración de inmigrantes |
|||
Menos del 30% |
Más del 30% |
Menos del 30% |
Más del 30% |
|
Estudios de la madre |
||||
Primarios |
20,1 |
19,3 |
18,2 |
14,2 |
BE-EGB-ESO |
28,2 |
30,5 |
20,4 |
25,4 |
FP1 |
2,3 |
1,5 |
,9 |
,6 |
Bachiller |
11,0 |
12,8 |
20,5 |
17,2 |
FP2 |
13,3 |
14,0 |
8,6 |
10,6 |
Diploma |
7,5 |
7,7 |
10,0 |
10,0 |
Licenciatura |
14,0 |
10,9 |
17,1 |
17,4 |
Doctorado |
3,6 |
3,2 |
4,3 |
4,6 |
Fuente: OECD, datos de PISA 2009.
Por consiguiente, aunque se dan casos, bien documentados y muy estudiados, en que la llegada de inmigrantes ha desencadenado procesos de formación de escuelas “gueto”, el fenómeno o es muy limitado o se ve compensado con otros de signo contrario. Por desgracia, en España PISA no informa del país de origen de los alumnos inmigrantes, por lo que no podemos averiguar si, por ejemplo, los padres de origen europeo tienen estudios más altos y sus hijos atraen a los alumnos españoles, compensando los bajos estudios de los padres de otros orígenes y la evitación que provocan sus hijos. Lo único que PISA 2009 permite es distinguir a los alumnos inmigrantes según hablen o no español en casa; pero apenas hay diferencias en los estudios de los padres de un grupo –aproximadamente los de origen hispanoamericano– y los del otro.
Concentración y aprendizaje de los alumnos nativos
Pasemos ahora a considerar los efectos de la concentración de inmigrantes sobre el aprendizaje. ¿Cómo influye en el nivel de los alumnos nativos?. La manera más simple de contestar esta pregunta es calcular la correlación entre las dos variables[4]. En PISA 2009 esa correlación resulta cercana a cero, lo que significa que no hay relación. Una manera más matizada es comparar las puntuaciones de los alumnos nativos por intervalos de concentración de inmigrantes. El resultado son diferencias pequeñas y erráticas (tabla 4) Conocer el porcentaje de alumnos inmigrantes no ayuda en nada a predecir la puntuación en PISA de los alumnos nativos.
Tabla 4. Puntuaciones en lectura por concentración de inmigrantes y país de origen
Todos los centros |
Centros públicos |
|||
Nativos |
Inmigrantes |
Nativos |
Inmigrantes |
|
Todos |
487 |
429 |
475 |
423 |
Del 0 al 1% |
488 |
– |
463 |
– |
Del 1% al 5% |
485 |
441 |
474 |
420 |
Del 5% al 10% |
490 |
425 |
480 |
414 |
Del 10% al 20% |
492 |
440 |
487 |
436 |
Del 20% al 30% |
481 |
420 |
475 |
415 |
Del 30% al 40% |
461 |
420 |
462 |
418 |
Del 40% al 75% |
486 |
430 |
478 |
422 |
Fuente: OECD, datos de PISA 2009.
La práctica normal en cualquier investigación empírica sería dejar aquí la indagación, con el resultado de que la concentración de inmigrantes no influye de ningún modo, ni positivo ni negativo, sobre el aprendizaje, al menos cuando se lo mide con las pruebas PISA a los 15 años. Surge, sin embargo, el escrúpulo de que estamos comparando unos pocos centros, los que tienen altas concentraciones de inmigrantes, con el conjunto de los centros de España, cuando deberíamos, en rigor, compararlos con centros sin inmigrantes, pero iguales en todo lo demás. PISA no permite llegar a tanto, pero sí limitar la comparación a centros de la misma titularidad, del mismo tamaño de hábitat y de las mismas Comunidades Autónomas, y hasta con padres del mismo nivel socioeconómico.
Los resultados no cambian por ello. Si, por ejemplo, consideramos sólo los centros públicos, lo que encontramos es una ligera correlación, pero positiva (0,04). Esto significa que las puntuaciones de los alumnos nativos suben a medida que tienen más compañeros venidos de fuera. Son, efectivamente, de 463 puntos cuando no tienen ninguno y de 487 puntos cuando tienen el 20%, como puede verse en la Tabla 4. ¿Acaso hemos encontrado un influjo positivo de los inmigrantes en concentraciones bajas? Antes de decir que sí, recordemos que las concentraciones bajas predominan en los pueblos, como las puntuaciones bajas. Si comparamos ciudades y pueblos por separado, toda relación desaparece tanto en unas como en otros.
¿Qué pasa si hacemos la comparación en cada Comunidad Autónoma? En la mayor parte de ellas no se observa relación entre concentración de inmigrantes y resultados de los alumnos nativos, pero en algunas sí. En concreto, en tres Comunidades Autónomas –Canarias, Castilla-León y Navarra– los alumnos inmigrantes tienen compañeros nativos con puntuaciones superiores al resto. En cambio, en Cataluña, La Rioja y el País Vasco, el influjo es negativo. ¿Cómo interpretar estos resultados? ¿Es creíble que en unas regiones los alumnos inmigrantes perjudiquen el aprendizaje de sus compañeros nativos, pero que en otros lo favorezcan? ¿A qué podrían deberse estas diferencias? Todo indica que a la casualidad. En PISA 2006 también hay algunas Comunidades Autónomas con efectos distintos de cero, pero no son las mismas que en 2009.
En fin, el análisis detenido y minucioso de los datos PISA 2009,[5] deja poco lugar para afirmar la existencia de un “efecto compañeros” negativo de los inmigrantes. Al no detectar diferencias, este mismo análisis indica que tampoco hay procesos de segregación escolar que bajen el nivel académico de los compañeros nativos de alumnos inmigrantes. Los nativos con hijos de alto nivel académico no evitan los centros con muchos inmigrantes más que los otros.
Concentración y aprendizaje de los inmigrantes
Los mismos datos PISA 2009, con una muestra de unos 2.200 inmigrantes, permiten estimar que tampoco su concentración influye en sus resultados. Contemplando por intervalos la relación, es francamente difícil discernir en ella pauta alguna (Tabla 4: todos los centros). Los cálculos estadísticos, sin embargo, nos dicen que hay una relación pequeña y negativa entre puntuaciones y concentración en las escuelas. Una relación que se hace más pequeña todavía cuando se la considera por tipo de centro (Tabla 4: centros públicos), hábitat y rasgos socioeconómicos de los padres, y que desaparece totalmente cuando, además, se tiene en cuenta el estatus social medio de sus compañeros.
Esto último nos viene muy bien como punto final de esta exposición. Aparece ahí, en efecto, el otro tipo de “efecto compañeros”, el efecto positivo que produce mezclarse con alumnos mejores. Según PISA 2009, también éste es ínfimo, si es que existe.
Conclusiones: El análisis de los datos de PISA 2009 no avala la enorme preocupación de los padres, los profesores, la opinión y los poderes públicos por la concentración de alumnos inmigrantes en ciertos centros escolares, al menos en lo que se refiere al desarrollo de competencias generales como las que miden las pruebas PISA. No hay efecto, ni malo ni bueno, de los inmigrantes sobre la adquisición de competencias por sus compañeros nativos, que en todo caso son únicamente el 4% de la población escolar. En lo que se refiere a los alumnos inmigrantes, el efecto se ejercería sobre más (un 25% de ellos, aproximadamente) pero es muy improbable que sea real, y si lo fuera su magnitud sería muy pequeña.
¿Carece, entonces, de fundamento la alarma provocada por lo que a veces se llaman “escuelas gueto”? No podemos afirmar tanto. Por un lado, las escuelas son mucho más que productoras de “competencias”. Es posible, por ejemplo, que la llegada de inmigrantes retrase el aprendizaje de las materias concretas, pero sin afectar a las competencias de tipo general. Por ejemplo, la ignorancia del dativo ético, del número de Avogadro o del teorema de Pitágoras no puede detectarse con pruebas como las de PISA. O, por poner otro ejemplo, podría ser cierto que, ignorantes de ciertos usos y costumbres locales, los inmigrantes agudizan los problemas de convivencia y disciplina, pero esto tampoco deja rastro en PISA. Cosas así bastarían para explicar la inquietud ante la concentración escolar de los hijos de inmigrantes, aun cuando las competencias no se vieran afectadas.
Esto, por un lado: el lado que podríamos llamar malo. Por otro lado, seguramente el bueno, los datos PISA minimizan las presuntas consecuencias de ese presunto malestar. Además de no mostrar efectos de la concentración de inmigrantes en el aprendizaje, tampoco muestran indicios de huída o evitación por los nativos con mejores resultados escolares o con más estatus social. Si es verdad que los padres nativos, o los inmigrantes, evitan los centros con muchos inmigrantes, no lo hacen más los de mayor estatus social ni los que tienen hijos con mayor nivel académico.
Los datos expuestos en este trabajo resultan alentadores para las administraciones educativas, que tienen un problema menos o, por lo menos, menor. Resultan halagadores para los padres, que no parecen haber creído mucho a los sociólogos y antropólogos que les advertían del efecto negativo de escolarizar a sus hijos con inmigrantes. Son mucho menos halagüeños para los sociólogos y antropólogos que se han precipitado a dar por real lo que sus teorías anticipaban y para los muchos profesores y sindicalistas que tanto han confiado en sociólogos y antropólogos.
Julio Carabaña
Catedrático de Sociología, Universidad Complutense de Madrid
[1] PISA es un estudio coordinado por la OECD que examina las competencias académicas de los alumnos de 15 años mediante pruebas y sus condiciones sociales y escolares con cuestionarios. En 2009 participaron más de 60 países.
[2] Julio Carabaña y Claudia Córdoba (2009), La incorporación de estudiantes inmigrantes en la escuela andaluza y sus efectos en la elección de centro, CEA, Sevilla.
[3] Tomamos los estudios de las madres porque los alumnos los conocen mejor que los de los padres.
[4] El coeficiente de correlación mide la intensidad de una relación. Es igual a 1 si basta con conocer los valores de una variable se pueden predecir los de la otra; toma valores tanto menores que 1 cuanto más inexacta es la es predicción; es igual a cero si los valores de una variable no ayudan en nada a estimar los de la otra.
[5] Los detalles técnicos pueden verse en Julio Carabaña (2012), “El (no) efecto de la concentración de inmigrantes sobre las competencias PISA”, www.ucm.es/info/socio6ed.