Tema: Entre los diferentes factores que han impulsado al alza al precio del petróleo en los últimos meses hay que destacar sin duda el fuerte tirón de la demanda provocado por el extraordinario auge económico de China. Así, cabe esperar que la desaceleración en curso del crecimiento del gigante asiático presione a la baja ese precio durante el segundo semestre de 2004. Sin embargo, con independencia de la coyuntura, el feroz apetito de energía, y singularmente de petróleo, de ese país va a convertir seguramente a China en un factor esencial de las cotizaciones del crudo de aquí a pocos años.
Resumen: Este análisis aborda tres cuestiones. En primer lugar, valora hasta qué punto el fuerte incremento de los precios del petróleo que se ha registrado en el último año se ha debido al extraordinario auge económico de China. En segundo término, sugiere que la desaceleración en curso del crecimiento del gigante asiático contribuirá seguramente a hacer descender las cotizaciones del crudo durante el segundo semestre de 2004. Finalmente, señala que el creciente peso de China en la economía mundial, aunado a su dinamismo, van a ser factores cada vez más determinantes del precio del petróleo en los próximos años.
Análisis: Como es bien conocido, el reciente aumento del precio del petróleo, que llegó a rondar los 42 dólares por barril a finales del pasado mes de mayo, se ha achacado a diversos factores: una fuerte especulación, de carácter autosostenido, en el mercado de derivados financieros (futuros), el temor a más atentados terroristas contra las instalaciones energéticas de Arabia Saudí e Irak, los cuellos de botella en el mercado estadounidense, que está muy fragmentado por la diversidad de regulaciones medioambientales en los diferentes Estados, y el auge de las economías emergentes (y en particular en China y la India), entre otros. El aumento del precio por barril ha sido notable, pues ha pasado de 20 dólares en diciembre de 2001 a 30 dólares en enero de 2004 y a 40 dólares en mayo de 2004, un nivel desconocido, en dólares corrientes, desde 1990.
Los expertos debaten todavía hasta qué punto ese incremento del precio es un fenómeno debido a la pura especulación, a la incertidumbre geopolítica (incluidos los ataques terroristas) en Oriente Medio o a un fuerte incremento de la demanda mundial, especialmente de la originada en Asia. En particular, se ha señalado, por ejemplo en la prestigiosa revista The Economist, que la influencia en los precios del auge económico de China ha sido sobrevalorada, a la vista de que su demanda de petróleo palidece respecto de la de EEUU (el consumo de petróleo en China fue en 2003 de 5,5 millones de barriles al día, o mbd, frente a los 20 millones de mbd de EEUU, mientras que sus importaciones netas de crudo fueron de 2 mbd, menores que las de Corea del Sur o Alemania y, claro está, que las de Japón y EEUU, que son los cuatro mayores importadores mundiales).
El impacto del auge de China en el mercado de petróleo
Si bien es cierto que China es todavía un actor relativamente modesto en el mercado mundial, conviene tener en cuenta varios aspectos novedosos. En primer lugar, en 2003 China se convirtió en el segundo mayor consumidor mundial de petróleo, por delante de Japón (5,3 mbd). En segundo lugar, el crecimiento de su consumo en los últimos años ha sido espectacular, al pasar de 4,7 mbd en 2001 a 5,5 mbd en 2003. Ese incremento de 0,8 mbd equivale casi a la mitad del aumento del consumo mundial del petróleo, que pasó de 76,8 mbd en 2001 a 78,6 mbd en 2003. En tercer lugar, el consumo de China aumentó el 11,1% en 2003, casi seis veces más rápido que el del conjunto del mundo (2,1%). Finalmente, China, que era exportador neto de petróleo en un año no tan lejano como 1993, importó crudo en 2003 en una cuantía que rondó los 2 mbd o 91 millones de toneladas, un 30% más que en 2002. El aumento de las importaciones chinas supuso el 60% del aumento de las importaciones mundiales durante el año pasado.
Así, China ha supuesto casi la mitad del aumento del consumo mundial de petróleo entre 2001 y 2003 y el 60% del incremento de las importaciones mundiales de crudo en 2003. Si consideramos un periodo más largo, durante el último decenio China ha duplicado su consumo de petróleo mientras que su producción interna ha crecido apenas un 20%. Así, su dependencia respecto del petróleo importado ha aumentado de manera considerable.
Los factores del fuerte aumento del consumo de petróleo son diversos. Además del rápido crecimiento del PIB, cabe señalar el aumento del número de automóviles (que pasó de 16 millones de unidades en 2000 a 20 millones en 2003), el auge de la industria pesada muy intensiva en energía (acero, aluminio, plásticos, etc.), la escasez de electricidad en algunas regiones (que ha hecho que empresas y particulares hayan instalado generadores diesel para evitar interrupciones en el suministro de energía) y el inicio, por parte de las autoridades, de la creación de una reserva estratégica de crudo.
La desaceleración china y el mercado del petróleo
Para los países importadores netos de petróleo, la buena noticia es que la desaceleración en el crecimiento del PIB chino prevista para este año puede hacer cambiar la tendencia de los precios del crudo. Aunque esa desaceleración no es todavía perceptible, puesto que el PIB chino, tras aumentar el 9,1% en 2003, creció a una tasa interanual del 9,8% en los primeros cuatro meses del año (y su consumo de petróleo aumentó nada menos que el 33%), todo hace pensar que el crecimiento del PIB se hará más lento este año. La razón principal es que las autoridades, tras el extraordinario auge de 2003, desean una expansión más sostenida, para lo que llevan meses tomando iniciativas para frenar la “burbuja” inversora registrada en 2003. Con tal fin, están adoptando medidas para enfriar la economía, entre las que destaca el control de los préstamos bancarios a los sectores con exceso de capacidad, como son algunos muy intensivos en petróleo (aluminio, automóviles, etc.).
Esto podría frenar sustancialmente la demanda china de petróleo, pero tal cosa no es segura, según los especialistas. Las estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), en su Oil Market Report de mayo, prevén una demanda de 6,2 mbd en 2004, esto es, 0,7 mbd más que en 2003, lo que supondría el 35% del incremento previsto en la demanda mundial, que pasará, según las proyecciones de la AIE, de 78,6 mbd en 2003 a 80,6 mbd en 2004. Sin embargo, la AIE no descarta un incremento de la demanda china de hasta 1 mbd, lo que podría suponer nada menos que la mitad del incremento previsto de la demanda mundial.
La AIE argumenta que el crecimiento del PIB en China en 2004 no será muy inferior al de 2003 y que, además, las medidas recientes adoptadas por las autoridades para enfriar el crecimiento “no supondrán un crecimiento significativamente menor de la demanda de petróleo”. Las razones que enumera la AIE son la persistente escasez de electricidad, el creciente parque automovilístico y el incremento de producción en la industria petroquímica y de plásticos, factores todos ellos que son estructurales y, por tanto, difíciles de modificar con medidas coyunturales. No obstante, ambos argumentos pueden ser discutidos. El crecimiento del PIB sí podría ser sustancialmente menor (quizá dos puntos menos que el 9,1% de 2003) y las medidas de enfriamiento incluyen la restricción de las inversiones en sectores muy intensivos en energía, como los de industria pesada y de fabricación de automóviles.
Si el crecimiento del PIB es bastante menor en 2004 que en 2003 y si ese enfriamiento se manifiesta en una incluso mayor desaceleración de los sectores intensivos en petróleo, escenarios ambos que no cabe descartar en absoluto, el incremento de la demanda de petróleo será igualmente menor. Si a ese factor sumamos el aumento de la producción de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y la posible contención de los ataques terroristas en los países del Golfo Pérsico, el efecto podría ser notable sobre los precios. Algunas estimaciones sitúan el precio por barril en 25 dólares a finales de año.
La creciente importancia de China en el medio y largo plazo
Aunque el impacto de China en el mercado del petróleo en 2002-2004 sea coyuntural (auge seguido de desaceleración), existen factores estructurales que permiten prever que el gigante asiático se convertirá en un elemento determinante de ese mercado en los próximos años. Según el escenario básico del Institute of Energy Economics of Japan (IEEJ), el PIB chino crecerá a una tasa anual media del 7,2% en 2000-2020, frente al 9,7% registrado en 1980-2000. Con arreglo a ese escenario, cabe esperar dos importantes implicaciones.
En primer lugar, la motorización de la sociedad china continuará a fuerte ritmo, incluso si el crecimiento medio del PIB se hace más lento, como consecuencia de una urbanización imparable. El número de automóviles pasará de 16 millones en 2000 a 120 millones en 2020. A efectos de comparación, ese número aumentará de 240 a 300 millones en América del Norte y de 240 a 320 millones en los países europeos miembros de la OCDE. Es más, el IIEJ no descarta un escenario en el que esa cifra podría alcanzar nada menos que 160 millones de unidades, esto es, una cifra que será diez veces mayor que la registrada en 2000. Si en apenas cuatro lustros China multiplica por diez su parque de automóviles, el impacto sobre su demanda de gasolina será más que notable.
En segundo lugar, como la base energética china es todavía muy dependiente del carbón (que representó en 2000 el 70% de la demanda de energía primaria), es de esperar una política de diversificación hacia otras fuentes de energía. En 2020, el peso del carbón bajará al 56% y la proporción del petróleo será del 29% (frente al 24% registrado en 2000). La mayor dependencia con respecto al petróleo es un mal menor para China, puesto que el carbón que consume es particularmente contaminante y los problemas medioambientales que padece el país son, como es sabido, severos.
Además, hay que tener en cuenta que en 2003 el gobierno chino empezó a crear una reserva estratégica de crudo, que podría alcanzar los 10 millones de toneladas en 2005 y los 22 millones en 2010. Aunque las autoridades han señalado ya que lo harán de forma progresiva y sin compras masivas, para evitar sobresaltos en el mercado mundial, tal cosa seguramente aumentará la demanda china de petróleo, incluso si el crecimiento económico se desacelera.
Así, las estimaciones del IIEJ prevén que el consumo chino de petróleo pasará de 250 millones de toneladas en 2003 a 366 millones en 2010 y a 600 millones en 2020. Así, mientras que el consumo mundial de petróleo se multiplicará por 1,5 entre 2000 y 2020, el consumo chino de crudo prácticamente se triplicará. China supondrá casi una cuarta parte del incremento del consumo mundial, más que la parte atribuible a los países de la OCDE.
Las importaciones chinas se duplicarán, hasta alcanzar los 190 millones de toneladas, de aquí al 2010 y podrían llegar nada menos que a 446 millones en 2020, el doble de las importaciones actuales de Japón y casi tanto como las importaciones actuales de EEUU.
Como la producción interior (estimada en 170 millones de toneladas en 2003) crecerá bastante menos que la demanda hasta 2010 (176 millones) y luego disminuirá hasta 146 millones en 2020, la parte del consumo abastecida con importaciones aumentará de manera sustancial: 33% en 2003, 52% en 2010 y 75% en 2020.
Esa creciente dependencia del petróleo importado explica la estrategia seguida por el gobierno en los últimos años. Por una parte, las autoridades intentan diversificar geográficamente los países suministradores, mediante inversiones en el extranjero (Argelia, Gabón, Sudán, etc.), acercamiento a los países de Asia Central ricos en recursos energéticos, etc. Por otra parte, están ya creando una reserva estratégica, que no será tan importante, en términos relativos, como la de Japón (que carece de recursos energéticos) ni, por supuesto, como la de EEUU, pero que puede ser considerable.
Finalmente, China está dando los primeros pasos para ahorrar y conservar energía y para fomentar la producción interna. El consumo primario de petróleo por unidad de PIB es todavía más del doble del vigente en los países de la OCDE. La valorización de los recursos petrolíferos de la región occidental de Xinjiang, mediante el aprovechamiento de oleoductos entre Shanshan y Urumchi (región de Xinjiang) y Lanzhou (provincia de Gansu), es un intento para potenciar la producción interna, pero es posible que sólo funcione a medio plazo y que el país deba recurrir cada vez más a la importación desde Kazajstán y Siberia.
Conclusiones: Aunque existe debate sobre cuáles son las causas principales del reciente aumento de los precios del petróleo en el mercado internacional, no cabe duda que el extraordinario auge económico de China ha desempeñado un papel singularmente importante. Ese auge se ha manifestado en el país asiático en un aumento del parque de automóviles, en un fuerte crecimiento de la industria pesada y en una escasez crónica de electricidad. Además, en 2003 el gobierno chino, preocupado por la creciente dependencia con respecto a las importaciones de petróleo, empezó a crear una reserva estratégica de crudo, lo que puede haber influido igualmente en el crecimiento de la demanda china.
Es muy posible que la desaceleración en curso de la economía china culmine a finales de año con una tasa de crecimiento del PIB sustancialmente inferior a la de 2003. Además, puesto que las medidas de enfriamiento adoptadas por las autoridades incluyen controles sobre la inversión en industria pesada y fabricación de automóviles, es igualmente posible que el menor crecimiento de la demanda china de crudo se manifieste en una tendencia a la baja de los precios del crudo en el mercado internacional, siempre, claro está, que la OPEP mantenga el aumento de producción y que no se produzcan atentados terroristas de gran alcance en las instalaciones energéticas de Arabia Saudí e Irak. Por tanto, no cabe descartar que la desaceleración china acabe por tener un efecto secundario positivo para los países desarrollados.
Además, quizá lo más destacado de la importancia de China en el mercado mundial de petróleo sea la incidencia del gigante asiático en el medio y el largo plazo. Incluso si el crecimiento del PIB chino es menor, de aquí al año 2020, de lo que fue en los dos últimos decenios del siglo XX, la creciente motorización (el parque de automóviles puede multiplicarse por diez en cuatro lustros) y la diversificación energética (necesaria, dados los inconvenientes del actual uso masivo de carbón), harán que el consumo chino de petróleo pueda alcanzar los 600 millones de toneladas en 2020. China supondrá presumiblemente una proporción del aumento del consumo mundial que será mayor que la del conjunto de los países de la OCDE. Por añadidura, como la producción interna de crudo en China está sujeta a importantes límites a medio plazo, las importaciones de petróleo del país podrían alcanzar en ese año los 450 millones de toneladas.
Por consiguiente, China, más allá de la coyuntura de los últimos años y de 2004, se está convirtiendo en un factor trascendental en el mercado mundial del petróleo.
Pablo Bustelo
Investigador principal (Asia-Pacífico) del Real Instituto Elcano y Profesor titular de Economía Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid